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Filosofía, patria y coyuntura nacional

'La filosofía y la Cuarta Transformación de México', José Alfredo Torres, Guillermo Hurtado y Gabriel Vargas Lozano (coordinadores), Editorial Torres y Asociados, México, 2020.
Orlando Lima Rocha

Desde que se inició un nuevo sexenio político federal en México, en diciembre de 2018, el nuevo gobierno asumió su tarea como relevo histórico de una “Cuarta transformación” del país como necesidad no sólo política, sino también –y por eso mismo– histórica. Una transformación que quiere posicionarse como relevo de la Independencia y la Reforma (en el siglo XIX), así como de la Revolución (del siglo XX). Más allá de las evaluaciones críticas hechas y por hacer sobre este punto, no cabe duda que tal autodiagnóstico histórico desde el Estado ha puesto sobre la mesa intelectual nacional una carta importante, en la que la filosofía mexicana se ha enfocado desde el primer minuto, siguiendo su tradición de larga data como trinchera crítica y autocrítica de la cultura patria y los problemas humanos, como los nacionales.

Es así que organizaciones como, por ejemplo, el Observatorio Filosófico de México o la Asociación Filosófica de México, realizaron el pasado mes de noviembre de 2018 una mesa sobre “El papel de la filosofía en la situación actual de México” en el marco del XIX Congreso Internacional de Filosofía, celebrado en Aguascalientes. Fruto del encuentro es el libro que José Alfredo Torres, Guillermo Hurtado y Gabriel Vargas Lozano nos presentan bajo el título La filosofía y la Cuarta Transformación de México, obra que nos reafirma que la filosofía es una actividad humana muy valiosa como para dejarla sólo entre filósofos profesionales.

En efecto, si la filosofía, como afán humano por saber sobre toda la realidad, busca siempre problematizarse a sí misma, es para poder cuestionar la realidad en la que vivimos. El mundo mexicano de la vida es enfocado así, en La filosofía y la Cuarta Transformación de México, sobre tres temas eje: el significado de esa Cuarta Transformación, la filosofía y la educación en México, así como la relación entre filosofía, ética y política.

En el primer tema destacan los planteamientos de Alberto Saladino García, para quien la filosofía debe retomar los tópicos de la inculturación (o inserción de la filosofía en una cultura) y la dimensión ecológica para un quehacer filosófico más vital y cercano a la cotidianidad nacional. Por su parte, Guillermo Hurtado sitúa el gobierno del presidente López Obrador como punto de quiebre del siglo XX, marcado por los procesos de alternancia pluripartidista y de economía neoliberal, para “recuperar la vía de la Revolución Mexicana” a partir de un “neocardenismo” que comience por una transformación moral contra la corrupción política como signo de “mal social”: de allí la necesidad de una regeneración política, social y moral, y de allí también que la filosofía tenga por delante el populismo como una vía política hoy presente y la urgente necesidad de reflexionar sobre otras vías de democracia alternativa y radical, tendientes hacia una “quinta transformación”.

Es en esta vía que la relación de la educación desde la filosofía se convierte en un crucial objeto de reflexión y debate. Plumas como las de José Alfredo Torres, Alejandro Herrera Ibáñez, Alejandro Velázquez y Eduardo Sarmiento ponen en la mesa la reforma educativa, la filosofía en la educación básica y los retos de una filosofía de la educación mexicana como ejes de reflexión en torno a la necesaria transformación de modelos pedagógicos, educativos y didácticos donde la crítica, la creatividad y la autonomía en el acto educativo sean los horizontes desde los cuales puedan problematizarse distintos modelos educativos más humanos y menos tecnificados, y desde los cuales se constituya toda crítica filosófica de la vida nacional.

Por lo anterior, se precisa calibrar la dimensión de principios y límites donde los actos sociales, de Estado y culturales sean críticamente reflexionados desde una dimensión política del filosofar y una filosofía intrínsecamente poliética. Mauricio Beuchot, Mario Teodoro Ramírez, Gerardo de la Fuente y Gabriel Vargas Lozano ponen en la mesa estos elementos para situar la necesidad de una actualización crítica de una cartilla moral nacional adecuada a la situación histórica del país y una filosofía que colabore en, desde y para un proceso educativo integral.

Todos estos elementos son constitutivos de una filosofía mexicana crítica que no sólo responde sino que también plantea distintos temas, problemas, enfoques y posiciones críticas con relación al sexenio que ha inaugurado el actual presidente para afirmar, en la “Declaración sobre filosofía de la educación” que “una verdadera transformación de México exige la formación de un nuevo tipo de ciudadano crítico y ético” y una filosofía que esté a la altura de toda persona humana.

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