Artes visuales

- Germaine Gómez Haro | [email protected] - Sunday, 20 Jun 2021 10:02 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
El Antropoceno en la poética visual de Gabriel Rico

 

Actualmente se presentan de manera paralela dos exposiciones individuales del artista jalisciense Gabriel Rico (Lagos de Moreno, 1980), joven prometedor que ha destacado por un trabajo fresco y seductor, producto de sus cuestionamientos filosóficos, científicos y éticos. La galería OMR de Ciudad de México presenta su primera exhibición individual en este espacio, titulada I May Use An Electric Drill, But I Use a Hammer, y en la galería Perrotin de Nueva York se exhibe la muestra Nature Loves to Hide, dos exposiciones complementarias de su trabajo reciente que he tenido el privilegio de visitar, y que muestran una amplia visión de las experimentaciones conceptuales y estéticas que ha venido desarrollando en los últimos años.

Al entrar a la espléndida sala principal de la OMR, la sorpresa invade al espectador: curiosidad, desconcierto, incertidumbre… Un venado y un oryx disecados se enfrentan entre sí en lo que pareciera un diálogo cara a cara. Entre sus cuernos sostienen varias pelotas de plástico de diferentes tamaños y colores. A su alrededor, unas rocas enmarcan la escena. Los muros circundantes de la galería están cubiertos por ramas de árboles perfectamente alineadas y en la pared frontal aparecen las tres figuras geométricas básicas, recurrentes en su lenguaje visual: el triángulo, el cuadrado y el círculo hechos de latón con neón. Las diferentes obras, originalmente concebidas como piezas independientes, funcionan como una unidad completa que además cobra otra dimensión al ser nutrida con el uso de la realidad aumentada que el espectador experimenta a través de una tableta. Al recorrer ese espacio de gran ambigüedad con la tableta en mano, uno va descubriendo un mundo virtual en el que todos los elementos de la instalación participan con sus pensamientos proyectados en nubes de diálogo. Un pequeño zorro recorre toda la sala sin percatarse de nuestra presencia, mientras que los dos animales están enfrascados en una conversación que podemos leer entre el erudito científico austríaco Klaus Amann y la socióloga Karin Knorr Cetina, extraída del libro de ésta: Epistemic Cultures: How The Sciences Make Knowledge. De las figuras geométricas emerge un fuego incandescente que evoca la importancia del conocimiento sagrado. Se trata de una instalación de gran complejidad que funciona como un todo orgánico en el que cada elemento posee un significado intrínseco en el vocabulario simbólico del artista. Las dualidades y contradicciones forman parte de la red de conexiones que el artista establece entre la vida animal y la humana, el mundo natural y el artificial, engarzados en intrincadas cavilaciones filosóficas y metafísicas. Rico recurre a un humor inteligente para establecer la relación del ser humano con la naturaleza en esta época incierta que estamos viviendo. En esta exhibición se presenta también una nueva serie de esculturas reunidas bajo el título Las cosas antiguas que el artista llama “pinturas tridimensionales”, y que son tallas en madera pintadas al óleo en las que fusiona muy diversos objetos de uso cotidiano superpuestos sobre las formas geométricas básicas. Su colaboración con talleres de artesanos lo ha llevado a la creación de piezas en cerámica y vidrio, y las sofisticadas y elegantes obras realizadas por las mujeres huicholas que practican la técnica tradicional conocida como nierika que consiste en el uso de hilo de algodón pegado con cera de abeja sobre tablas de madera para crear diferentes imágenes. Gabriel Rico es un “coleccionista de la vida” que se sirve de objetos encontrados, elementos del mundo natural y de origen artificial, y los combina con gran sutileza y elegancia para evocar la condición humana en nuestro mundo actual, como bien lo ha expresado: “Finalmente, lo que quiero expresar es mi visión de la vida, mezclando todos estos diferentes materiales que en una primera impresión no tienen una clara relación, pero al final, cuando ves la composición completa como una pieza, hay una coherencia entre ellos.”.


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