Las rayas de la cebra

- Verónica Murguía - Sunday, 06 Sep 2020 07:50 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp

El Mal tiempo de Malpica

 

La verdad es que he leído a pocos escritores tan prolíficos y tan parejos en la calidad de lo que escriben como Antonio Malpica. Malpica ha escrito más de treinta novelas, obras de teatro y cuentos suyos han sido incluidos en un sinfín de antologías. Se ha hecho acreedor a los premios más importantes del ámbito de la literatura infantil y juvenil. Él y la poeta María Baranda son los dos únicos mexicanos que han obtenido el Premio Iberoamericano sm de Literatura Infantil y Juvenil. También ha ganado el Gran Angular –varias veces–, el Barco de Vapor, el Premio Norma, el Premio de Novela Breve Rosario Castellanos y el Premio Emilio Rabasa, entre otros.

No sólo escribe muchísimo. El lector se habrá dado cuenta, por la enumeración incompleta de premios a los que se ha hecho acreedor, que escribe con una destreza y soltura excepcionales, mismas que le permiten moverse con aplomo en varios registros. Ha publicado novela negra, thrillers sobrenaturales, novelas históricas, risueñas aventuras amorosas, un homenaje a Saint Exupéry, distopías y fábulas.

Tiene mucho humor, siempre presente en sus libros para primeros lectores, así como una pericia inusual para crear atmósferas amenazantes.

Con toda esta experiencia, entre la que, sí, hay cuentos, apenas este año Antonio Malpica ha publicado su primer libro de ese género. El libro, ilustrado bellamente por Santiago Solís, es el primer número en la colección Hilo de Aracne amparada por la Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial de la unam. Se titula Mal tiempo y consta de doce cuentos que versan, todos, sobre –obviamente–, el tiempo.

Lo primero que comprobará el lector cuando lo lea, es que estamos ante otra faceta de Malpica. Siguen presentes el humor y ciertos giros sintácticos característicos de este autor, así como su pasión siempre manifiesta por la música. Pero el vocabulario de estos cuentos es más amplio y denso; los misterios detectivescos o macabros se han transformado en adivinanzas filosóficas; el amor por Borges, por Cortázar, por Jack London, por Baudelaire y Augusto Monterroso están mostrados de forma explícita. En “La hora en los ojos de los gatos”, se sobreponen de forma misteriosa personajes cortazarianos, imágenes del Malcolm, el barco de la novela Los premios, y la poesía de Baudelaire. En otro, el hermoso “Ephemoptera”, la mirada de Malpica, que suele ser oblicua y un poco socarrona, se llena de luz. La prosa en “Ephemoptera” es abiertamente poética y musical, elegíaca; el texto, breve y denso, es una rara joya que deslumbra y se desvanece en un haz de luz.

En cambio, en la prosa en “Santiago Vergara”, un homenaje a “Funes el memorioso”, de Jorge Luis Borges, Malpica echa mano de su habitual laconismo para explicar el misterio de la memoria y su discurrir alterno como un arroyo tributario del río del tiempo. Las anécdotas, el hombre casi inmóvil, sumergido en el tiempo ante un joven que lo mira, atónito, son parecidas. Este cuento de Antonio Malpica bien puede servir de aperitivo a un joven lector que desee internarse en la obra borgesiana; puede ser un amistoso hilo de Ariadna que le garantice el regreso desde el laberinto hecho con ideas y palabras del escritor argentino.

La predestinación, el eterno retorno, el movimiento del presente al futuro con extraños giros al pasado, un personaje perdido en el tiempo como otros se pierden en el espacio, el vértigo de los siglos imaginados –y perdidos en un sueño dentro de una nave espacial–: todos estos misterios se despliegan en Mal tiempo.

En ellos abundan las imágenes pictóricas y cinematográficas que sirven de asidero cuando el tiempo se estira, se encoge, se bifurca (sí, como en el célebre “El jardín de los senderos que se bifurcan”), se congela o vuelve, por más que el protagonista desee un cambio.

Cierro este breve comentario con “Augusta cronología”:

 

“Despertó.

El tiempo siempre estuvo ahí.”.

Versión PDF