Biblioteca fantasma

- Eve Gil - Sunday, 13 Sep 2020 07:52 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp

La novela improbable

 

Lisa Owen (Ciudad de México, 1966), reconocida actriz de cine, teatro y televisión, ha incursionado exitosamente como guionista con la venia de Vicente Leñero, coordinador del taller Solo los jueves. Aunque su entrada en Wikipedia no está al día respecto a su faceta como escritora, ha publicado las novelas No habrá quien nos guíe (Tusquets, 2013) y Testamento (Destino, 2020). Esta última, como todos los libros publicados este año de coronavirus, dormita en las mesas de novedades a la espera de un lector curioso y atento.

Testamento es una novela rica en matices, que lo mismo puede ser leída como una bildungsroman que como una crítica puntual del medio literario, con sus gurús y sus engranajes editoriales. Su arranque remite a El libro vacío de Josefina Vicens, narrada en primera persona por un escritor treintañero de nombre Federico Carreño que se ha retirado a una cabaña en una playa remota para escribir una novela pero no consigue traspasar las tapas negras de su cuaderno Ideal. Casi hacia la mitad aparece su editora, Olga, como para decirnos: No se confundan, esta no es la historia de un escritor que cree no tener nada que decir…sino la de un escritor que no es escritor y tiene la consigna de escribir una segunda novela. La propia Olga no lo sabe, quizá lo intuye, que Federico no es el verdadero autor de Testamento, una magnífica primera novela que ha ganado el Premio de Editorial Meñique y aborda la vida de Isaac, un niño sexualmente abusado por su hermano mayor. Federico es el personaje de la novela, pero no su autor, de hecho se considera un escritor frustrado cuando encuentra el manuscrito entre las pertenencias de su hermano suicida, César, y advierte su gran calidad. Lo envía al concurso esperando no ganar, sin imaginar que la suerte juega sucio y se ve convertido, de la noche a la mañana, en un escritor importante. Ahora tiene la consigna de escribir una segunda novela, “mejor si es una novela de narcos”, puntualiza Olga.

Federico, como el José García de Vicens, cree no tener una historia pese a que su entorno le aporta las experiencias y los personajes idóneos para su empresa. Tomando en cuenta el nombre de la playa que ha elegido para pasar los siguientes dos meses, El Arenal, se encuentra en Veracruz. No se sabe por qué eligió ese sitio, y todo parece indicar que ignora se trata de un área asolada por el narco, concretamente por el cártel La Familia, cuyos integrantes se mueven con total impunidad. Le toca presenciar de cerca la tragedia de doña Ángela, la señora de la cocina, cuyo yerno, de oficio taxista, es encontrado a bordo de su vehículo totalmente calcinado. La hija queda viuda y sus dos hijos, huérfanos. Al poco de estos hechos, se advierte un extraño ajetreo al exterior del negocio de la buena mujer: los narcos, al parecer comandados por El Bigotes (Federico nunca conoce su nombre real) le exigen “comisión” para continuar operando. Sus abusos orillarán a la familia a emigrar. Federico habrá de sufrir en carne propia la realidad de la prepotencia y la maldad sin sentido, propia de reyezuelos adolescentes, de El Bigotes y sus hombres. Conocerá también a Capullo, una prostituta adolescente con las uñas de las manos pintadas con los colores del arco iris y el hiriente sarcasmo de una mujer mucho mayor, y al negro estadunidense Tambú, llamado así por su habilidad para las percusiones. Con este último creará un extraño vinculo parecido a la amistad…hasta que Federico tiene acceso a su misteriosa colección de cuadernos Ideal de tapas negras, donde ha escrito una novela en la que también aparece como personaje, bajo el nombre de Isaac, mismo que le designó su hermano en Testamento, y cuyo título sería perfecto para una continuación: Pentimento, como la novela de Lillian Hellman.

Owen obtiene un magnífico producto literario, con grandes personajes trazados con peculiar sensibilidad y se adapta perfectamente a la voz de un hombre inseguro y atormentado. Imposible no advertir la influencia del Maestro Leñero en esta historia que se va diluyendo hasta alcanzar un final improbable.

 

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