Artes visuales

- Germaine Gómez Haro | [email protected] - Sunday, 14 Feb 2021 08:00 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
Historia de las epidemias en México

 

Las epidemias han ido de la mano de la historia de la humanidad y han dejado su huella indeleble en los inevitables cambios sociológicos, filosóficos, culturales y económicos que sufren los pueblos. Todavía inmersos en la debacle del Covid-19, estamos lejos de calcular la magnitud de sus consecuencias. Día con día, cada pérdida humana individual representa una tragedia irreparable y, para los deudos, las cifras y estadísticas no tienen ningún valor. Sin embargo, el objetivo de la historia es consignar los hechos y cotejar estadísticas para ayudarnos a dimensionar el presente a partir de las experiencias pasadas. En este sentido, resulta muy oportuna la reciente aparición del libro Historia de las epidemias en México (Grijabo), del destacado historiador y economista José N. Iturriaga. Autor de más de sesenta libros que versan sobre temas como la gastronomía mexicana, la cultura popular, los viajeros y forasteros en México, entre otros, Iturriaga nos comenta en entrevista para esta columna el interés que lo llevó a realizar esta investigación pionera en nuestro país: “Aunque mis primeros libros comenzaron a publicarse hace más de cuarenta años, tengo veinte dedicado de tiempo completo a escribir. Siempre estoy haciendo algún libro. Así que no requerí mucha imaginación para decidir hacer este libro cuando nos enclaustramos el 19 de marzo del año pasado. Como mi biblioteca es muy completa en historia de México y por internet tengo acceso a otras, no tuve que salir ni a la esquina (ni lo hubiera hecho).”

A lo largo de 215 páginas, el lector viaja a través de los siglos, desde el México prehispánico hasta nuestros días descubriendo el origen y las consecuencias de las numerosas enfermedades epidémicas que han azotado a nuestro país, diezmando poblaciones enteras e inclusive, en el México antiguo, causando la decadencia y desaparición de algunas culturas. A partir de los textos impresos de cronistas, viajeros, historiadores y científicos, tanto mexicanos como extranjeros, el autor –que es un espléndido contador de historias– nos ofrece una riquísima compilación de testimonios variopintos que va hilando y comentando con el estilo fresco y ameno que lo caracteriza. Es un libro que está destinado a cautivar tanto a especialistas como al lector común, pues se trata de la primera investigación compendiosa en nuestro país sobre este tema. Comenta el autor: “Lo interesante de este libro es ver que el Covid-19 no es ni remotamente la peor epidemia que haya sufrido el mundo. La peste negra del siglo XIV mató al diez por ciento de la población europea; la influenza de 1918-1919 mató al cinco por ciento de la población mundial, en tanto que el Covid1-9 ha matado en el mundo a una persona por cada 4 mil y en México a una persona por cada 900. Ello se debe al conocimiento de la importancia de las medidas preventivas, como el cubrebocas y la ‘sana distancia’, por más que mucha gente sea irresponsable al respecto.” Como respuesta a cuál sería la enseñanza que le dejó esta investigación, añade: “La principal conclusión es que todos los países están dedicando sus mejores esfuerzos para atacar las consecuencias de la pandemia, pero ninguno ha asumido expresamente atacar el origen, que es el desequilibrio ambiental provocado por la contaminación y la depredación ecológica. El Covid-19 –igual que otras enfermedades que padecen los humanos como la influenza, la gripe aviar, la gripe porcina, las vacas locas, el SARS, el AH1N1 y el ébola– tiene su origen en animales silvestres cuyo hábitat es atacado de alguna manera por el hombre.” A manera de epílogo, leemos en el libro: “Ya se ha dicho con reiteración que la Historia como mero ejercicio intelectual y académico es inútil. La Historia debe ser una lección del pasado para afrontar y orientar el presente e inducir, hasta donde sea posible, el futuro que deseamos.” Que no se pierda la oportunidad de aprender de esta catástrofe; el planeta está en espera de que apliquemos la lección. Albert Einstein ya nos lo advirtió: “La vida es muy peligrosa, no por las personas que hacen el mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa.”

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