“Música”: una palabra y mil significados

- José Rivera Guadarrama - Saturday, 04 Apr 2020 18:11 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
He aquí un cuidadoso y ágil acercamiento al concepto y significado de la palabra música en momentos clave de la historia de la humanidad; sus vertientes, definiciones, usos y modos de ser y concebirse ponen en evidencia rasgos esenciales de las diferentes culturas y su concepción del mundo... y pensar que todo empezó con una mano golpeando casi cualquier cosa parecida a un tambor.

Cuando le preguntaban al trompetista Dizzy Gillespie cuál sería el futuro del jazz, solía contestar, con un humor amigable y característico, que llegaría el momento en que esa forma de hacer música volvería al punto en el que todo comenzó: a cuando el ser humano golpeaba un tambor.

Es bien sabido que en las academias musicales se dice que el significado de “música” es “el arte del bien combinar los sonidos, el silencio y los tiempos”, luego de lo cual comienzan las enseñanzas de solfeo, así como prácticas con los instrumentos, hasta llegar a la interpretación de sencillas o complicadas piezas. A partir de ahí, alguien puede considerarse “músico”.

Sin embargo, Gillespie no se refería a eso. Al contrario: está dirigiéndose al origen de todo. Incluso, su respuesta abarca toda la historia humana. Golpear puede significar un acto de defensa, de alegría, nerviosismo, confusión, de relajamiento, de ataque, etcétera. Por lo tanto, y al mismo tiempo, la respuesta de aquel jazzista nos lleva a buscar el origen y significado de música. Aunque, a decir verdad, el intento de una definición exacta es complejo y problemático.

Para ubicar un poco el problema, tomemos el concepto desde el punto de vista de Occidente. Podemos notar que la palabra música es de origen griego, mousiké, y muchos teóricos coinciden en que se deriva del vocablo musa, como recuerdo del coro de las nueve musas, hijas de Zeus y Mnemósine. De manera que, en la mitología griega, aquellas musas serían las encargadas de conservar y cuidar las artes y las ciencias.

“La de agradable genio”

En literatura también están presentes las ninfas: “Canta, oh diosa, la cólera funesta del Pélida Aquiles, que causó innumerables dolores a los aqueos.” Así comienza la Ilíada, de Homero, con una invocación a una deidad femenina. Esto quiere decir que la inspiración era, al mismo tiempo, una forma de solicitud divina, una manera de solicitarles favores.

Enumerándolas, aquellas divinidades inspiradoras son nueve. Melpómene es de la tragedia; Talía, inspira la comedia; Calíope, la poesía épica; Terpsícore, en poesía ligera y danza; Erato, lírica coral; Polimnia, alienta la pantomima; Clío, la historia; Urania, la astronomía.

La más importante, para este caso, es Euterpe, la ninfa de la música. Su nombre significa “la muy agradable”, “la de agradable genio”, “la de buen ánimo”. Más allá de estos significados, no se dice mucho respecto a sus cualidades o aportaciones dentro del ámbito en el que se le coloca.

Sin embargo, apelar a esos relatos mitológicos no es suficiente para abarcar la respuesta de Dizzy Gillespie, sobre todo porque, antes de Grecia,
existieron otras culturas importantes que influyeron de manera decisiva en el desarrollo y en el auge de la sociedad helénica. No se pretende negar el momento histórico o geográfico de Grecia, sino de retomar la importancia cultural del desarrollo histórico de la música como tal, el conjunto de los acontecimientos que la constituyen.

Desde hace más de 50 mil años ya existía lo que ahora conocemos como música. Se tienen registros científicos que indican que hacia el año cincuenta mil ac, el homo sapiens empezó a componer ritmos, quizá como una forma de articulación de lenguaje, incluso tal vez como una forma de preservar la vida, o de darle sentido a su existencia. Esto quiere decir que la música siempre ha estado ahí, incluso antes de haber sido nombrada de esta manera, antes de cualquier idioma. No cabe duda de que forma parte del desarrollo humano y va a la par de las civilizaciones en su conjunto.

Notas desde Arabia y China

Es indispensable mencionar que los árabes preislámicos empleaban el término genérico guiná para referirse a la música o canción (cfr. h. Touma: La musique arabe, Buchet-Chastel, París, 1977). Para ellos no había una diferenciación de ambos términos, pues guiná los englobaba,
mientras que los habitantes e importantes fundadores de las cuencas del Tigris y el Éufrates en Mesopotamia, la actual Irak; del Nilo, en Egipto; del Indo, en el Punjab, la actual Pakistán; del Río Amarillo, en China, fueron los primeros en crear, fomentar y utilizar muchas cosas como metales, carros con ruedas, astronomía, matemáticas, escritura, aritmética, pero, sobre todo, también crearon música.

El problema es que parte de esas regiones fueron destruidas por cataclismos hacia el año 3 mil 500, sobre todo en Mesopotamia. Es probable que su extinción haya sido provocada por inundaciones catastróficas generadas por los grandes ríos y las crecidas de sus afluentes. La historia tiene registros importantes de que muchas ciudades enteras fueron asoladas, con su habitantes y tesoros.

Por fortuna, gracias a las exploraciones y excavaciones en aquellas regiones se han encontrado instrumentos de música, escritos y esculturas, entre otros datos importantes. Esos vestigios son testimonio de civilizaciones que indican que, sin duda, la música debía tener ya una larga historia al momento de aquellos cataclismos.

Para ilustrar otros casos, en China, se dice que alrededor del año 2 mil 900 ac, el sabio Ling-luen inventó la teoría musical oriental, que perdura hasta nuestros días. Creó la gama china cortando unas cañas de longitudes bien calculadas, y soplando en ellas, de manera que el sonido de la primera caña correspondía al murmullo del río Amarillo; los sonidos de las otras cañas semejaban a las notas que entonces cantaron dos fénix, aquellas aves legendarias.

¿Qué vocablo utilizaban en Oriente para referirse a la música? Esa antigua cultura, rica en tradiciones, desde tiempos remotos a la fecha emplea la palabra Yinyue. Este término designa algo equivalente a música. Así, Yinyue puede significar varias cosas, por ejemplo “sonido alegre”, “sonido placentero”. Mientras que, Yinyuejia, designa a la persona, al ejecutante de instrumentos.

Buda, Krishna y Samuel, creadores y fundadores

Por otro lado, se cuenta que en la mitología de India, alrededor del año 6 mil ac, era el dios Shiva quien enseñaba música a los humanos. Así, Krishna tocaba la flauta y Buda la vina, antiguo instrumento de cuerdas del que derivarían todos los demás de ese estilo, como el arpa y la cítara, hasta llegar a la guitarra como la conocemos ahora.

Además, la Biblia está llena de música. Es a Samuel a quien ahí se le atribuye la fundación de una escuela de profetas y de músicos. Esto fue, de acuerdo al texto, en el año mil ac.

En Asur, en la ribera del Tigris y en Babilonia, a orillas del Éufrates, donde los humanos quisieron construir la torre de Babel, los músicos eran más venerados que los sabios, sólo después de reyes y dioses. Incluso, en las matanzas derivadas de las conquistas, los asirios siempre perdonaron la vida a los músicos, a quienes se llevaban con el botín. Y se cuenta que un rico babilonio tenía una orquesta de 150 mujeres, cantantes e instrumentistas.

In xóchitl in cuícatl

Las comarcas de Europa tardaron más tiempo en descubrir la música. Fue en Grecia por donde se introdujo. La música llegó a los griegos, sin duda, desde la remota Mesopotamia, desde la lejana Asia Menor, del antiguo Egipto. Según la leyenda, Olimpo, a quien los griegos deben su cultura musical, era frigio, pueblo del Asia Menor. Otro héroe mitológico es Orfeo, quien llegó de Tracia, la actual Bulgaria, como Dioniso.

Los grandes filósofos de la Grecia antigua hablaron de música. Sin embargo, lo hicieron retomando lo que los chinos dijeron antes que ellos: que la música desempeña un papel importante en nuestra vida y que es indispensable estudiarla, amarla y protegerla; que se deben respetar sus reglas, porque la música ejerce una gran influencia sobre la política y la prosperidad de la nación.

Para el caso de América, en las sociedades prehispánicas, el término era distinto. En su Historia de la literatura náhuatl, Ángel María Garibay repetía que “los textos en verso se entonaban acompañados de instrumentos”, y que “algunos alumnos del calmécac, dedicaban su vida al estudio de los códices y a la composición de la flor y canto: in cuícatl in xóchitl”. Es decir, flor y canto era el nombre con que se designaba una obra artística melódica y literaria: un texto en verso acompañado por instrumentos y compuesto para ser entonado.

Esto quiere decir que “el término con que se designa al poema en lengua mexica es de contenido musical. Cuicatl es el vocablo más común y su representación gráfica era la voluta de la palabra adornada con flores, como si dijera palabra florecida. No significa poema, sino “música con palabras”, apunta Garibay. Miguel León Portilla, anota que “los cuicapicqueh son los ‘forjadores de cantos’.” “Los cuícatl estaban relacionados con formas de acompañamiento musical. Para tal efecto, se utilizaban instrumentos como cañas, caracoles, sonajas, entre otros.” Eran instrumentos de percusión. No existían instrumentos de cuerda.

Lo curioso es que los historiadores de las culturas mesoamericanas, los antropólogos, etnomusicólogos, lingüistas, etcétera, no nos dicen ni una sola palabra del término “música”. No sabemos cómo se referían a ella nuestros precursores. Queda la duda.

Es posible señalar algunas otras funciones
de la música. Desde las culturas primitivas hasta la época actual, ha sido utilizada con fines bélicos, religiosos, terapéuticos, lúdicos, incluso eróticos, entre muchos otros. Es por ello que, para Theodor Adorno, “la música es semejante al lenguaje en tanto que sucesión temporal de sonidos articulados, que son más que mero sonido. Dicen algo, a menudo algo humano”.

Cuando escuchamos música, cuando alguien compone música, cuando alguien toca música, no tiene por fuerza que ser compleja o virtuosa. Guiados por Gillespie y todo lo anterior, la palabra “música” puede referirse simplemente al acto de percutir cualquier cosa. Como golpear un tambor. Un acto, sin duda, profundamente humano.

 

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