La Casa Sosegada

- Javier Sicilia - Sunday, 05 Sep 2021 07:52 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
Una pintura de Cauduro

 

En El idiota, el príncipe Myshkin, al salir de casa de Rogoshin, se topa con una copia de El Cristo muerto, de Hans Holbein, pintado en 1521. Después de mirarla largo rato, le dice a Rogoshin que lo acompaña: “Esa pintura puede hacerte perder la fe.” Al volver a su hotel sufre un duro ataque de epilepsia. Según el diario de su esposa, Anna Grigorievna, esa escena, tal y como la narra en El idiota, la experimentó el propio Dostoievski cuando ella y él vieron el original en el museo de Basilea. Lo que quizá Dostoievski vio en ella es el anuncio de los tiempos que vendrían y que formuló más tarde en Los hermanos Karamazov por boca de Iván: “Si Dios no existe, todo está permitido.”

Entre toda la poderosa obra pictórica de Rafael Cauduro, en la que, según yo, el pintor mexicano intenta mostrarnos la degradación de lo sagrado en el mundo moderno, hay una, poco conocida, donde logra hacerlo de manera extraordinaria: Blackboard next to Holbein Painting (1977). En ella, me parece, Cauduro, como en ninguna otra de sus pinturas, no sólo hace coincidir la fuerza de su asombrosa técnica hiperrealista con la sustancia de su intuición creadora. Nos revela también algo de lo que Dostoievski vio en el sobrecogedor cuadro de Holbein. En ella, Cauduro realiza un fino juego de espejos donde el cuerpo del Cristo muerto del pintor alemán se replica abajo –en la profundidad de la tierra o en el fondo de la gruta donde el Evangelio dice que fue enterrado– de manera invertida a la posición en el que lo pinta Holbein, permitiendo al espectador ver el otro lado del cuerpo.

Con ello Cauduro logra entrar en esas duras profundidades donde Cristo, el Dios hecho carne, no es sólo, como en Holbein, un cadáver en la descomposición de la muerte, sino, como en la noche del Viernes Santo, un cadáver enterrado en la más espesa de la tinieblas, un prefiguración de las fosas clandestinas donde la imagen de Dios en el hombre es negada hasta casi su completa desaparición.

Hay en esta pintura de Cauduro algo que se acerca a los Negros, de Rothko, que se encuentran en la Capilla Rothko, al oeste del campus universitario de St. Thomas. Esos cuadros no son meras pinturas abstractas. Son iconos, en el sentido en que Dostoievski entendía esa tradición de la pintura bizantina: umbrales mediante los cuales, a fuerza de contemplarlos, se accede al misterio de la resurrección. Sólo que para Rothko, después de las atrocidades del nacismo, del sovietismo, de la bomba de Hiroshima, el pórtico quedó roto y sólo permanece la ambigua profundidad de la oscuridad.

Al contemplar Blackboard next to Holbein Painting, pienso que Cauduro pintó en ese cuadro el momento en el que el Dios muerto de Holbein, está a punto de ser devorado por las tinieblas del siglo que Dostoievski vio con profundo horror y Rothko pintó siete años antes de su suicidio en 1971.

En los Negros, de Rothko, hay, sin embargo, algo extraordinario: si uno los contempla mucho, como debe contemplarse y no simplemente mirarse un icono, se descubre que de las tinieblas de esos catorce cuadros de la Capilla Rothko emana una tenue luz que guarda el misterio de la resurrección.

Algo de ello hay también en esa luz que en medio de la oscuridad de Blackboard next to Holbein Painting envuelve el cuerpo del Cristo de Cauduro: una luz argenta, tenue y misteriosa que parece, si se contempla mucho, recuperar en el fondo de lo imposible el tono vital del cuerpo sometido a la corrupción del Cristo de Holbein. Tal vez si Dostoievski hubiese contemplado ese cuadro, no hubiese sufrido el peor de sus ataques de epilepsia; tal vez sólo hubiese sonreído.

Además opino que hay que respetar los Acuerdos de San Andrés, detener la guerra, liberar a todos los presos políticos, hacer justicia a las víctimas de la violencia, juzgar a gobernadores y funcionarios criminales, esclarecer el asesinato de Samir Flores, la masacre de los Le Barón, detener los megaproyectos y devolverle la gobernabilidad a Morelos.

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