Del gospel al rock & roll

- - Sunday, 31 May 2020 07:23 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
Hitos básicos de la trayectoria de 'Little Richard'.

Salvo a sus familiares, por supuesto, el nombre Richard Wayne Penniman no le dice nada a nadie, lo cual se debe a que el nacido en Macon, Georgia, a principios de diciembre de 1932, cambió para siempre el nombre con el que quiso ser conocido por el de Little Richard –el Pequeño Ricardo o Ricardito, según el gusto de cada quien–, y es a él, cantante de gospel desde su infancia, a quien su madre enseñó a tocar el piano sin saber en aquel momento, ni ella ni él, que así comenzaría la ruta sonora que condujo a ese Pequeño a la invención del rock & roll, nada menos.

Cuesta pensar en que alguien medianamente expuesto a la información masiva, del tipo que sea, y lo mismo cualquiera que suela escuchar música –es decir, miles de millones de personas en el mundo, a lo largo de años y décadas–, ignore que hay un ritmo así llamado, rocanrol, y eso significa que esos miles de millones conocen la invención genial de Ricardito, aunque de él sepan poco o nada, jamás lo hayan escuchado o su nombre les haya pasado de noche.

Por eso, a manera de mínimo breviario, van a continuación los hitos básicos de su trayectoria:

 

1947. Comienza a tocar y cantar de manera
regular –es decir, ya no más en antros o esquinas callejeras– en un bar llamado Tick Tock.

1951. Como premio en un concurso celebrado en su estado natal, graba sus primeros sencillos, sin mayor éxito.

1953. Funda The Upsetters, su primera banda, con la que también graba al año siguiente, de nuevo sin relevancia.

1954. Compone y, de manera inesperada y con resultados estratosféricos, la mítica pieza “Tutti Frutti”, pilar indiscutible de lo que más tarde sería conocido como rocanrol.

1957. En plena fama y por motivos extramusicales, se retira de los escenarios casi por completo y aprovecha para estudiar teología y volverse ministro pentecostal.

1962. De regreso a un estrellato que sólo aguardaba a que él reclamase su sitio, lleva a cabo una gira en el Reino Unido, donde los Rolling Stones y los Beatles, para no ir más lejos, literalmente le rinden una muy merecida pleitesía.

 

No es poco lo que resta por decir en una biografía como la de Little Richard, repleta de ascensos y descensos vitales, presencia de censuradores religiosos y de todo tipo que se consideraban con derecho a meterse en sus asuntos, largos períodos de “vida disipada” y retornos al redil, pero lo cierto es que vale más no tanto leer sobre él, sino escucharlo. Puede comenzar con la referida “Tutti Frutti” o bien esa otra maravilla titulada “Long Tall Sally”. Si al escucharla no se le mueve, aun involuntariamente, al menos un pie o un dedo, será señal inequívoca de que usted quizá está más muerto que el Pequeño Ricardo.

 

Versión PDF