Cartas desde Alemania

- Ricardo Bada - Sunday, 19 Sep 2021 07:51 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
Un Laracidio en París

 

A mediados de agosto, en el canal 3sat (de derecho público y con participación de Alemania, Austria y la Suiza tedesca), pasaron un concierto al aire libre delante de la Torre Eiffel, protagonizado por la Orquesta Nacional de Francia, cuyo patrón es el primer título de crédito en las transmisiones vía TV y grabaciones de la orquesta; se trata nada más y nada menos que del presidente de la Vème Republique, M’sieur Emmanuel Macron.

Dirigía el concierto una de las buenas batutas femeninas de los últimos tiempos, la australiana Simone Young, en un programa que incluía obras de Donizetti, Piazzolla, Mozart, Verdi, Bizet, Ravel, Bach... pero luego vino lo que no vacilo en calificar de auténtico atentado al derecho de autor y hecatombe musical de intensidad 8.2 en la escala Richter del escándalo.

Lo que siguió fue “París, París, París”, adaptación al francés del chotis “Madrid”. del inmortal Agustín Lara, que es la canción emblemática de la capital de España. Y aquí viene la carga de dinamita: al aparecer los créditos en la pantalla se me desorbitaron los glisos, como los llaman los gitanos: la autoría se la atribuían a Joséphine Baker. Me sublevó.

A la Baker yo la adoro, pero asignarle la autoría del chotis de Lara, eso sí que no en mis días. Madrid es la ciudad de mi corazón y este robo a mano armada a su tesoro musical no tendría que quedar sin denuncia. [Ahora sólo falta que aparezca un tenor galo cantando “Marseille” con la melodía de otra canción inmortal de Lara “Granada”. ¿Se lo imaginan?: “Marseille, la terre de mes rêveries... ”) Nationalisme de merde!

El enlace con el corpus delicti es este: https://www.youtube.com/watch?v=vqS5Awazmv8

Entretanto creo haber desentrañado el misterio. Wikipedia dice sobre el tema: “‘Madrid’ fue estrenada en 1948 en la emisora radiofónica mexicana XWE-AM, con la voz de la cantante mexicana Esmeralda, conocida como ‘La Versátil Esmeralda’, hasta que Lara decidió ofrecer dicha pieza a Ana María González, quien daría a conocer la obra de Lara en España, primero a través de Radio Madrid y luego durante las fiestas de San Isidro del año 1948 en el salón de baile Villa Romana.”

En cuanto a Josephine Baker leo en Wikipedia lo siguiente: “Después de la guerra recibió la Medalla de la Resistencia y la Legión de Honor. Volvió a casarse con el director de orquesta Jo Bouillon. Regresó a la actividad artística y trabajó en el circuito de cabarets de París durante varios años, luego fue a Cuba, antes de regresar de nuevo a los Estados Unidos, donde apoyó los movimientos de promoción social afroamericanos. Después hizo una gira mundial de despedida y se retiró del mundo del espectáculo.”

Finalmente descubrí que JB grabó “París... París” en 1949, seguramente porque en esa gira final pasó por Madrid, donde el chotis de Lara estaba en todas las emisoras de radio y a ella debió gustarle la melodía, pegadiza hasta decir basta. Con letra de Georges Tabet la grabó en el sello Pacific, pinchando en este enlace pueden oírla: https://www.youtube.com/watch?v=c419ZQ9rbkc

Y luego, aquellos polvos trajeron esos lodos, como los del concierto de la Orquesta Nacional de Francia al pie de la Torre Eiffel, este verano.

Los franceses sólo tienen el copyright de la letra en gabacho. Pero le cuelgan la autoría a Josephine Baker en los créditos porque son gente experta en ganar indulgencias con Avemarías ajenas. Estoy seguro de que la misma Josephine, que era muy legal, habría protestado contra semejante cambalache.

Ojo: Hay quienes sostienen que el autor de “Madrid” es Rafael Oropesa, músico de la Banda Municipal madrileña exiliado en México, y lo entrañable de la letra (“pedazo de la España en que nací”) abonaría la hipótesis. Pero aún suponiendo que fuese cierta: ¿es Alejandro Dumas menos Alejandro Dumas porque –cosa curiosa él, que era mulato– tenía sus negros, como se llamaba a los ghost writers? Pues con Oropesas y sin ellos, Lara seguirá siendo Lara por los siglos de los siglos.

¡Que sí!, como remata su chotis inmortal.

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