La otra escena

- Miguel Ángel Quemain - Sunday, 28 Jun 2020 07:46 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp

Resistencia teatral ante la distancia

 

Hace unas semanas las artes escénicas aparecían doblegadas, sin rumbo ni certeza por la distancia avasallante que imponía la pandemia que provocó el coronavirus, pero hace apenas unos días se logró una de las pretensiones tanto institucionales como de los grupos más sólidos en el interior del país: ampliar el alcance y la comunicación de las compañías que no viven en las grandes ciudades del país y que sólo conocíamos gracias al impulso de la Muestra Nacional de Teatro.

Cuesta trabajo decidir dónde poner el acento de la jerarquía informativa, pero empezaré por reconocer a los fundadores de la Asociación Nacional de Teatros Independientes (anti), que reúne a treinta y siete teatros de dieciocho estados de la República para desarrollar, dicen, un proyecto nacional, aunque yo creo que serán múltiples proyectos, muchos transversales, con el propósito de fortalecer la colaboración y la solidaridad entre ellos.

Hay muchos grupos que han querido sumarse y no han tenido respuesta, pero imagino que la tendrán, pues no aprovechar el impulso de esta ola sería un desperdicio en materia de negociaciones legislativas y programáticas con los gobiernos federal, estatal y municipal. Los organizadores han vivido entre la preocupación por su arte y los mecanismos de sobrevivencia, y difícilmente tendrán una oportunidad como ésta para concertar nacionalmente voluntades artísticas de distintas calidades, sí, pero de necesidades gremiales muy homogeneizadas por la desigualdad y la insuficiente atención institucional.

El signo de estos tiempos de diversidad está o debe estar marcado por un profundo respeto entre creadores, por luchar contra la descalificación entre organizaciones, vencer la arrogancia de aquellos que se sienten superiores a otros por las razones más extrañas y absurdas, y compartir con todos los desniveles que hay entre las compañías, los recursos y apoyos que genere esta iniciativa.

Todo lo anterior, sin que se les ocurra pensar en términos de quién lo merece más, una idea muy difícil de erradicar si se piensa en elementos como antigüedad, cantidad de montajes, experiencia nacional e internacional, formación actoral, premios y apoyos recibidos, amplios dossiers de reconocimiento crítico y cobertura periodística.

El punto consiste en qué hacer para sobrevivir y combinar la necesaria e impostergable utilización del teatro a distancia, combinado con salas que conserven a sus espectadores de manera remota para evitar contagiarse y ser una baja en el elenco por descuidar su salud, en muchos casos precaria y con altas comorbilidades por falta de seguridad social.

He asistido durante dos semanas a prácticamente todas las puestas en escena y estoy muy admirado y conmovido por la fuerza espiritual de los congregantes y congregados al milagro colectivo del teatro. Nos hemos acompañado muchos espectadores que nos reconocemos sin vernos la cara ni escuchar nuestras voces al inicio de la función. Al final de cada una viene el añejo rito del comentario, las preguntas y la exposición entusiasta de los creadores que comparten lo que quisieron hacer, lo que creen que lograron y la emoción solidaria de un público que sabe aplaudir y apoyar de manera decididamente acrítica, pero con mucha curiosidad sobre lo que acaban de ver, que es uno de los requisitos de la interpretación: asumirse como un espectador que sabe que no lo sabe todo y que se informa respecto de lo visto con los propios autores, sobre sus intenciones estéticas.

Quería empezar por decir quiénes integran esta extraordinaria experiencia que hizo posible la fundación de la anti, pero apenas digo que son Boris Schoeman (Teatro La Capilla), Gabriel Pascal y David Olguín (El Milagro), Lourdes Pérez-Gay, Amaranta Leyva y Emiliano Leyva (La Titería), Alejandro Aldama (Foro Contigo América), Jessica Sandoval (Un Teatro) y Teresa Kanoi (Valu-Arte).

Ramiro Galeana Mellín, hombre orquesta, difundió de manera apasionada en un ejercicio de acercamiento a medios y comunidad teatral encaminado a resignificar la promoción del teatro. Lo que resta y lo que fue está en www.anti.org.mx.

 

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