Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
Libro Dicen las jacarandas, .jpg

Un canto a la jacaranda en flor

'Dicen las jacarandas', Alberto Ruy Sánchez, Era, México, 2019.
Carlos Torres Tinajero

Dejarse llevar por el ritmo de Dicen las jacarandas, el nuevo poemario de Alberto Ruy Sánchez, quizá sea la mejor oportunidad de zambullirse en la milenaria historia de esta transmutación botánica de cerezos japoneses. La voz poética, amoratada en cada verso, tiene el objetivo de rememorar los orígenes orientales y paraguayos de la jacaranda, siempre a través de una perspectiva plástica para poner en claro las intenciones evocativas a lo largo de los textos de este volumen.

Con un aliento singular, determinante en la escritura y en el orden de los poemas, se hace un recuento ancestral —con rigor y elegancia, claves en el trabajo de Ruy Sánchez— para plasmar el origen, la filosofía, el ritual contemplativo y algunas experiencias del escritor alrededor de este árbol, floreciente bajo el cielo rojizo de cualquier atardecer primaveral en Ciudad de México.

Esta pieza de las letras mexicanas, para sorpresa del lector, también se propone, con finos detalles, develar una anécdota mítica, de dimensiones monumentales. Un jardinero japonés, Sanshiro Matsumoto, plantó las jacarandas en las calles, las aceras, los jardines de Ciudad de México, por primera vez, a principios del siglo xx. Por un encargo laboral, inauguró toda una tradición botánica, sin la cual hoy no disfrutaríamos la peculiaridad de sus formas, sus colores y sus troncos, tal vez determinantes en una buena parte de la dinámica de la primavera citadina.

La trascendencia de esta entrega editorial es enaltecer, con una propuesta lúdica y creativa —por el uso maleable de las palabras— uno de los árboles presentes en las avenidas y en la cotidianidad de los habitantes de Ciudad de México. Uno de los propósitos centrales consiste en exaltar su arraigo y su histórica existencia con las expresiones originales de la escritura de Ruy Sánchez.

Ciertos recursos verbales —“Cada ramo en la rama amoratada/ es el ritmo alterado de su savia/”— muestran el papel central, la intencionalidad y el peso de la sonoridad, eje motor en esta obra. El manejo del lenguaje se pone al servicio de las jacarandas para contar su esplendor y su decisiva firmeza en la vida los capitalinos y en el paisaje cotidiano de nuestra ciudad. Pensando en esos recursos sonoros, notables en estos poemas, tal vez Ruy Sánchez centre sus esfuerzos en consolidar un auténtico ejercicio de ritmo.

A pesar de ello, es necesario resaltar una dimensión más, si se piensa en el fondo: esta edición es de carácter evocativo. Con ello, el autor usa las jacarandas para construir una voz propia en la literatura mexicana y, al mismo tiempo, colectiva sobre el amor, el desamor, la esperanza en las relaciones humanas. Por la frescura del lenguaje —latente en las páginas— se les confiere cierta animacidad a las flores moradas para mostrar su simbolismo amoroso, natural e histórico en Ciudad de México.

Si se piensa en las finalidades generales del libro, es importante señalar una de sus características, tal vez secreta en el recorrido de los lectores: la apuesta constituye una concepción textual, construida por piezas independientes. Los acentos, la intención imaginativa y la notoria exploración formal crean resonancias con un tono poético propio, asequible a las personas. Se pone por delante el estricto sentido lúdico y lingüístico de la publicación, primordial en la trayectoria literaria de Ruy Sánchez desde hace años.

Un ejercicio de ritmo, una selección de imágenes, un dominio pleno de la evolución biológica de las jacarandas y de su simbólica trascendencia en las calles. Por estos poemas deambulan seres alados, revueltos en el aire, quimeras, palomas, devoradoras de búhos, fiel resultado de la experimentación en la escritura. La jacaranda en flor es un símbolo en una avenida, en una ciudad, en una época del año y se expone, con toda elocuencia, en las estrofas y en los versos —libres en su mayoría— de Ruy Sánchez para reafirmar la identidad de Ciudad de México. Esa es una posible lectura. Dejarse llevar por el sonido de las palabras de Dicen las jacarandas, a lo mejor sea una manera de acercarse a su historia y al panorama de la literatura contemporánea en nuestro país.

 

Versión PDF