Bemol sostenido

- Alonso Arreola - Sunday, 24 Nov 2019 08:02 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
“Minimal Pieces”, composición de apertura del álbum 'Ephemeral Certainties', es una presentación formal y extensa del Imagery Converter, cuarteto del pianista Javier Red, talentoso mexicano avecindado en Chicago desde el año 2015.

La efímera certeza de Javier Red

 

“Minimal Pieces”, composición de apertura del álbum Ephemeral Certainties, es una presentación formal y extensa del Imagery Converter, cuarteto del pianista Javier Red, talentoso mexicano avecindado en Chicago desde el año 2015. Más de once minutos y medio sirven para establecer que el nivel compositivo e interpretativo en los ocho tracks que lo integran será de altos vuelos. Junto a él suenan el enorme saxofonista tenor Jake Wark; el rumboso contrabajista Ben Dillinger y el muy imaginativo y dúctil baterista –también mexicano– Gustavo Cortiñas.

“Minimal Expansion”, el segundo paso del recorrido, es franco al dar una cara que va alejándose de los cánones del jazz moderno y la vanguardia para dejarnos ante una obra personal, con sentido y estilo propios. Suenan ecos de Michael Formanek, Tim Berne y Uri Caine, pero también de México, de la física y la matemática, de gustos y demonios ignotos. “Recognizable Elements”, la tercera pieza, comienza con un quisquilloso contrapunto entre bajo y saxofón cuyo motivo se desarrolla elegantemente durante su recorrido. Allí, una vez más, disfrutamos del bagaje de Wark, quien sopla en lo dorado pasando por todas las épocas del instrumento. Llegado al solo de piano, Javier razona con la misma licuadora, claramente interesado en grietas y fracturas que aporten sorpresa al discurso clásico del género.

Escuchando “Stretched Particle” entendemos el porqué de que la disquera que cobija a Red, Delmark Records, lo relacione con el gran Lennie Tristano y de que se entusiasme señalando la complejidad que alcanza el conjunto. Expandiendo su ostinato de inicio, el desempeño dinámico es encomiable y congruente con un título que nos hace pensar en la mecánica cuántica. Su melodía tiene peso y deja estela; el solo de Cortiñas que la concluye en batería sobre otra cama de clavos, además, entusiasma y nos recuerda la intrínseca latinidad de él y Javier.

“Suspension”, quinta composición, actúa en forma literal: cancela la fuerza de gravedad creada hasta el momento con una larga y bella introducción pianística de corte impresionista, alcanzando una reflexión más poética y etérea. En ella, pese a ser una balada, se potencia esa cualidad de Red que nos hace sentir la superposición de capas con lógicas tan dispares como complementarias. En “Balancing Fragments” priman los engranajes entre batería, contrabajo y saxofón mientras el piano se deja sentir con ráfagas de viento, gotas de lluvia, sutilezas varias que se cuelan por raros entresijos polimétricos (a veces relacionados con estéticas como la de Nik Bartsch). En este punto pensamos en la humildad de Red, quien parece haber compuesto un disco más para sus compañeros que para sí mismo. Está claro que los cobija y libera pues valora aportaciones que elevan su juicio propio. El solo de bajo es inevitablemente expresivo tras las virtuosas aportaciones del piano cuando despierta y marca territorio. “Cycles”, la séptima composición, presenta una melodía que, como casi todas en este álbum, parte de esqueletos rítmicos ejecutados con obsesivas circunvalaciones. Subraya así –sospechamos– el gusto por la “epistemología” de un líder que transforma su curiosidad en búsquedas donde no parece sobrar nada. Allí que tras la certeza venga la efímera disolución del deshielo.

Para cerrar, “Saturation” exhibe uno de los mejores temas trabados del disco. Entreverándose, pisándose los pies en una danza que parece celebrar al movimiento, el grupo es doble dúo que enciende breves solos de piano y saxofón en una despedida que abrevia la tesis de inicio, aprovechando descaradamente las capacidades técnicas, los riesgos y el juego perenne que los músicos están dispuestos a prolongar, por lo que atípica y atinadamente concluye en un fade out.

Concebido y grabado en Chicago, este conjunto de certezas efímeras le adornará el aire con inteligencia y fineza, lectora, lector, así que búsquelo y encuentre así a su responsable, Javier Red, quien merece un aplauso sonoroso. Buen domingo. Buena semana. Buenos sonidos.

 

 

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