Calea victoriei

- Marco Antonio Campos - Sunday, 19 Jul 2020 07:28 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp

a Valeriu Stancu

 

Sombría, hospitalaria, lejos, lejana a mí en lo más próximo,

Bucarest entristece por cosas de añoranza y desvelo

que llegué a hacer y por aquellas que perdí o no tuve

 

Resquebrajan la calle canciones de rock

y las oigo lejos, en la radio, en aquellas mañanas

de los años libres de mi infancia libre

 

Se llenan de viernes las aceras de Calea Victoriei

Para donde vuelvo mujeres maduras y

delgadas jóvenes caminan por la calle y

el ligero aire y la ligera luz les dejan el

cabello castaño

 

¿Esperé alguna vez venir a Rumanía, o soñé que fuera

una nación de pájaros que, desde el idioma,

te da la impresión que tiene algo de todos los países?

 

Siempre espera la belleza a la vuelta de la esquina,

me espera, pero luego se oculta o disminuye, porque en

el jardín de hoy que es ya mañana, habrá

menos árboles para los frutos y menos pájaros que cantarán

 

Joven aprendí que la belleza dolorosa, la más,

te la otorga el abandono de mujeres que amas

 

¿Yo? Yo sólo fui el transeúnte en mil ciudades

y de la distancia del pulgar al índice

qué rápido envejecí

 

Nadie, nadie aprendió a despedirse mejor que yo;

quizá lo aprendí en el vuelo de las golondrinas

 

La poesía, en verdad, dime ¿en verdad

salva a alguien? ¿Te ha salvado?

 

No es para preocuparse. Sólo cuando acabe el mundo,

a la par, la poesía cerrará la última hoja del Gran Libro

 

A medio fuego el crepúsculo cae en la plazoleta

y sobre los muros callados de la basílica

miro de sesgo al Dios ortodoxo con mi mirada ex católica

 

Por voltear, en un traspiés, el mes de mayo

se rompe en diecisiete,

pero la paloma no descenderá en espíritu para

iluminar el tránsito del que no olvida

 

Y pronto dejaré este mundo, que

será peor del que llegué.

 

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