Biblioteca fantasma

- Eve Gil - Saturday, 18 Jan 2020 20:45 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
Pese a contar sólo con tres libros de ficción y un par sobre cultura japonesa, Katie Kitamura es una de las autoras más fascinantes de la reciente literatura en lengua inglesa.
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Donde hubo fuego...

Katie Kitamura, hija de inmigrantes japoneses, nació en California en 1979, está casada con otra autora, la inglesa de origen indio Hari Kunzru, y radica en Londres desde que se doctoró en la Universidad de Princeton. Pese a contar sólo con tres libros de ficción y un par sobre cultura japonesa, es una de las autoras más fascinantes de la reciente literatura en lengua inglesa. En 2013, la editorial mexicana Sexto Piso le publicó una real joya, En el bosque, su segunda novela, pero la tercera, Una separación, publicada por Penguin Random House (2018), restringió su distribución para España. Actualmente se realiza su versión fílmica protagonizada por la joven actriz británica Katherine Waterston.

Una separación no es menos fascinante que En el bosque, y sin embargo no pueden ser más distintas. Mientras la segunda transcurre en una época que parece fusionar pasado y presente, y recrea un mundo colonial, Una separación es una novela rabiosamente contemporánea… digo rabiosamente pese a la admirable ecuanimidad de su protagonista narradora, sin nombre, de la que sólo sabemos, gracias a un comentario desdeñoso de su suegra, que es “una extranjera”, que se encuentra tramitando su divorcio de Christopher Wallace y que incluso ha empezado a vivir con otro hombre. Isabella, la suegra, ignora este detalle y la llama para pedirle que viaje a Grecia en busca de su hijo, del que no sabe nada desde hace varios días. La narradora, quien ha acordado con su todavía esposo no mencionar nada del divorcio ante los padres de él, no tiene más remedio que aceptar. De paso, piensa, le llevará a Christopher los papeles de divorcio recién llegados, para que los firme. La suegra paga el viaje redondo y el hospedaje en el mismo hotel donde se encuentra Christopher, y que resulta ser un refugio de ensueño para enamorados, bordeado por un paisaje yermo, humeante, casi apocalíptico, devorado por una serie de incendios al parecer provocados. Desde el preciso instante en que la esposa se aproxima a la recepción para indicar que tiene una reservación a nombre de “la señora Wallace”, advierte que la guapa recepcionista la trata con contenida brusquedad, y en el acto surge la duda de si Maria –la chica griega– estará teniendo alguna aventura con su esposo, cosa que no le extrañaría en lo absoluto.

Tras un par de días sin noticias de Christopher –ella no parece preocupada: su esposo tiende a obedecer a sus impulsos, es capaz de desaparecer por días si algo captura su atención– el gerente le pide que desaloje la suite ocupada por él porque ha sido alquilada por una pareja que desea celebrar su aniversario de bodas. ¿Qué hace Christopher en una suite nupcial? Sus objetos personales están intactos. Están su computadora y su material de investigación. La mujer opta por permanecer alojada en el mismo hotel hasta que reaparezca el hombre que ha venido a buscar, y en el ínter adquiere, casi sin buscarla, información sobre cómo es percibido quien ha sido su esposo por cinco años –sin contar los tres de noviazgo– por diversas personas, en especial a través de Maria. Empieza a conocer a un Christopher que es, a un tiempo, el que conoce, del que se enamoró, pero también otro que podría ser mucho mejor (o peor). Llega el punto en que ella decide que ha llegado el momento de regresar a Londres, pero no será posible: al fin tiene noticias de Christopher, no precisamente gratas. Habrá de hacerse cargo del espantoso problema. Es como si, en vez de terminar, las cosas entre ella y su todavía marido recomenzaran en un plano opuesto al del amor.

La contraportada de Una separación nos la vende como “suspense psicológico”. Algo hay de eso, pero muy poco. Mi personal lectura es la de una historia de amor narrada desde el conocimiento absoluto del ser idealizado. En todo caso es un “thriller emocional” donde la mujer ha de seguir una serie de pistas y sacar provecho de su intuición y gran inteligencia para definir, de una vez por todas, quién diablos es el hombre con quien compartió los años decisivos de su vida y a quien sin embargo le cuesta reconocer .

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