La literatura indígena de México: desigualdad de género y olvido

- Aranxa Albarrán Solleiro* - Sunday, 06 Dec 2020 09:32 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
Mucho queda por hacer sobre los derechos de las mujeres, en general, y muy particularmente por los derechos de las mujeres indígenas en nuestro país. La creación, difusión y reconocimiento de su literatura aún deja mucho que desear. En este breve recuento se da un testimonio de ello y, a la vez, se hace un justo reclamo.

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A nonpehua noncuica, ni Macuilxochitl, zan noconahuiltia o a in ipalnemoa, yn maconnetotilo – ohuaya, ohuaya!

Macuilxochitzin

Durante los años anteriores a la Conquista, la escritura y la creación literaria formaron parte esencial de la cultura mexicana. Tan es así que Nezahualcóyotl destacó como uno de los más privilegiados poetas del país. No obstante, el rol y la oportunidad de la mujer para aportar a la literatura en México ha sido uno de los mayores retos y, también, el indicativo de que la preferencia por trabajos hechos por varones han sido en su mayoría aceptados, imponiendo una discriminación por la creación literaria de grupos femeniles. La participación de la mujer indígena, por otra parte, ha sido clave para destacar que las oportunidades han sido escasas. Para ello vale la pena mencionar una síntesis de la historia de las mujeres escritoras indígenas en México. Época prehispánica. La señora Tula fue la primera escritora de la cual se supo antes de la Conquista, por el tiempo no se tienen registros de su trabajo. Sin embargo, fue quien dio paso a la creación literaria. Macuilxochitzin siguió sus pasos: era hija de Tlacaélel, consejera de los reyes aztecas y sobrina del guerrero tlatoani Axayacatl, como lo relata Mónica Díaz en su libro Women’s Negotiations and Textual Agency in Latin America (2017). Sus obras son consideradas un ejemplo de paralelismo de género en el México prehispánico, donde a las mujeres se les dieron las mismas oportunidades que a los varones. Después de la Conquista inició una mixtura de las culturas castellanas y náhuatl, siendo sor Juana Inés de la Cruz la primera que creó literatura en ambas lenguas durante el Virreinato de la Nueva España, dando con ello comienzo a una escuela literaria extraordinaria en el país. A pesar de las dificultades y la poca aceptación de quien la rodeaba, su pluma fue herramienta para dejar un legado que hasta la fecha sigue siendo enaltecido.

Siglo XX. El antropólogo Franz Boas, según Isabel Ramírez Castañeda, recopiló textos referentes a la comunidad de Milpa Alta en Xochimilco, donde fue habitante Nezahualcóyotl, dentro de los cuales destacan trabajos realizados por mujeres como los de Luz Jiménez. A mitad del siglo XX, María Sabina fue considerada como “la primera gran voz poética”. Con sus cantos hacía alusión a rituales que fueron escritos en mazateco y tienen una mezcla entre la religión católica y la cosmovisión prehispánica (Ríos, 2014). La traducción de lenguas indígenas se comenzaron a hacer a partir del siglo XXI, permitiéndole a más mujeres como Enriqueta Pérez, de origen tzotzil; Rosario Patricio, de origen mixe; Yolanda Matías, de origen náhuatl; Elizabeth Pérez Tzintzún, de origen purépecha e Irma Pineda, de origen zapoteca, todas enfocadas a la poesía, exponer sus trabajos en diversos espacios literarios. Sin embargo, con base en los datos aportados por la Universidad Nacional Autónoma de México en su sitio referente a la Asociación de Escritores en Lenguas Indígenas, los miembros honorarios están conformados solamente por varones, entre los que destacan Miguel León-Portilla y Carlos Montemayor, y se añade que, de los cuarenta y ocho escritores pertenecientes, sólo trece son mujeres, lo cual marca una notable diferencia con el número de escritores masculinos. La oportunidad de dedicarse a la literatura representando al género femenino, bien se sabe, es asunto complejo, pues se ha impuesto una visión misógina desde la creación literaria de varones, la cual ha sido aceptada y apoyada con firmeza en el correr de los años. En el año 2017, el sitio web Más de México publicó a diez escritores indígenas mexicanos, de los cuales solamente destacan tres mujeres, minimizando automáticamente su trabajo. Ser reconocida en el país como escritora, aun sin ser necesariamente indígena, reduce la posibilidad de tener una puerta abierta inmediata en editoriales. Los medios, a través de los cuales recientemente se han dado a conocer nuevos talentos de literatura indígena, han sido los premios nacionales, como el Premio de Literaturas Indígenas de América (PLIA) creado en 2013 y organizado por la Universidad de Guadalajara, el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas y el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas. No obstante, a pesar del recibimiento extenso de trabajos realizados por mujeres, en los siete años desde su creación, solamente el año pasado Marisol Ceh Moo ha sido la única mujer ganadora. Finalmente, México es considerado el séptimo país con mayor número de lenguas indígenas en el mundo con 288. Más allá de la precariedad, la marginación, la exclusión y la pobreza que padecen, el escaso apoyo a su cultura, sobre todo a la realizada por mujeres, sigue perpetuando una preferencia machista.

 

*Maestra en Estudios Turísticos por la Universidad Autónoma del Estado de México y periodista independiente enfocada a desigualdad social, cultura, violencia de género, migración y estudios turísticos.

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