La Casa Sosegada

- Javier Sicilia - Sunday, 12 Jul 2020 07:43 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp

El ser y la palabra

 

¿Por qué hay algo en vez de nada?”, se preguntaba Leibnitz. La respuesta conduce a algo que nos sobrepasa y que ha sido nombrado de diversas maneras: Dios, el Totalmente Otro, el Más allá de todo, el impronunciable YHWH, lo Numinoso, el Ser, etcétera. Nadie, dice la tradición judía, puede ver su rostro y vivir. Finkielkraut, siguiendo a Lévinas, lo expresa con uno de los actos más cotidianos: la experiencia del niño ante la oscuridad.

La madre deja al niño en su habitación, lo arropa, apaga la luz y sale. Todo está oscuro, silencioso, vacío. Las cosas que hace unos segundos estaban allí parecen haber sido tragadas por la nada. Repentinamente el niño captura algo: esa inmovilidad está poblada de susurros indistintos e inasibles, que la frase francesa Il y a (“Allí hay”) define. Lo que el niño escucha es la forma anónima de la vida, lo viviente en su más pura desnudez. Allí, donde parecía no haber nada, hay algo incapturable, carente de forma y, en consecuencia, de nombre. El miedo del niño no nace de imágenes monstruosas, sino del terror de que esa cosa, sin contornos visibles, a la vez impersonal y continua, pueda absorberlo, devorarlo. No es el terror a la nada, como ausencia, sino a eso incapturable que está allí y carece de pausa y de desgarradura.

Cuando la madre, respondiendo al terror del niño, regresa y abrazándolo comienza a nombrar algo de esa realidad anónima (“Eso es el viento contra los cristales”; “eso, el crujir de la madera”…), la experiencia pura de lo viviente se vela, expresándose en realidades distintas. El niño allí recupera su identidad: su ser, dice Finkielkraut, “emerge de lo indeterminado y asume un ser que es de nuevo su ser al lado de otros”. Con la presencia y la palabra de la madre, el mundo surge de las tinieblas y disipa en el niño el temor de ese Il y a.

La palabra revela al Ser velándolo o, para decirlo con Heidegger, lo revela al ocultarlo. No es otro el sentido de esa inmensa metáfora de la Creación que abre el libro del Génesis y, con él, la Biblia judeocristiana: Dios crea al mundo mediante la palabra. Es decir, Dios hace posible que algo distinto y, a la vez, semejante a él sea posible, retirándose en ella, de lo contrario, dicen Isaac Luria y Simone Weil, sólo habría Dios. De igual forma que el novelista se oculta detrás de la trama y los personajes de sus novelas, revelándose en ellos; o que la madre, al abrazar y nombrar lo que está en tinieblas, revela en el niño al ser ocultándolo de su tremenda desnudez, Dios lo hace mediante su palabra, que en las tradiciones anteriores a la escritura, en las tradiciones orales, tiene una fuerza creadora, cuyos vestigios, si observamos con atención, están aún en nuestras palabras: sólo existe o sucede aquello que nombramos. Si no lo hiciéramos, aunque algo o alguien estuviera allí o algo sucediera, carecería de existencia activa; estaría o sucedería en la oscuridad del Ser.

La palabra domestica al Ser, lo hace presente, accesible –es uno de los sentidos de la Encarnación del Logos, del que habla el prólogo del Evangelio de Juan, del Dios que se hace proporción, medida humana, carne. Los místicos y los poetas lo saben; saben que el Ser sólo es visible mediante la metáfora o la analogía de las cosas que miramos y sentimos: una zarza ardiente, en Moisés; el eros en Juan de la Cruz y Teresa de Ávila; el vino en Omar Khayyam… Una anécdota de la tradición judía lo dice con una de las imágenes más delicadas que conozco. “¿Qué ve el Sumo Sacerdote cuando el Día de la Expiación entra en el Santo de los Santos?”, en el Santísimo, en el Kodesh haKodashim: “Dos pechos de mujer, cubiertos por un velo.”

Además opino que hay que respetar los Acuerdos de San Andrés, detener la guerra, liberar a todos los presos políticos, hacer justicia a las víctimas de la violencia, juzgar a gobernadores y funcionarios criminales, esclarecer el asesinato de Samir Flores, la masacre de los Le Barón, detener los megaproyectos y devolverle la gobernabilidad a Morelos.

 

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