Un vampiro junto al mar / Entrevista con Luis Zapata
- Ricardo Venegas - Saturday, 14 Nov 2020 23:55



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–¿Qué entrega Luis Zapata en Siete noches junto al mar?
–Una colección de cuentos o una novela, según se quiera ver. Son cuatro narradores que se platican historias en Pie de la Cuesta. Como no tienen televisión ni nada moderno en qué entretenerse, se entretienen contándose historias (como se entretenía la gente desde tiempos inmemorables ¿no?). Son historias que les han pasado a ellos, a conocidos. He publicado en muchos lugares estos relatos, en el Dominical que dirigía Rafael Pérez Gay, en La Jornada, en la revista Mala Vida, dirigida por ti, donde quiera que se ofrecía, les echaba un cuento. Muchos los eliminé. Decidí agruparlos porque primero los empecé a escribir sueltos, agrupados por narrador, después se me ocurrió integrarlos por noches. Algunos me sobraban o no se ajustaban a la idea que tenía, incluso sucedió con muchos que ya estaban publicados.
–Cuando hablas de esta selección, ¿qué tan riguroso te consideras, cómo trabajas?
–Se debe ser riguroso desde antes. Soy ligeramente obsesivo, trabajo desde la escritura misma, de esa manera medio maniática empecé a trabajar en el Dominical con esos relatos. Me gusta pasar en limpio un cuento y volverlo a hacer. Para elegir el material traté de que fueran temas que no se repitieran de uno a otro; ese fue un criterio, digamos, que así, creo, fue riguroso. Hay situaciones que a uno le gusta especialmente narrar. Ese era un criterio. Había algunos cuentos o relatitos que eran pesimistas o vinculados al rencor o a una venganza y los descarté, la idea era hacer una cosa jocosa, divertida. Me costaba trabajo, siempre es muy difícil decir “esto ya no lo voy a publicar”.
–Hay una sensualidad masculina en tu obra. ¿Qué piensas del lector?, ¿crees que está preparado para esta sensualidad sui generis?
–Yo pensaría que sí, pero la realidad dice que no. Sucedió algo curioso. El editor me dijo el otro día que en Sanborns habían rechazado el libro por considerarlo pornográfico, cosa que a mí me dio mucho gusto y a él no, porque ahí se le fue una buena parte de las ventas, ¿no? Esto me dio la impresión de retroceso en el tiempo. El vampiro de la colonia Roma, que publiqué en 1979, fue prohibido en Sanborns, nunca lo quisieron vender. Han pasado muchos años, piensa uno que la gente no se puede asustar, y dices: ya no hay manera de provocar. Pero cuando ves que sí, a mí me da mucho gusto, algún tapete se le movió a la gente de Sanborns. No sé, uno puede creer una cosa, a mí se me hace completamente natural escribir así, manejar el tipo de sensualidad o de sexualidad que trabajo, pero para mucha gente parece que no, que al contrario, los irrita.
–¿Cómo te sientes viviendo en Morelos?
–No conozco bien el ambiente literario de Morelos ni de ningún estado, vivo en Acapulco pero tampoco conozco a mucha gente. No estoy vinculado a grupos, a escritores o al medio literario, tengo pocos amigos escritores, no participo en la vida literaria pública, tampoco creo en la división de regiones de la literatura, es algo que me molesta. Por ejemplo, hay lugares en los que la gente tiene muy acendrado un regionalismo, tiene cierto rechazo no a lo extranjero sino a lo que es de otro estado. No me gusta eso porque empobrece.
–¿Tienes algún proyecto de escritura?
–Acabo de terminar una novela sobre una escritora que fue actriz y que de pronto se iluminó, empezó a hacer teorías y a escribir libros sobre cosas más bien esotéricas; es una novela extraña porque no hay una historia propiamente, es casi un monólogo, no del todo, donde expone sus visiones y algunas anécdotas de su vida; es, sobre todo, una exposición teórica, no demasiado
rigurosa.
–¿Algún título posible?
–“Como que no quiere la cosa”