Cinexcusas

- Luis Tovar | @luistovars - Sunday, 06 Sep 2020 07:51 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp

CCC 45 (II y última)

 

Cuentan los que saben –entre ellos Juan Antonio de la Riva, uno de los muchos egresados del Centro de Capacitación Cinematográfica– que el propósito original de quienes hicieron posible la existencia del CCC consistía en que ahí se capacitaran quienes en aquel entonces ya trabajaban en la industria cinematográfica y pertenecían a alguno de los sindicatos fílmicos entonces existentes. De ahí el nombre de esta institución que, para fortuna de todos, trascendió con mucho esa limitación para convertirse, muy rápidamente, en una de las dos escuelas de cine mexicanas –la otra es el CUEC, por supuesto– de donde ha egresado una enorme cantidad de cineastas, entre quienes se cuentan muchos de los más conocidos y reconocidos con una cifra de premios en todo el mundo que casi alcanza el millar.

Ya sea por sus egresados, por su plantilla mentora –donde figuran o han figurado gran cantidad de nombres esenciales para nuestro cine– o por la filmografía de todos ellos, a un lustro de alcanzar su primer medio siglo de vida no es exagerado sostener que la historia de la cinematografía nacional sería inexplicable sin la presencia del CCC.

 

Por sus obras los conoceréis

Así dice una vieja sentencia, y así se confirma al echar un ojo rápido a la filmografía producida por los cececeros, desde sus primeras generaciones –que suman más de treinta– hasta la fecha. Sin un orden particular, va sólo un puñado de lo más memorable: Maryse Sistach (¿Y si platicamos de agosto?, Perfume de violetas), Carlos Carrera (Sin remitente, El héroe, cortometraje ganador en Cannes), el ya mencionado Juan Antonio de la Riva (Vidas errantes, Pueblo de madera), Elisa Miller (Vete más lejos, Alicia y Ver llover, este último otro cortometraje también ganador en Cannes), Rodrigo Plá (El ojo en la nuca, La demora), Michael Rowe (Manto acuífero, Año bisiesto –largometraje ganador en Cannes), Ignacio Ortiz (Cuento de hadas para dormir cocodrilos, Mezcal), más un larguísimo etcétera.

 

Egresando y filmando

De hecho, quienes cursan sus estudios en el CCC suelen formar parte de esta o aquella producción antes de titularse, a lo cual contribuye en una medida importante el programa de óperas primas que la escuela sostiene, con el apoyo de otras instituciones, desde 1988. De tesituras y calidades que van de lo excelso a lo fallido, hasta la fecha existen veintiún largometrajes de ficción, seis largos documentales y una cifra enorme de cortometrajes producidos por el CCC.

En largometraje de ficción, la lista completa es como sigue: El secreto de Romelia (1988, Busi Cortés); La mujer de Benjamín (1991, Carlos Carrera); Lolo (1992, Francisco Athié); Dama de noche (1993, Eva López Sánchez); La orilla de la tierra (1994, Ignacio Ortiz); Un hilito de sangre (1995, Erwin Neumaier); Por si no te vuelvo a ver (1997, Juan Pablo Villaseñor); De ida y vuelta (2000, Salvador Aguirre); Seres humanos (2001, Jorge Aguilera); Recuerdos (documental, 2003, Marcela Arteaga); 1973 (documental, 2005, Antonino Isordia; Noticias lejanas (2005, Ricardo Benet); Más que a nada en el mundo (2006, Andrés y Javier Solar); Cómo no te voy a querer (2008, Víctor Avelar); Conozca la cabeza de Juan Pérez (2008, Emilio Portes); La pantera negra (2009, Iyari Huerta); Somos lo que hay (2010, Jorge Michel Grau); Mi universo en minúsculas (2011, Hatuey Viveros); Inercia (2013, Isabel Muñoz Cota); La vida después (2013, David Pablos); Estrellas solitarias (2015, Fernando Urdapilleta); Distancias cortas (2015, Alejandro Guzmán); Ayúdame a pasar la noche (2017, José Ramón Chávez); Cría puercos (2018, Ehécatl García); y Blanco de verano (2020, Rodrigo Ruiz Patterson).

En documental están El lugar más pequeño (2011, Tatiana Huezo); La revolución de los alcatraces (2012, Luciana Kaplan); El silencio de la princesa (2014, Manuel Cañibe); Tiempo suspendido (2015, Natalia Brushtein); El buen cristiano (2016, Izabel Acevedo) y finalmente Takeda (2017, Ya’asib Vázquez).

Larga vida, pues, al CCC.

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