Bemol sostenido

- Alonso Arreola | t: @LabAlonso / ig: @AlonsoArreolaEscribajista - Sunday, 18 Apr 2021 01:28 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
Cantan las agujas

 

Todo comenzó mientras veíamos imágenes de la vacunación en México. Algunos señores mayores ponían ojos de terror ante el acercamiento de una jeringa, otros se violentaban contra el personal de salud o sus propios familiares. Reacción primitiva, la de proteger nuestra carne ante un invasor microscópico, es harto comprensible si la enfermedad que provoca ha cobrado tantas vidas. Aunque claro, se sabe que es la vista de la aguja lo que a muchos causa el mayor miedo.

Recordamos así ese monumento musical llamado “Hurt”, escrito por Trent Reznor para su Nine Inch Nails, pero vuelto a trabajar por Johnny Cash y Rick Rubin. En algún momento la letra dice: “La aguja desgarra un agujero, el viejo pinchazo familiar que trata de matarlo todo… pero recuerdo cada cosa.” Es allí, en ese intento de olvido o negación de la memoria, donde encontramos el vínculo con otras composiciones notables pobladas por agujas transmisoras de promesas o tragedias.

“Está bien... Sólo un pequeño pinchazo. No habrá nada más, ¡aaaaaah! Pero puede que te sientas un poco enfermo”, dice Pink Floyd en la máxima oda que se haya dedicado al aturdimiento del enfermo que debe seguir en el show pese a los embates de la mente: “Comfortably Numb”. Tras cantarlo, David Gilmour es secundado por el grito adolorido de Roger Waters, inolvidable en la película The Wall. Allí no hay cura sino caída libre en el pozo de la infancia atribulada. Un viaje neuronal que por la guitarra se vuelve estratosférico.

En “Needle and the Damage Done”, por otro lado, Neil Young dibuja una estampa desoladora: “He visto la aguja y el daño hecho. Una pequeña parte en todos. Pero cada drogadicto es como un sol poniente.” Con ella hace referencia a la autodestrucción que subyace en cada persona –en mayor o menor grado– y al ocaso que se amplifica en quienes caen en la adicción. Incluida en el álbum Harvest, señala a los músicos entregados a la heroína, entre ellos su amigo Danny Whitten, guitarrista de Crazy Horse, a quien pagó un boleto a Los Angeles en 1971 con la esperanza de que se rehabilitara. Pero no fue así. Whitten murió de sobredosis apenas dos días después, lo que generó gran culpabilidad en el cantautor canadiense.

Lejos de la poesía de Young, aunque cerca del mismo abismo, suenan los de System of a Down: “Estoy sentado en mi cuarto con una aguja en mi mano. Esperando la tumba de un anciano moribundo.” Como ellos, son muchos los amantes de la distorsión que echan mano de agujas, clavos, cuchillos y parafernalias de dolor. Pero hay otras agujas cantantes. Están las agujas perdidas en los pajares de la suerte, las que aparecen cuando no se quieren y se ocultan cuando la desesperación es quien las busca. Están las agujas de brújulas y tacómetros. Están las que sujetan fotografías sobre el corcho de la tristeza. Algunas, por supuesto, son las agujas de tejer, ésas que en manos expertas sueñan a ser arañas soñando destino: “La vida se cose con hilo fino, la vida es un traje a la medida, oye. La vida no tiene patrones no, la vida con hilo y aguja pasa la vida”, reza Macaco en su temazo “Hilo y aguja”.

Tristemente, hay agujas que tras el golpe de un martillo liberado por el dedo despiertan a la pólvora y disparan. Nadie mejor que Calle 13 para desarrollar esta idea: “El martillo impacta la aguja. La explosión de la pólvora con fuerza empuja. Movimiento de rotación y traslación. Sale la bala arrojada fuera del cañón. Con un objetivo directo. La bala pasea segura y firme durante su trayecto. Hiriendo de muerte al viento. Más rápida que el tiempo. Defendiendo cualquier argumento. No le importa si su destino es violento. Va tranquila la bala, no tiene sentimientos.” El nombre de la canción es “La bala”.

Dicho esto, que venga pues la aguja con su líquida propuesta. Y, sobre todo, que surque la pasta de vinil y cante distrayéndonos, con todo y el murmurar del polvo, pues no hay herida que aguante del tiempo su canción. Buen domingo. Buena semana. Buenos sonidos.

 

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