La otra escena

- Miguel Ángel Quemain - Sunday, 12 Jul 2020 07:41 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp

La cercanía del teatro a distancia

 

El pasado 30 de junio concluyó una de las experiencias artísticas y culturales más interesantes para el teatro mexicano durante la pandemia. Podrán decir que no fue la única actividad teatral en estas semanas de clausura, pero es innegable el alto contenido organizativo, histórico, teatral, dramatúrgico, actoral, y en términos de dirección, música y montaje.

Se le conoció como el ANTI, que son las siglas del movimiento de la Asociación Nacional de Teatros Independientes, abiertas a la escena total y no sólo al teatro, lo que hace meritorio su reconocimiento a la danza del interior del país, que todos los días se las ve negras para salir adelante. Además, dieron espacio a talleres y experiencias de enseñanza vinculadas a lo artístico, es decir al “saber hacer” que viene de lo grupal y de horas de compartir viejas herramientas. En esa grupalidad, también están las eternas sesiones de diagnóstico (ni modo) que tienen desgastados a muchos y que no son en absoluto inútiles.

Son cansadas y complejas, pero es el único instrumento para sostener proyectos de cambio sobre necesidades e ideas que se nutren de problemas, carencias y también de las festivas experiencias resultado de compartir puntos de vista, estancias de intercambio, muestras, en fin, todo lo que pone en contacto a seres que ya se conocían pero no lo sabían, hasta que sus producciones se enfrentaron y se miraron una a otra como frente al espejo.

Para eso sirven los viajes, no los faraónicos (titulares de dependencias con sus familiares y amig(a/o)s que con su dispendio voraz han puesto en austeridad a quien ni la debe ni la teme), sino aquellos encuentros entre colegas y promesas de reencuentro. Así, en los viajes y en la amistad se nutren librerías como Paso de Gato, que ya no sé si tenga materialidad, aunque estoy seguro de que la organización nunca perderá existencia y ya es parte de nuestra memoria como revista y editorial, mientras Sefami y Chabaud tengan vida e imaginación. Todo indica que la perdimos como librería (todas ellas con tantas comorbilidades, que a muchas las alcanzó el Covid-19), con su valioso acervo de libros internacionales (del que se sorprendería un extraordinario Héctor Fuentes, que en 1982 fundó el Foro Shakespeare sin los recursos de intercambio que tenemos hoy), que tardaron tanto en llegar como los logros que la actualidad fagocita y destruye por uno de esos absurdos que maniatan a funcionarios culturales, quienes de por sí no saben muy bien qué hacer, aunque muchos tienen experiencia hasta en poner botellas de agua en conferencias y colocar los identificadores, verificar que funcione el micrófono y estar en la puerta recibiendo invitados.

Esas tareas no representan un ejercicio menor (como dije, muchos funcionarios culturales de hoy así empezaron: asistente del asistente), sobre todo en un territorio donde los recursos humanos son de base (es decir, absorben casi la totalidad de la nómina) y están ya corroídos por ese anestésico gorgojo sindical al que (casi) siempre derrota el entusiasmo de los que tienen una gran vocación de servicio (social a menudo y de la UNAM por lo general).

Quisiera referir cada una de las experiencias, tan aleccionadoras como conmovedoras, que viví como espectador en este ANTI Teatro, pero son demasiadas y algunos de los espectáculos ya habían sido estrenados; se estaban adaptando a una nueva realidad escénica en pantalla que confesaban desconocida, los amedrentaba o no los estimulaba, necesitaban del público, no tenían los recursos suficientes para enfrentar problemas de iluminación, audio, resolución, transmisión de datos, en fin, ni seguirle, porque ya se tomó nota de lo que hace falta y se sabe ahora que es una opción para conocerse y re-conocerse.

Quedaron muchas cosas que seguirán en línea: La Rendija Hospitalaria, El Milagro que no para y Teatro de la Capilla, con ese creador entrañable que es Boris Schoemann, que escribe, traduce, dirige, actúa y mantiene a flote un espacio que inicia esta semana una temporada que más vale acompañar.

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