Cinexcusas

- Luis Tovar @luistovars - Sunday, 22 Nov 2020 08:23 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
Morelia 18 (III y última)

 

Los siguientes cuatro son los largometrajes mexicanos de ficción que completan la sección oficial correspondiente del décimo octavo Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM18).

A partir de un guión de su propia autoría y editado por él mismo, Carlos Armella dirige ¡Ánimo juventud! A sus cuarenta y dos años de edad, graduado del CCC en calidad de guionista y más tarde como realizador en la London Film School, Armella es un cineasta en haber de una experiencia relativamente amplia, sobre todo en el ámbito documental y de cortometraje, este último, género que le ha significado reconocimientos importantes. De dicha trayectoria no cabía esperar un mal debut largometrajista ficcional, sino uno que no mostrara claroscuros tan marcados: sorprende, por ejemplo, lo disparejo del casting, que transita de lo apenas satisfactorio a lo lamentable, como también sorprende la ejecución medio chambona de ciertas escenas que, forzando un poco las definiciones, deberían ser llamadas “de acción”. Empero, la cinta tiene a su favor haber conseguido una atmósfera general que alcanza a abarcar lo que pretende Armella: una mirada de plano general al universo adolescente contemporáneo con sus cuitas, dudas y conflictos, todo en un tono optimista y desabrochado.

Tal vez el principal problema de Ricochet, escrita y dirigida por Rodrigo Fiallega para lo que ha sido su ópera prima en largometraje de ficción, es el manejo de los tiempos: pese a ser evidente la intención de empatizar al espectador en el decurso casi detenido de la vida de su protagonista –por lo demás muy bien interpretado por Martijn Kuiper–, conforme la mínima trama se aproxima al clímax crece la sensación de que éste, por predecible y lugarcomunesco, terminará por dar lo mismo y más habría valido una de dos: prescindir de éste y quedarse en el suspenso cronológico, casi como polvo flotando en el aire, o bien llegar a la conclusión muchos minutos antes, con lo que por supuesto se perdería la principal cualidad del filme: la instantánea semicostumbrista de la vida apacible de un pueblo en el que sus habitantes actúan como si se tratara de una sola y enorme familia y, en tanto tal, despliegan sus hábitos, sus constantes emocionales y su modo de estar en el mundo, siempre en función de los otros. Lamentablemente, esa veta temática fue utilizada como mero marco referencial para desembocar en la trivialidad de la venganza individual.

Con Todo lo invisible, Mariana Chenillo pone de manifiesto, entre otras, dos evidencias: una, que es una realizadora más que solvente, lejos de cualquier dolencia o insuficiencia técnico-formal, capaz de contar adecuadamente la historia que desee; y dos, que con el talento realizador lo mismo se puede acertar que fallar, pues si Cinco días sin Nora (2008) es un filme redondo en todos sentidos, Paraíso (2013) adolece de grandes desbalances narrativos, mientras que Todo lo invisible cruje y hace agua por todas partes: punto de partida desproporcionado al desarrollo, inverosimilitudes narrativas, desempeños actorales disparejísimos, melodramatismos ineficientes, más un largo etcétera que mueve a desear, de Chenillo, mejor tino en sus futuras elecciones dramático-argumentales.

Algo similar puede afirmarse, en tanto realizador, en el caso de Carlos Cuarón y su Amalgama: no sin diversos “peros”, Rudo y cursi (2008) es un filme que se deja ver porque cuenta lo que se propone sin mayores tropiezos, con independencia de la simpatía/antipatía que genere, lo cual de ninguna manera sucede con la tremendamente fallida Besos de azúcar (2013), condición que se superlativiza en Amalgama, una historia sobre dentistas varios sin asidero aparente con alguna realidad fuera de la cabeza del guionista –el propio C. Cuarón–, increíblemente maniquea, repleta de estereotipos más que burdos, así como tristemente autorreferencial por momentos. Es como si Carlos se empeñara en ser lo que no es Alfonso; claro está, sin la menor necesidad.

Versión PDF