Biblioteca fantasma

- Eve Gil - Sunday, 05 Jul 2020 07:33 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp

Resistencia antes que genio

 

Siempre he considerado que escribir literatura debería ser una actividad íntima y discreta. Si acaso, contar con un muy selecto grupo de amigos cuyas ideas sean compatibles con las tuyas y leerse unos a otros para enriquecerse recíprocamente con sugerencias bien intencionadas. Algunos no llegamos ni a eso, pero otros están firmemente convencidos de que para alcanzar su propósito deben rodearse de personajes influyentes, que muy probablemente ni siquiera se interesarán en “descubrirte” como escritor. Más o menos de eso va la muy afortunada primera novela de la periodista, editora y feminista estadunidense Karen Dukess, El último libro (Planeta, México, 2020), narrada en primera persona por su protagonista, Eve Rossen, una joven con secretas ambiciones literarias que trabaja para una editorial neoyorquina. Esto le permite convivir con grandes autores, al menos en un plano profesional, y absorber ávidamente todo lo que escucha y ve. No obstante que esto pudiera suponer una enorme ventaja para una escritora novel, las inseguridades de Eve se van apilando junto con el número de manuscritos cruelmente descartados por su jefe, editor senior, que arma genuinas “pachangas” entre su personal con la única finalidad de ridiculizar a quienes aspiran publicar en su prestigiada editorial, leyendo parrafadas en voz alta para provocar un torrente de carcajadas…y Eve parece escuchar la voz de Malcom mofándose de ella cada vez que intenta escribir un relato: “Si algo se necesita para tener éxito como escritor es resistencia, no genio.” Por su parte, otra de las asistentes editoriales opina: “Los que no pueden hacer las cosas se acuestan con los que sí pueden.”

La vida de la asistente editorial trascurre entre Nueva York y su idílico pueblo natal, Truro, hasta cierto punto extensión de su oficina, pues en ese mismo lugar vive un afamado periodista de nombre Henry Grant, con su esposa, una aclamada poeta de nombre Tillie, y de continuo realizan “fiestas literarias”, en particular una que se efectúa anualmente y donde los invitados acuden disfrazados de algún personaje literario. Cuando Eve, que aspira a un merecido ascenso, es ignorada por su veleidoso jefe para incluir a un niño bonito y graduado en una prestigiada universidad que sin embargo no cuenta con el bagaje de la joven, ésta toma un empleo que le ofrece el bragado Henry Grant para auxiliarlo en la escritura de sus memorias. Considera que aquel entorno entre paradisíaco, rural y esnob es mucho más propicio para activar su imaginación e incitarla a escribir, y no se equivoca. Hasta aquí parecería que el resto es previsible. Que Eve deberá elegir entre tres apetecibles pretendientes que son el encantador y bohemio Franny, hijo de su jefe; Jeremy Grand, la gran expectativa de las letras que promete cautivar a las masas con una novela ambientada en una leprosería de Nepal y alguien más que el lector nunca hubiera esperado. Pero la trama dará un giro espectacular, porque en ese ámbito predominan la hipocresía, la ambición desmedida, las relaciones adúlteras y se utiliza a gente frágil como Eve sin el menor escrúpulo. La romántica joven se verá atrapada en una telaraña, víctima de sus pasiones pero también de su ciega admiración, y el golpe que se le atestará al final será tremendo. Y sucederá durante la fiesta anual de disfraces literarios. El efecto Cenicienta se evapora. Los contendientes por la mano de la princesa resultan un fraude, en particular Jeremy y su primera gran novela. La brutal decepción de Eve la lleva a un conato de suicidio poético que opta por no concretar. Ha dependido toda su vida de la idea que los hombres tienen de ella. Ha sido servil y atenida a sus juicios. Eve resuelve hacerse cargo de su propia vida, empezar de cero en una pequeña comunidad que posee lo necesario para ser feliz: una gran librería atendida por una hada bonachona que le hace entender que toda carrera literaria empieza por el deseo de contar una historia. Toda historia esconde una historia paralela: la del escritor que ha dado vida a sus personajes.

 

 

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