Cinexcusas

- Luis Tovar | @luistovars - Sunday, 05 Jul 2020 07:35 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp

Diálogos de la nostalgia

 

-Pues dirán lo que quieran, pero esas frases del tipo “sin salir de casa” y “desde la comodidad de tu hogar” no me gustan ni tantito; desde antes
no me gustaban y ahora menos, por todo lo que implican.

-Y según eso, ¿qué es lo que implican? Para mí no van más allá de lo obvio, o sea que son ganchos publicitarios en los que se ofrece la comodidad como un plus.

Pues sí, eso pareciera, pero si lo piensas tantito y, por decirlo así, das un paso atrás en el razonamiento, lo que tienes que preguntarte
es qué tan válido será considerar esa comodidad como algo tan atractivo, que el hecho de que te la ofrezcan sea la razón que determine lo que decidas hacer o no hacer. En el fondo, lo que te vas a encontrar es eso que por ahí llaman la “teoría del menor esfuerzo”, según la cual, entre más fácil, mejor. Lo que sea. Suena lógico y hasta bonito, ¿verdad?: tú no te muevas, yo te lo llevo; no te canses, sólo baja la aplicación y pídelo a domicilio. Cualquier cosa, lo que necesites, desde lo que vas a comer hoy hasta lo que quieras escuchar, ver o leer, basta con agarrar tu celular o tu lap y puedes tenerlo en cuestión de minutos.

-Y todo eso, de acuerdo con tu postura, ¿es malo de por sí, o cómo? ¿Te tiene que costar trabajo entonces, porque si no te cuesta estás mal o eres una persona peor que quienes no piden las cosas a domicilio o, por ejemplo, quienes no les gusta comprar en línea?

-No, tampoco es que “estés mal”, o que te descalifique o te disminuya éticamente, por decirlo así, pero piénsalo desde el otro lado, no desde lo que se gana sino desde lo que se pierde. Sin ir más lejos, entre lo primero que desaparece, y obviamente no son poca cosa, están la cercanía, el contacto real y los efectos de un acto colectivo.

-De acuerdo, pero tampoco es que se pierdan totalmente; ciertas herramientas tecnológicas están diseñadas precisamente para eso.

-Sí, pero son un simulacro; más o menos efectivo, pero de todos modos simulacro, y por eso otro concepto de los que me ponen los pelos de punta es “virtual”, entendido como lo entendemos hoy. “Virtual” es “no real”, o no del todo, si quieres, pero en cualquier caso, es un sustituto de lo otro. Por mucho zoom y mucha videollamada que tengas y hagas, jamás será lo mismo que ver y estar cara a cara con la otra persona.

-Pues eso sí, definitivamente.

-Por eso te digo. Ahora piénsalo en otras actividades, por ejemplo comer, ir a un concierto, o simplemente al cine.

-Bueno, pero, por ejemplo, ahí tienes precisamente una de las cosas que desde hace ya un buen rato cada vez más personas hacen por su cuenta, solos, cuando mucho con una persona o dos, aunque las frases te choquen, “sin salir de casa” y “desde la comodidad de su hogar”.

-Ya lo sé, pero ¿te digo algo? Para mí es tristísimo que esa forma de ver cine cada vez vaya siendo considerada como “normal”, aceptable sin más ni más. Claro, la pandemia ha hecho que se acentúe, porque ir al cine se convirtió en una imposibilidad. Ahora que la vida vuelva a la normalidad –“nueva”, o como haya que llamarla–, por supuesto que la gente regresará a los cines. De eso no tengo duda, pero de todos modos pienso: ¿el cine en sí no habrá sido herido en algo fundamental? ¿No será que, ahora que se ha demostrado que ir a una sala donde coincidirás con cien o doscientas personas no es estrictamente indispensable, las salas de cine mismas acaban de comenzar su camino a la extinción definitiva?

-Puede que sí, pero más bien ese camino ya lo habían empezado con los videocassetes, los devedés, etcétera.

-Y se habló de la extinción del cine como tal, aunque sabemos que no murió, claro.

-¿Pero entonces tú crees que ahora sí, canto del cisne?

-No lo sé, pero piénsalo: películas, lo que se dice películas, ya no se hacen; ni técnicamente lo son. Y ahora se ven “sin salir de casa”, no en un cine.

-Está para pensarlo.

-Ei.

 

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