Bemol sostenido

- Alonso Arreola | t: @LabAlonso / ig: @AlonsoArreolaEscribajista - Sunday, 05 Sep 2021 07:58 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
Charlie Watts: menos es más

 

“El cuarto de máquinas”. Así definía Keith Richards, guitarrista de los Rolling Stones, a la batería de Charlie Watts, fallecido el pasado 25 de agosto a los ochenta años de edad. Y sí. En ese pequeño motor de tacómetros y sextantes nacieron ritmos de absoluta eficacia motriz, soportes para la construcción del rock que tantos grupos ensayarían tras el hito de la Invasión Británica.

La diferencia entre ese impulso rítmico y el de bandas como Led Zeppelin o The Who, empero, es de señalarse. Mientras John Bonham y Keith Moon, sus respectivos bateristas, se concentraban en un virtuosismo sediento de posteridad, el maquinista Watts compartía calma y parsimonia con otro dios de los tambores, el beatle Ringo Starr, mirando hacia el pasado.

Sin prisa ni ego, la Roca, como también se le conocía, asumió su rol equilibrando canciones que requerían contundencia y sencillez. ¿Qué significa esto? La delicada combinación entre calidad y cantidad; entre timbre y densidad; entre sonido y aire. En otras palabras, en lugar de sumarse a una tendencia hacia la variedad de objetos con materiales y medidas variopintas, hacia la velocidad y la exuberancia, lo suyo fue limitarse restringiendo opciones en pos de una fidelidad estética. ¿Exageramos?

No hay mejor ejemplo que “(I Can’t Get No) Satisfaction” de 1965. A golpe continuo de tarola, Watts da contraste a la guitarra y su mítico riff, pero sin entregarse a la vanidad ni en su momento más justificado, cuando se queda solo en uno de los instantes más gloriosos del rock. Ponga atención, también, a su trabajo en “Gimme Shelter” de 1969. Atendiendo al entramado de las guitarras introductorias, el ritmo esboza con elegancia lo que segundos más tarde será un acompañamiento psicodélico, poderoso, pero minimalista.

Busque igualmente la versión en estudio de “Honky Tonk Woman”. Nada a su alrededor tendría sentido sin esa batería. Toma el mando desde el comienzo y de la mano nos deposita al otro lado del río. Asimismo, lectora, lector, escuche la extraordinaria decisión en shuffle de “Can’t You Hear Me Knocking” de 1971. Luego de las guitarras irrumpe la percusión, desdoblada, aportando una sensualidad insuperable. Algo similar sucedió en “Start Me Up” de 1981. Llegadas las aguas del pop el grupo siguió fiel a su esencia, en gran medida, por manutención del baterista. Escuche la magnífica resonancia del bombo.

Especiales son los pulsos que en piezas como en “Midnight Rambler” de 1968, deciden el camino “compuesto” tipo Chicago para luego mutar a la estabilidad Cuatro sobre Cuatro (dos caras de la moneda del blues). Allí uno de los rasgos distintivos de Watts: su relación con el Hi Hat o Contratiempo. Hablamos de los platillos que se abren o cierran con el pie izquierdo y por los cuales Stewart Copeland, baterista de The Police, dijera recientemente al periódico The Guardian: “Charlie Watts era un género en sí mismo.”

Mientras al paso de los años la tecnología avanzaba y los conciertos arrojaban mejores dividendos; mientras los instrumentos de sus colegas crecían en tamaño (Ginger Baker), giraban sobre su eje (Neil Peart) o flotaban sobre el escenario (Carl Palmer), la batería de cuatro piezas marca Gretsch de los Rolling Stones mantuvo su “pequeñez” durante décadas, atestiguando desde su inmaculado hallazgo lo que otros intentaban hipnotizados por el futuro. ¡Qué hubiera sido de las melodías de Richards y el baile de Jagger sin el cobijo de este sabio compañero!

Muerto Charlie Watts el rock pierde parte de su adolescencia. Producto de la experimentación de Art Blakey, la estridencia de Buddy Rich, la extravagancia de Gene Krupa, la elegancia de Papa Jo Jones y la exuberancia de Elvin Jones, su aportación dentro de los legendarios Rolling Stones será prueba verdadera del manido oxímoron que tantos intentan si éxito: “menos es más”. Celebramos su paso y huella en nuestros oídos. Buen domingo. Buena semana. Buenos sonidos.

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