Cinexcusas

- Luis Tovar - Sunday, 29 Dec 2019 09:17 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp

Recuento 2019 (II y última)

Resultado directo del apabullamiento mercadotécnico y publicitario del que suelen valerse los blockbusters gringos –así como los equivalentes de petatiux– para que se asista a verlos antes que a cualquier otra cosa, la percepción colectiva del estado y la naturaleza del cine nacional suele ser reduccionista, y quienes gustan de hacer tentóps findeañeros –no es el caso de este juntapalabras– lo saben bien, pues sin mayor sorpresa descubren que el público al que se dirigen desconoce la mayoría de los filmes que mencionan, sobre todo cuando son encomiados, y en cambio ese público sólo llegó a enterarse –haberlos visto ya es otro asunto– de lo que aquellos recuenteros de fin de ciclo deploran.

Así las cosas, al final de este 2019, que concluye pasado mañana, Mediomundo cerrará el año con la firme pero equivocada idea de que el cine mexicano consistió casi por completo de miasmas como los mencionados aquí la semana pasada, verbigracia No manches Frida 2, Tod@s caen, Mirreyes contra Godínez, Como novio de pueblo, Solteras, así como otras cosas lamentables estilo Mentada de padre y Muerte al verano. Por fortuna no es verdad, pues entre las decenas de filmes mexicanos estrenados en 2019 también se cuentan las ya mencionadas La camarista y Las niñas bien, a las que se sumaron varias producciones más cuyos distintivos no fueron la complacencia, el facilismo, la estulticia, la torpeza ni el autoengaño consistente en creer que su película sería una de dos o ambas cosas: un taquillazo y un buen filme. En esa condición están El ombligo de Guie'dani, Cómprame un revólver, El guardián de la memoria, Familia de medianoche, Mano de obra, Noches de Julio, Asfixia, Huachicolero, Todas las pecas del mundo, Ya no estoy aquí, Luciérnagas, Niña sola y Antes del olvido, entre otras. Un escalón más abajo, es decir, en el de cintas a las que algo les faltó o les sobró para ser del todo redondas, pero cuya factura e intenciones no alcanzaron a tirarlas por completo, cuente usted Polvo, ¿Conoces a Tomás?, Sonora, Guadalupe Reyes, El complot mongol, Sanctorum y Cindy la regia, entre las más destacadas. Más cerca del sótano, si bien uno diferente al de la basura taquillera martahigaredesca, quedaron pretensiones, actos fallidos, excesos y deficiencias varias del tipo que puede verse en La caótica vida de Nada Kadic, Esto no es Berlín, La paloma y el lobo, Olimpia, Chicuarotes, Placa de acero y El paraíso de la serpiente.

Más de una de las cintas arriba mencionadas no se ha estrenado comercialmente sino sólo en festivales, de modo que se verifica una vez más la distorsión aludida al principio, que es la causante directa del no-estreno de filmes cuya espera será demasiado larga, como suele suceder año tras año. Y si eso le pasa al cine de ficción, al género documental siempre le va peor; ahí están Oblatos, Disparos y Poetas del cielo, por mencionar solamente tres películas sobresalientes, tanto en el orden temático como en su factura, que merecerían haber sido vistos masivamente desde que fueron terminados.

 

El problema mayor

A propósito de lo anterior, en cuestión de estrenos la Canacine dio una cifra diametralmente distinta de la que proporciona el Imcine: ciento dieciséis contra sesenta y siete. Más allá de esa diferencia notable, ya sea que las películas resulten buenas, regulares o de las otras, la obviedad se impone: el chiste es que sea posible verlas, lo cual conduce al ya viejísimo quid del asunto, es decir las distorsiones en la exhibición cinematográfica comercial.

Lo dijo la productora Mónica Lozano, flamante presidenta de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC): “Hace veinte años la pelea era mejorar las condiciones para producir; eso lo hemos conquistado. Ahora hay que reflexionar: ¿qué estamos realizando?, ¿para qué? y ¿cómo? Pero sobre todo es lograr que la mayoría de la población de México tenga acceso al cine.”

Ese es, desde hace décadas, el mayor problema al que se enfrenta una cinematografía bastante más diversa, rica e interesante de lo que suele creerse.

 

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