La Casa Sosegada

- Javier Sicilia - Sunday, 09 Aug 2020 07:53 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp

La palabra femenina

 

Más allá o más acá del debate feminista, me gusta ver a lo largo de la historia esas relaciones que Iván Illich, en su libro Gender, definió como relaciones de complementariedad dismétrica, y que asocia con una danza de dos seres diferentes que se acompasan. Esas relaciones, que Illich historiza magníficamente en las culturas vernáculas, y que yo descubro en ciertas parejas de la historia, no sólo fracturan el esquema monolítico de la idea del patriarcado, muestran también su gran fecundidad cultural. Una de ellas es la de Diotima de Mantinea y Sócrates.

Diotima fue una sacerdotiza y vidente de la ciudad de Mantinea, en Arcadia, en el centro del Peloponeso. Era famosa porque había logrado, mediante un sacrificio, conjurar por diez años la peste que azotaba a Atenas. Es probable que Sócrates la conociera entonces y se hicieron amigos.

Después de una comida dada por el poeta Agatón en su casa para celebrar su triunfo en las fiestas Laneas, los invitados, como lo consigna Platón en “El banquete”, hablan sobre el amor. En aquella sobremesa se desarrollaron cinco discursos de los que sobreviven dos: el del poeta Aristófanes, que habla del ser humano como un andrógino que Zeus separó en dos mitades. Eros es para él la búsqueda en el ser humano de esa otra mitad. El otro discurso es el de Sócrates, que habla al final.

Sócrates, sin embargo, precisa que lo que dirá del amor –parte del pensamiento platónico, que reaparecerá reelaborado de otras formas a lo largo de sus Diálogos–, no es suyo, sino de Diotima que, confiesa, lo inició en los secretos de Eros.

En una sociedad absolutamente patriarcal, opresora de la mujer y machista, como imaginan ciertas feministas que fueron todas las sociedades desde los albores de la humanidad, Sócrates jamás habría dado crédito a las palabras de una mujer, por más sacerdotiza y vidente que fuera. Con ello no sólo nos habría privado de las bases de la metafísica de Occidente, sino también de una parte importante del pensamiento platónico. Por el contrario, Sócrates no sólo no se adueña de su pensamiento, la distingue, la elogia y expone su argumento ante sus amigos con minuciosa claridad, señal de que en sus diálogos con Diotima la escuchaba con exquisita atención y respeto.

El argumento, sobre el cual San Agustín elaborará su teología y la mística cristiana encontrará su camino hacia Dios, es tan femenino como hermoso. Diotima piensa en el amor como un proceso semejante al de la composición de los poetas orales de la tradición griega que Milman Parry, el fundador de la teoría de la composición oral, describe en L’Épithète Traditionnelle chez Homère: una reelaboración constante del recuerdo, un sacar del olvido su tejido para hilarlo en un nuevo canto. Recodar no es rememorar, sino volver a pasar por el corazón lo importante. El camino de Diotima hacia la verdad tiene el mismo carácter: la meditación, que es una forma del amor, al buscar la inmortalidad siempre se entrega de manera a la vez idéntica y diferente. Tiene también algo más: cuando meditamos en el Eidos, en la verdad de las cosas, que es una meditación constante del pasado, del origen, en los seres que nos atraen y a los que nos entregamos, se llega a la sabiduría, al fundamento de todo.

El camino trazado por Diotima, del cual Sócrates es portavoz y Platón el intérprete, que al recordarlo lo fijó en la escritura, encontrando en él un argumento de su filosofía, es un camino que los místicos desde entonces recorrerán y volverán a recorrer. Sobre su trazo y peldaños el Pseudo Dioniso escribió su Teología mística, Santa Teresa sus Moradas y San Juan de la Cruz su tratado de la Noche.

Además opino que hay que respetar los Acuerdos de San Andrés, detener la guerra, liberar a todos los presos políticos, hacer justicia a las víctimas de la violencia, juzgar a gobernadores y funcionarios criminales, esclarecer el asesinato de Samir Flores, la masacre de los Le Barón, detener los megaproyectos y devolverle la gobernabilidad a Morelos.

 

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