Cinexcusas

- Luis Tovar | @luistovars - Sunday, 10 Jan 2021 10:20 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
La profecía cumplida

 

Yo creí que esto iba a ser bueno, que iba a funcionar, pero me equivoqué; ni hablar…” El que habla es Marcos, personaje líder del tándem protagonista del filme titulado Desde el más allá, cuyo registro data de 2019 pero que fue comenzado –no queda claro si también terminado– cinco años atrás, en 2014. Escrita, dirigida y editada por Juan Carlos Blanco, quien además se hizo cargo del diseño de producción, la cinta es una muestra de lo que, hoy por hoy, puede surgir de una escuela cinematográfica de carácter privado –es decir, no del CCC ni del exCUEC–, en este caso la denominada INDI, Centro de Estudios Cinematográficos.

 

El catálogo completo

Quizá derivado de su interés genuino por confeccionar una película ortodoxa genéricamente, o quizá resultado de alguna exigencia académica, el caso es que Desde el más allá no deja fuera ni uno solo de los elementos argumentales, de producción, de tono, de ritmo y cualquier otro aspecto de los que configuran el estándar, diríase consabido y mínimo en los tiempos que corren, para el género de terror entendido en términos estrictamente comerciales: como ya se apuntó, es un conjunto de personajes y no uno solo, quien protagoniza la acción; ésta se desarrolla en un solo sitio, para mejor control de todo aquello que acaecerá; hay un antagonista, no necesariamente de corte sobrenatural aunque así se plantee en un principio, para el consabido “despiste” del espectador; en este último sentido, hay abundancia, y en el caso de este filme sobreabundancia, por no decir exceso, del recurrentísimo expediente de la “falsa alarma” –ya sabe usted: la toma de espaldas para sorprender al actor a cuadro, la presencia semioculta que se devela al unísono con el susto de éste, los insert al detalle de focos que se apagan, manijas que se mueven, puertas que se abren, más un etcétera no demasiado abundante pero sí demasiado repetido–; hay, como si de una maldición ineludible se tratara, el expediente extradiegético de música que se considera ad hoc para enfatizar los momentos en que, se supone, el espectador debe sorprenderse o sobresaltarse y, si la suerte es mucha, de plano asustarse; hay, como si no pudiera no haber, un par de subtramas –es de esperarse que deliberadamente– débiles para acompasar la verdadera acción, es decir la presencia definitiva del espantajo –de carne y hueso o de los otros– y sus actos necesariamente homicidas; por no ser menos que otras o para ser idéntica, la cinta no se complica en lo más mínimo y recurre al erotismo entre protagonistas, bien sea que se cumplimente o se frustre. El catálogo formulesco prosigue, pero cualquier cinéfilo medianamente expuesto a los recursos que suelen habitar el género los conoce más que de sobra, de modo que bastará con que se los imagine o los recuerde de otros filmes, para dar por hecho que puede hallárselos en Desde el más allá.

No es en absoluto mala idea la, quizás de fondo y esencial, que animó a Juan Carlos Blanco: mirarle las tripas, por decirlo así, al género mismo mediante la anécdota de un equipo de producción que quiere hacer una serie televisiva precisamente sobre “fenómenos paranormales” y que, para ser exitosa, planea fabricarlos; empero, en la solución halló el problema, pues lejos de tomarse a sí misma el pelo, termina por tomárselo todo en serio, quedando bien así con los cánones genéricos pero, al hacerlo, acaba convertida en una-película-más en un medio extremadamente competido en el cual factores como sorpresa, novedad e innovación son auténticos nirvanas que, por más esfuerzos que se hagan, ya nadie alcanza.

Blanco lo escribió para que lo dijera su personaje Marcos, pero el diálogo citado al principio le viene perfecto a la película: “Yo creí que esto iba a ser bueno, que iba a funcionar, pero me equivoqué…”.


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