Las pequeñas épsilon / Odysseas Elytis
- Odysseas Elytis - Sunday, 10 Jan 2021 10:11



Sucede que soy griego no sólo accidental sino también orgánicamente; desde el punto de vista de que habito el mismo invariable paisaje homérico y que llevo en la sangre a Platón. Esta es la razón que desde un principio me hizo condenar en mi interior a todo el conjunto de las formas de expresión que el Renacimiento heredó a nuestra civilización occidental.
Empiezo por aquello que los primeros griegos concibieron, creo, correctamente, que el resto de los pueblos mediterráneos conservaron en estado latente y que en nuestros días algunos espíritus revolucionarios en la Europa de la postguerra buscaron revivir. Trabajo a su lado para cimentar algunos principios, como son la objetividad, la mitificación, la síntesis.
Más específicamente, en la poesía, intento pasar de la observación psicológica y de la singularidad del caso personal, hacia el estado impersonal de otro tipo de Belleza que quiero imaginar que es también la Belleza de nuestra época.
No me apoyo en los símbolos de los mitos antiguos, sino en el funcionamiento interno que condujo al nacimiento de esos mitos. Y a mi vez busco aplicarlo en las condiciones actuales supliendo al grupo con el individuo y a la “orden superior” con la conciencia.
La duración del habla griega viva en los labios de un pueblo que con la mayor facilidad continúa, aún hoy, integrando e identificando en su interior los fenómenos naturales y los fenómenos del espíritu, me ayudó en este esfuerzo. La formación griega, por un lado, y el surrealismo, por el otro, fueron el camino “superior” e “inferior” que me condujeron al mismo punto.
“¿Por qué escribe?” preguntan con frecuencia al poeta en las entrevistas. Y él se apresura a contestar: “No sé.” Es verdad que, desde un cierto punto de vista, yo mismo tampoco lo sé. Pero desde otro punto de vista siento que la parte absolutamente individual de mí mismo sólo entonces la veré verificarse, cuando la despoje de la cualidad de caso personal; cuando, en otras palabras, la haga común.
Por el camino real de las sensaciones (que no tomé sin antes quitarme de encima todas las formas convencionales) tuve en suerte desembocar en el mismo punto donde mi “metafísica” resulta ser una “física”.
Creo en el regreso de la Justicia, que identifico con la luz sobre este mundo. Y junto con un glorioso ancestro* mío me enorgullezco de gritar de frente a mi época: no, no amo a los dioses cuyo culto se realiza en la oscuridad.
Declaración del 61
Concibo la poesía como una fuente de inocencia llena de fuerzas revolucionarias, que es mi misión dirigir sobre un mundo intolerable para mi conciencia; con la esperanza, a través de continuas metamorfosis, de hacerlo más acorde con mis sueños.
Hablo de un tipo de magia contemporánea, cuyo mecanismo también tiende a la revelación de nuestra más profunda realidad. Creo por eso en los sentidos, que movilizo en una dirección hasta hoy no ensayada, teniendo como propósito una Libertad que sea contraria a todos los Poderes y una Justicia que se identifique con la luz absoluta.
Soy un idólatra a quien sin querer le ocurrió tocar, por el otro lado, la santidad cristiana.
*Muy probablemente se refiere a Arquíloco
Versión y nota de Francisco Torres Córdova