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- Luis Tovar | @luistovars - Sunday, 16 Jan 2022 07:51 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
The Beatles: 'Get Back' o brevísima historia de un documental (I de II)

 

La forma

De manera casi simultánea en Inglaterra y Estados Unidos, en la primera quincena de mayo de 1970 fue estrenado el documental Let it Be, dirigido por Michael Lindsay-Hogg, con una duración de ochenta minutos. Se trata de la tercera película protagonizada por los músicos británicos John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr –precedida por A Hard Day’s Night (1964) y Help! (1965)–, o la cuarta, si se considera Yellow Submarine (1968), cinta de animación que tiene como protagonistas a los propios miembros de la banda musical The Beatles, a cuyas respectivas caricaturizaciones prestaron sus voces.

No hay unanimidad en considerarla como película, puesto que fue concebida originalmente para su estreno en televisión, pero a la breve cuenta es necesario añadir otra producción audiovisual beatlesca: Magical Mistery Tour (1967), docuficción de una hora de pietaje. En los cinco casos, los títulos de los filmes proceden de las canciones homónimas y corresponden a las diferentes etapas que no sólo en términos musicales sino, diríase, profesionales, personales y mediáticos, experimentó la banda en su conjunto, así como en particular cada miembro del grupo de música popular más influyente y célebre de todos –aunque a este último respecto haya eternas discusiones.

Esto último, es decir la transformación experimentada por el grupo y sus miembros en el lapso de cinco años, de 1964 a 1969, es particularmente apreciable en Let it Be, título homónimo no sólo de la pieza que le da nombre al filme, sino del álbum entero al que pertenece y que, cabe pormenorizar por lo que se dirá a continuación, no fue el último grabado por The Beatles, como parecería debido a que fue lanzado a la venta de manera posterior al verdadero último álbum del cuarteto de Liverpool, es decir el no menos célebre Abbey Road.

Empero, y reforzado por esta confusión, se dio por hecho que Let it Be, el “último” disco, era la manifestación sonora del ocaso de la banda, algo así como su testamento musical, y que el filme de Lindsay-Hogg de hace cincuenta y dos años no hacía otra cosa que testificarlo gráficamente –y ahí estaba, para ratificarlo, la famosa escena donde Harrison, palabras más, palabras menos, le responde a McCartney que puede tocar como él se lo pida y que, si quiere, puede incluso no tocar.

Desde aquellos tiempos era sabido que Let it Be, es decir las imágenes filmadas, no arrancó pensando en hacer un documental sino un programa de televisión: se pensaba en el disco, el programa y un concierto en vivo, algo que The Beatles habían cancelado años atrás y que, en ese momento hacía poco, medio rompieron un par de veces al presentarse televisivamente tocando “Hey Jude” y “All You Need is Love”, con presencia de público. En el proceso de ensayos-grabación-filmación de lo que en aquel momento aún carecía de título y que duró prácticamente todo el mes de enero de 1969, no sólo Lindsay-Hogg, pero principalmente él, registró abundantemente cualquier cosa que sucediera en el sitio elegido para la producción; no era, ni mucho menos, algo a lo que The Fab Four estuvieran desacostumbrados: para ese momento, las cámaras de cine, video y fotográficas eran parte inevitable de sus vidas. Se habló siempre de algo así como noventa horas de pietaje –luego se supo que eran muchas más–, de las cuales proceden los ochenta minutos que, a final de cuentas, integran el multimencionado filme documental de 1970, que por cierto iba a llamarse Get Back; es decir, el título que a final de cuentas, cincuenta y dos años más tarde y, con absoluta congruencia y conocimiento de causa, Peter Jackson decidió ponerle a su trabajo, consistente en la edición y estructuración de cuatrocientos sesenta y ocho minutos de aquellos al menos 5 mil cuatrocientos disponibles, para distribuirlos en tres capítulos a manera de miniserie documental.

(Continuará.)

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