Costamagna y Zambra: literatura para las urgencias del presente chileno

- Alejandro García Abreu - Friday, 15 Nov 2019 18:09 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
La barbarie reclama violencia. Su antagonista, la cultura, sufre daños directos y colaterales. Por ejemplo, no se realizará la Feria Internacional del Libro de Santiago, programada entre el 4 y el 8 de diciembre en la estación Mapocho.

“La sangre y los muchachos arrancando” La barbarie reclama violencia. Su antagonista, la cultura, sufre daños directos y colaterales. Por ejemplo, no se realizará la Feria Internacional del Libro de Santiago, programada entre el 4 y el 8 de diciembre en la estación Mapocho. La Cámara Chilena del Libro resolvió no llevar a cabo la versión 2019 de la feria “después de evaluar los últimos acontecimientos ocurridos en el país”. Como si fuese una premonición de los días que corren, Alejandra Costamagna (Santiago de Chile, 1970), una de las más prestigiosas escritoras chilenas contemporáneas, escribió en El sistema del tacto (Anagrama): “‘¡[...] Chile!’, han gritado. Y el palo en la nuca –¡tomá, intrusa!– y la sangre y los muchachos arrancando.” En una entrevista con Diego Zúñiga, Costamagna afirmó: “Descubrí un vínculo que se podía hacer también con la venida a Chile de mis padres, la resonancia de ese desarraigo.” Apela a la Historia. En El sistema del tacto se lee: “Evolución política. En 1978, en el terreno de la política internacional, se iniciaron negociaciones con Argentina por el viejo problema del canal de Beagle, en el extremo s del continente americano, que fueron nuevamente rotas.” “La muchacha comprende que su regreso a Chile es inminente. Pero el viaje no puede haber sido en vano, piensa. Entonces decide escribir una carta”, se lee en Animales domésticos (Literatura Random House) de Costamagna. En “Yo iba a ser un recuerdo cuando grande”, Alejandra Costamagna se refiere a “las pifias de la democracia chilena”. La escritora continúa: “La memoria aparece [...] como una colección de ruidos inestables, un corte transversal en la quietud del presente, un tejido labrado con retazos de lo que se recuerda y, también, de lo que se ha decidido olvidar. La memoria como una valiosa forma de la ficción.” Roberto Bolaño (Santiago de Chile, 1953-Barcelona, 2003) no escatimó elogios. Escribió: “En voz baja y Ciudadano en retiro, de Alejandra Costamagna, son logros en sí mismos pero sobre todo son la promesa más firme de una literatura que no renuncia a nada. Las jóvenes escritoras chilenas escriben como demonias.” “Las esquinas mentales de una generación que creció pensando que la novela, la historia, era la de los padres. Una generación que es también el susurro de una voz perdida”, escribió Costamagna en “Yo iba a ser un recuerdo cuando grande”, texto sobre su colega Alejandro Zambra, pero también sobre su propia obra. “Una historia propia” Alejandro Zambra (Santiago de Chile, 1975) –gran exponente contemporáneo de la literatura chilena– asevera en No leer: “Quienes nacimos a comienzos de la dictadura crecimos buscando y contando la historia de nuestros padres y tardamos demasiado en comprender que también teníamos una historia propia.” Esa historia surge ahora también en las calles de Santiago. “Todos estaban metidos en política, mamá. Usted también. Ustedes. Al no participar apoyaban a la dictadura –siento que en mi lenguaje hay ecos, hay vacíos”, dice el narrador en Formas de volver a casa (Anagrama) de Zambra. “Gazmuri comienza a hablar derechamente solo. Habla sobre diversas conspiraciones políticas”, escribió en Bonsái. La escritura sobre los libros del otro es recíproca. “Alejandra Costamagna escribe […] para buscar”, afirma Zambra en “Animales domésticos”, texto perteneciente a No leer. Zambra se refiere al silencio. “Habíamos recopilado testimonios, opiniones de políticos y expertos en educación, pero no pasó nada. La situación era escandalosa y durante un tiempo la noticia salía en los diarios, pero súbitamente sobrevino ese silencio tan chileno y sospechoso que entonces lo cubría todo”, concluye el narrador de “Larga distancia”, relato incluido en Mis documentos. Ese silencio también es evocado en “Instituto Nacional”, cuento del mismo libro: “¿Pero qué piensa usted de Pinochet?, insistió otro González, González Torres (eran seis los González en el curso)./ Eso no importa, dijo serena y tajantemente. Yo soy el profesor de ciencias naturales. Yo no hablo de política.” El escritor y editor chileno Germán Marín es el eje de “El turista más antiguo de Barcelona”, contenido en No leer. Zambra se refiere a Historia de una absolución familiar: “una novela interrumpida por las urgencias del presente, o bien un diario de vida”. Costamagna y Zambra también responden, literariamente, a las urgencias del presente.

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