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Las Mujercitas de Louisa May Alcott, un clásico del siglo XIX

'Mujercitas', Louisa May Alcott, Planeta, México, 2020.
Carlos Torres Tinajero

En Mujercitas (1868), Louisa May Alcott describe las relaciones de las cuatro hermanas March, su madre y los habitantes de un vecindario de Concord, Massachusetts, para recrear la época de la Guerra Civil en Estados Unidos (1861-1865). La obra, monumental por la construcción realista de los personajes y por sus alcances éticos, es uno de los clásicos de la literatura universal. Con esta reedición por parte de Editorial Planeta, se abre la posibilidad de revisitarla para entender las motivaciones en la toma de decisiones y su legado estético en nuestros días. Alcott plasma, en la trama y en las acciones, una serie de valores humanos, la base sólida para su creación y para la evolución de los personajes. Mención independiente merece el manejo de los distintos recursos del lenguaje –diálogo, descripción, narración, carta, evocación, reflexión– para dar una dimensión formal de la escritura en el siglo XIX estadunidense.

El tema central, para entrar al argumento, deriva de las obligaciones militares de Robert March, el padre, al ser capellán –en el sentido castrense, mas no religioso de la palabra– en el frente de batalla y tener el compromiso cívico de separarse de su familia por un año. La ausencia de la figura paterna y el impacto –psicológico, ético y social– en la vida cotidiana y en el crecimiento de los personajes femeninos, son las principales vetas en la exploración de Alcott.

Lejos de Robert March y de sus atributos afectivos y morales, tanto a Margaret March –la madre, quien experimenta sentimientos de soledad y desamparo– como a Jo, Amy, Beth y Meg –las hijas– les queda refugiarse en la idea y en el anhelo del padre, ausente físicamente en sus actividades habituales en la casa y en el vecindariodonde entablan amistades entrañables y una nueva dinámica comunitaria– durante la guerra. Entre el miedo a perder a Robert March en combate, los personajes femeninos guardan la esperanza –detonante para las acciones dramática y psicológica en la novela– de un pronto reencuentro para continuar con la convivencia familiar, interrumpida por su decisiva participación en la guerra.

Al inicio, el motor narrativo de Jo, Amy, Beth y Meg se compone por la pureza y el despertar a la realidad, en el contexto propiciado por las noticias de la guerra. Con el cobijo del talante materno de Margaret March –crucial para todas–, la etapa infantil se desarrolla en un ambiente tranquilo, pueblerino. Ahí, la inocencia, entre otros valores humanos, es la columna vertebral de la composición literaria. Juegos, costumbres sencillas, aprendizajes caseros, relaciones fraternales en el barrio y primeros amores son el modus vivendi bajo el techo de los March. En términos temporales, justo al regreso de Robert March del frente de batalla, Jo, Amy, Beth y Meg, a pesar de sus diferencias de edades, muestran un notable cambio en su carácter, en sus aspiraciones y en su manera de relacionarse, hasta llegar al fin de la inocencia y empezar su adultez.

Uno de los elementos estructurales con mayor fuerza, para plantear una hipótesis sobre el crecimiento psicológico de los personajes a lo largo del conflicto social, es el pleno desarrollo de las mujeres en la vida: la transición de la infancia a la plena madurez gracias a la figura materna, bien delineada. Hacia la segunda parte de la novela, las cuatro hijas tienen un desenvolvimiento a partir de sus derroteros personales. Siempre tomando en cuenta sus peculiaridades, emprenden su camino para independizarse de la casa familiar, pero con un fuerte arraigo fraterno.

Esta reedición de Mujercitas, de Louisa May Alcott es la oportunidad para volver a un clásico de las letras estadunidenses del siglo XIX en los años por correr. Publicado, en su origen, en dos entregas (1868 y 1869), el libro es un fino retrato de épocala Guerra Civil de Estados Unidos en un vecindario de Concord, Massachusetts– para desarrollar los objetivos colectivos de la familia March en contextos de separación social. Como novela de crecimiento –por las características de Amy, Jo, Meg y Beth–, se ahonda en la naturaleza femenina, ejemplar en condiciones de guerra en el siglo XIX.

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