La Casa Sosegada

- Javier Sicilia - Sunday, 24 Jan 2021 00:28 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
Almario

 

Bajo el nombre de Almario del exilio (Bonilla Artigas), Ricardo Vinós, apoyado por sus hijas María y Gabrielle, acaba de publicar un trabajo fotográfico en el que ha empeñado una buena parte de su vida: el exilio español. El neologismo es hermoso: “un lugar donde se guardan las almas”. Al abrirlo, Vinós no nos ha mostrado todo. Las almas de su almario, cuyas gavetas –clasificadas bajo otro nombre no menos precioso: La otra orilla del olvido– resguardan más de ocho mil negativos, bastan para mostrarnos una memoria que contiene en sus rostros lo humano que el franquismo quiso borrar, reducir al olvido.

Alguna vez, al hablar del exilio, Vinós dijo, quizá pensando en el Evangelio, algo muy bello: donde dos exiliados se reúnen, allí está España. Sin embargo, al contemplar las fotografías de su almario tengo la tentación de corregirlo y decir: donde dos exiliados se reúnen, allí está todo lo humano rescatado de la ruinas de la barbarie: no en vano el título sin adjetivo con el que Vinós nos presenta las almas que su cámara guardó. Sus fotografías son, en este sentido –dice en relación con el retrato una de sus discípulas, Isolda Osorio, hija también de ese exilio– umbrales, puertas que nos revelan, en la particularidad propia de una persona, la sacralidad que hay en cada hombre, en cada mujer, en cada niño. Así, al retratar el exilio, la cámara de Vinós –recuerda Francisco Segovia en su espléndido prólogo– funciona como la cueva de Asclepio, el discípulo del centauro Quirón, que devolvía la vida a los muertos. En su interior Vinós sana, en las almas de los exiliados españoles, a todos los enfermos de las barbaries, y al devolvérnoslos, regenerados en el papel fotográfico, nos devuelve en ellos la sacralidad que habita en cada hombre. Su almario es, por lo mismo, un acto de resistencia y un desafío a una humanidad que se barbariza, en particular a un México que alguna vez fue la cueva a Asclepio para los exiliados y hoy persigue migrantes, promueve la violencia y tolera el crimen. En los rostros de su almario aparecen sanados todos aquellos que el poder niega. Al igual que Auschwitz revela en su particularidad cada horror cometido por el poder de lo inhumano, puedo decir que el almario de Vinós revela, en la particularidad de cada exiliado español retratado, a la humanidad salvada de las ruinas de las barbaries.

Quizá por ello, tanto la portada del libro como las fotografías que abren las cinco secciones que componen Almario del exilio, son como las ruinas de Belchite acompañadas de los retratos de algunos exiliados ya muertos. En esas ruinas “que el régimen de Franco –recuerda Segovia– decidió dejar intactas” como testimonios de su inhumanidad, están todas las ruinas de las guerras y, en cada uno de los retratos que Vinós colocó frente a ellas, la resistencia de lo humano que habita en lo mejor de los hombres.

Las fotografías del Almario no son, por ello, meras fotografías. Son obras de arte: recuerdan el acto en el que alguien representó por vez primera un rostro humano. Quien lo hizo, dice Malraux, resistió por vez primera el vértigo de la muerte, de los monstruos y de los dioses. Como esa obra que se encuentra en el Museo de la Acrópolis y muestra la cabeza de un muchacho, los rostros de las fotografías de Vinós resisten la monstruosa indiferencia de las ruinas de la guerra y preservan lo humano contra la barbarie de la historia. Ellas me enseñan que uno de los grandes misterios del hombre no son sus atrocidades, sino que, a pesar de su horror y su asfixiante encierro, hombres como Vinós rescatan de esa noche la imagen de lo humano que niega la nada.

Además opino que hay que respetar los Acuerdos de San Andrés, detener la guerra, liberar a todos los presos políticos, hacer justicia a las víctimas de la violencia, juzgar a gobernadores y funcionarios criminales, esclarecer el asesinato de Samir Flores, la masacre de los Le Barón, detener los megaproyectos y devolverle la gobernabilidad a Morelos.

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