Artes visuales

- Germaine Gómez Haro | [email protected] - Sunday, 13 Sep 2020 07:50 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp

Fernando Pacheco: metáforas del azar

 

En Casa Lamm se inauguró virtualmente la primera exhibición después del confinamiento. Fernando Pacheco. Obra reciente es la muestra que se lanzó en días pasados en Instagram, con una sorprendente afluencia de público que participó con sus comentarios sobre el trabajo y con preguntas al artista quien, desde su estudio, conversó con las organizadoras de la exposición y acompañó a los espectadores en el recorrido virtual de la galería. Su inusual técnica pictórica despierta mucha curiosidad y, gracias a este formato digital, las dudas surgidas entre los espectadores pudieron ser ampliamente comentadas por el propio autor. Si bien nada puede igualar la visita presencial de una exposición, debemos reconocer que las nuevas herramientas en línea nos proporcionan una experiencia que hay que agradecer. Adicionalmente, la galería Casa Lamm se puede visitar a través de la plataforma Artsy, donde se ofrece el recorrido virtual de la exposición e inclusive se pueden apreciar las obras en realidad aumentada. Qué privilegio de la modernidad tener acceso a estas herramientas que, en la medida de lo posible, nos dan la oportunidad de seguir de cerca eventos culturales tanto nacionales como internacionales.

Fernando Pacheco expone su trabajo por primera vez en la Casa Lamm. De formación en diseño en Comunicación Gráfica, su obra plástica ha estado siempre relacionada con la búsqueda de experimentación técnica más que temática. Su trabajo reciente es el resultado de dichas indagaciones que lo han llevado a explorar muy distintos senderos en el terreno de los materiales y su extensa gama de posibilidades. Estamos ante obras enigmáticas, tanto en su contenido como en su forma. El azar ha sido el faro que ha guiado su camino, abierto a escuchar las infinitas voces de lo posible. “El accidente siempre está presente en mi trabajo –señala el artista–. He querido jugar con el caos, la mancha, la textura, y darle a la composición un cierto orden con la geometría utilizando círculos y líneas que dividen el espacio. Fue así como encontré que podía hacer una retícula con una sucesión numérica, a partir de Fibonacci, el famoso matemático del siglo xii. Quizás al principio fue una manera de tratar de ordenar el caos, pero en realidad es una utopía porque nunca se llega al orden.”

El trabajo de Pacheco no surge de ideas preconcebidas, sino de conceptos que devienen metáforas visuales. “En todas las piezas hay líneas y elementos que salen hacia el infinito”, observa el artista. Esto se hace posible gracias a su muy personal técnica que crea juegos lumínicos que transportan nuestra mirada a diferentes planos espaciales. La base de su proceso técnico es el óleo sobre papel, que después incorpora al lienzo. La superficie es cubierta con una capa de resina que la dota de un brillo uniforme que después hay que modificar. El artista hace esgrafiados sobre la resina y procede a raspar ciertas áreas para crear un sutil contraste de luces y opacidades, áreas densas y otras translúcidas, y así el ojo acucioso del espectador va detectando el juego de capas y capas de pintura sutilmente aplicada para crear contrastes y convergencias. Esencias y evanescencias que se entreveran en sus rigurosas composiciones geométricas. El microcosmos y el macrocosmos son las dos caras de la misma moneda en los lienzos de Pacheco. De pronto parecería que estamos ante la lente de un microscopio oteando organismos milimétricos, toda vez que en otros cuadros nos transportamos al espacio inabarcable del cosmos con sus formas inaprensibles proyectadas al infinito.

“La perfección no es lo importante”, insiste el autor en respuesta a los comentarios del público que redundan en torno a la “perfección” de sus composiciones. Y concuerdo con él: la esencia de la obra de arte no es ser perfecta, sino despertar una emoción. Esto me remite a lo que sostenía mi gran amigo ya desaparecido, el arquitecto Alejandro von Wuthenau: “Más vale la gracia de la imperfección, que la perfección sin gracia.”.

 

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