Artes visuales

- Germaine Gómez Haro | [email protected] - Sunday, 25 Oct 2020 07:51 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp

Héctor Zamora: el muro que congrega

Una gran noticia para nuestro país es la presencia del artista visual Héctor Zamora (CDMX, 1974) en el Cantor Roof Garden del Metropolitan Museum (MET) de Nueva York, una de las instituciones más importantes y prestigiadas del mundo, que alberga 5 mil años de historia de la humanidad a través de su soberbia colección integrada por cerca de 2 millones de piezas de muy diversas culturas del orbe. Desde 2013, el departamento de arte moderno y contemporáneo del Museo invita cada año a un artista a crear una obra site specific para esta fabulosa galería al aire libre, desde la que se puede admirar el skyline de rascacielos que se imponen sobre la exuberante masa verde del Central Park. Héctor Zamora es el octavo artista que interviene este majestuoso espacio, y lo hace en un año de especial relevancia para esta institución que festeja sus 150 años de existencia. Lattice Detour (Desviación de celosía) se titula la imponente pieza que Zamora comenzó a construir in situ en marzo pasado, para su inauguración programada en abril, obviamente cancelada a causa de la pandemia. El trabajo quedó cuatro meses en espera de ser reactivado; felizmente logró ser inaugurado a finales de agosto y estará en exhibición hasta el 7 de diciembre.

El reto de construir una obra para esta terraza es descomunal: forma parte del Museo pero es, a su vez, independiente. Se trata de un espacio público cuya atracción principal para los miles de visitantes que llegan a diario es hacerse fotos frente a una de las más hermosas vistas de Manhattan. En esta ocasión, una fenomenal sorpresa los espera. Se trata de un muro curvo de treinta metros de largo y tres de alto, construido con ladrillos de barro templado fabricados artesanalmente en Monterrey. Normalmente, estos ladrillos se apilan en posición vertical dejando sus oquedades invisibles, pero el artista los colocó en sentido horizontal para permitir que los huecos tengan una función estética y jugar con sus líneas geométricas. A lo largo del día y siguiendo los caprichos de los rayos del sol, los ladrillos proyectan a través de sus oquedades diferentes patrones de diseño que se esparcen por el piso, al ritmo de la luz y la sombra. Siguiendo su interés por el incisivo comentario político que ha caracterizado todo su trabajo, la estructura de barro de Zamora hace alusión al perverso muro fronterizo del presidente Trump, que aquí deviene metáfora de diálogo e interacción entre los visitantes.

En entrevista para La Jornada Semanal, Zamora nos comparte el concepto detrás de su obra: “Son propuestas bastante grandes las que yo hago para los espacios públicos; apuesto al riesgo total y eso es parte del sello de mi trabajo, además del hecho de ser efímero. En este sentido, mi trabajo hasta se opone a la realidad del interior del Museo. Tal vez por eso me escogieron. Lattice Detour es parte del ejercicio que vengo haciendo a partir de los muros de celosía y creo que en el MET alcanza el clímax y se vuelve una pieza con múltiples capas de lectura e interpretación con una fuerza que se desbordó más de lo que habíamos pensado. El hecho de que el Museo reabre con esta pieza después de la pandemia se vuelve súper simbólico, tanto por el momento como por los conceptos que la obra trae atrás.” El muro de Zamora es una pieza que invita a la contemplación, pero también incita la reflexión: un muro que en vez de separar, congrega; más que ocultar, devela. Una obra de esencia poética y de alta dimensión ética.

Héctor Zamora es imparable. Su trabajo está siendo presentado actualmente en varias partes del mundo, a pesar de la pandemia: en la explanada de la Défense en París; en el Museo de Loza y Cerámica en Malicorne-sur-Sarthe (Francia); en la Fundación Niet Normaal en Holanda y próximamente participará en la IV Bienal Mediterránea en Sakhnin, Israel, y en la Trienal de Brujas, Bélgica. Para Zamora, arte público es sinónimo de crítica política y social: un binomio indisoluble.

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