Bemol sostenido

- Alonso Arreola @LabAlonso - Sunday, 12 Jan 2020 09:58 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp

4 décadas + Dead Can Dance = México

Fue hace trece años cuando para esta misma columna la gran Lisa Gerrard nos contestó: “Definitivamente no.” La última pregunta de aquella charla memorable fue: “¿Volverías a tocar con Brendan Perry en Dead Can Dance?” Desde ese 2007 han pasado muchas cosas. Para empezar, el dúo australiano sí se reunió y compuso el álbum Anastasis (2012), un trabajo que luego combinó con repertorio del pasado para la grabación en vivo In Concert (2013). Cinco años después, en 2018, lanzó Dionysus que, como su antecesor, se inspiró mayormente en la cultura griega.

En ambos casos, el resultado fue lo que la fanaticada esperaba de Dead Can Dance. Múltiples instrumentos exóticos, la diáfana presencia de la Gerrard congelando el aire, prolongados paisajes sonoros de mística oscuridad… Todo lo que los hizo únicos en los años ochenta cuando se sumaron al panorama de un neo folk clásico animado por Enigma, Deep Forest y hasta Enya, pero emparentado también con el movimiento gótico de bandas de rock como Bauhaus y Siouxsie And The Banshees.

¿Dijimos años ochenta? Cierto. Perry y Gerrard se juntaron por vez primera en 1980, por lo que en 2020 cumplirán cuatro décadas de alianza intermitente, lo que los llevará a una gira de aniversario que se conectará con Ciudad de México (Auditorio Nacional, 14 de mayo) y Guadalajara (Teatro Diana, 16 de mayo). Un evento imperdible por su calidad musical, densidad escénica, fineza lumínica, buen repertorio y, desde luego y en primerísimo lugar, por la vestimenta y entusiasmo de una audiencia como la nuestra: fiel, memoriosa, intensa.

En aquella entrevista, por cierto, Lisa Gerrard hablaba críticamente del gobierno estadunidense, de la “incapacidad humana para mostrar cariño y confianza”, temas centrales de su hermoso disco Silver Tree. “Creo que Bush tiene que construir esa frontera para proteger su propia ignorancia –espetaba–. Pero la verdad es ésta: él no va a durar, debemos ser pacientes, él se está yendo… realmente lo siento como un poder destructivo, pero es nuestra propia oportunidad para cambiar la forma como vivimos”. ¡Qué pertinentes siguen siendo esas palabras el día de hoy, lectora, lector! “En la primera pieza del disco hablo de la clase de sufrimiento que experimenta nuestro planeta el día de hoy –señalaba–. El dolor de la pérdida de miles de padres y madres y el dolor de los huérfanos en Afganistán, el dolor de la gente tratando de salir de los países del Tercer Mundo, el dolor de ayudar a sus hijos para superar enfermedades… el dolor de la furia […] Lo que sí te puedo decir es que en este momento hay demasiada gente envilecida tomando decisiones y mucha gente sufriendo.”

Activista de bajo perfil, Gerrard ha donado mucho dinero de sus conciertos y discos para la plantación de árboles y construcción de escuela en África y otras partes del mundo que desea ver crecer a través del comercio justo. Asimismo, ha subrayado la importancia de una vida inteligente –no artificial– con una “sensibilidad humana que despierte de su mundo virtual para realmente transformar las cosas”. Siempre ha repetido que “como artistas debemos impulsar este cambio y hacer que otros se comprometan también porque, cuando a través de la tecnología vives una segunda vida dejas de existir; lo que en realidad pasa es que estás muerto”. Insistimos: parece que la hubiéramos entrevistado ayer.

En fin. El caso es que Dead Can Dance regresa a los escenarios y que usted puede escuchar su más reciente música en la página oficial y en las plataformas regulares. Comprobará ahí que también Brendan Perry destaca excepcionalmente, pasando por gran momento interpretativo. Viva un adelanto de lo que le espera buscando su presentación de mayo pasado en el teatro Gran Rex de París, allí donde su voz se hermana a las de David Sylvian, Peter Murphy y Nick Cave, tenores de terciopelo y cavernas pulmonares. Así que ya sabe, entre la basura de cartelera hay algo que puede esperar este 2020 con creciente expectativa y sin temor a decepcionarse. Buen domingo. Buena semana. Buenos sonidos.

 

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