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El cardenal, ave de símbolos

'Cardenal, revista literaria', número 1, México, 2019.
Ulises Paniagua

El cardenal es un ave roja, impresionantemente roja. Un ave a la que no le gusta migrar, que impacta por su canto, que posee una cresta poderosa como ola. El cardenal es un cuerpo encendido que recuerda que “los verdaderos poemas son incendios”, en palabras de William Blake. Es fuego que surca el cielo de la conciencia, iluminando en su viaje el asombro del caminante, de las ciudades ruidosas, de la locura posmoderna. El cardenal es presagio literario.

Esta revista es justo eso: un palpitante presentimiento, la más mística y delicada celebración de letras nacida un mes de agosto, dentro de un año no remoto (al que la humanidad, en búsqueda de una referencia dentro del infinito universo que es el tiempo, ha denominado 2019).

Dirigida por Ricardo Plata y Mateo Mansilla-Moya, teniendo a Melissa del Mar como jefa de difusión y comunicación (entre un excelente equipo de trabajo), la revista literaria Cardenal se perfila, desde su primer número, cual respiro en tiempos difíciles. Se trata, sin duda, de una re-visitación al panorama de la narrativa, pero sobre todo al de la poesía contemporánea de México, de América Latina y, muy pronto, de la poesía internacional.

Leer reconforta. ¿Cómo se puede rendir mejor tributo a la verdad, a las dulces decepciones, a la heroica desesperanza, al místico oleaje de los cuerpos, a la jugosa dulzura de la vida y la florida muerte, si no es a través de lo poético? El mundo desfila ante nuestros ojos a velocidades vertiginosas, pero la sombra que deja, ese halo de vino y rosas, ese oscuro perfume que embriaga nuestro entendimiento a su paso, todo ello reside en instantes poéticos o narrativos que son registrados en textos que bien pueden ir a parar, para beneplácito de todos, en el radiante plumaje de un Cardenal.

No se puede pedir mejor número de lanzamiento. Aparecen en él poeta reconocidos, de gran trayectoria y talento, como lo es el Premio Aguascalientes Mario Bojórquez, quien pone una calle ancha al final de tu sueño, en un Cuaderno de perdedores. Hay, además en este número, un impecable prólogo de Kevin Aréchiga. También aparece un tipo que nunca aprendió a desprenderse de los grandes amores, en la oración del abandono que escribe el propio Ricardo Plata; una bocanada de vida en medio de juzgados, dictámenes y folios, a través de la pluma de Mateo Mansilla-Moya. Se muestra el Metro en el que Ivana Melgoza viaja para ver a Mariana; una secreta cofradía en la mente de José Antonio Albarrán; un cuento magnífico, escrito por Glafira Rocha, que liga lo no corpóreo, la psique y el oscuro aprendizaje para Martín, Baltasar y Celeste, inquietos personajes que habitan en estas páginas; también amanecen voces en los versos de Melissa del Mar, Diana Banda, Andrea María Broca Flores, Mariana Villarrroel y Paola Espinosa Haiat.

Que Cardenal, revista literaria, aparezca en el panorama cultural mexicano, es un acto de reafirmación. Celebremos. Valga esta renovación en el fuego de la metáfora y el ritmo, para el festejo de una generación -para nada espontánea- de un ave que atraviesa con su canto, sutil pero firme, una radiografía de agua.

 

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