Giorgio Colli, Nietzsche y la lírica de la desesperación

- Alejandro García Abreu - Sunday, 31 Jan 2021 07:40 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
El filósofo y filólogo italiano Giorgio Colli (Turín, 1917-Fiesole, 1979) captó nociones nietzscheanas en los escritos pertenecientes al volumen póstumo ‘Apolíneo y dionisíaco’, libro esencial en el ‘corpus’ del autor turinés que fue director, junto a su amigo M. Montinari, de la edición canónica de la obra completa y la correspondencia de Friedrich Nietzsche.

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Los orígenes del pensamiento occidental

 

Las nociones de “apolíneo” y “dionisíaco” se encuentran entre las más citadas y menos comprendidas dentro de la herencia filosófica de Friedrich Nietzsche. El filósofo y filólogo italiano Giorgio Colli captó ambas nociones en los escritos pertenecientes al volumen Apolíneo y dionisíaco, libro póstumo del turinés. Giorgio Colli fue director, junto a su amigo M. Montinari, de la edición canónica de la obra completa y la correspondencia de Nietzsche. En la entrada dedicada a Colli en la Encyclopædia Herder se lee:

 

El suyo es un intento por remontar toda la historia de la filosofía hasta regresar a las fuentes originarias del primer pensamiento griego, allí donde empieza la historia propiamente dicha. Pensador original y heterodoxo, siempre a contracorriente de las clásicas interpretaciones de los filósofos más importantes del pensamiento occidental, en él se funden constantemente la reflexión teórica y la investigación filológica, señalando hacia un mismo objetivo: buscar la raíz del logos a lo largo de la historia del pensamiento. Dos son, pues, sus centros de interés: por un lado, la Grecia clásica, donde surge la raíz de aquel logos, primero en el pensamiento de los mal llamados pre-socráticos (Heráclito, Parménides, Empédocles), y luego en el desarrollo de la dialéctica, hasta llegar al pensamiento de Platón y Aristóteles, donde empieza la falsificación y el declive del mismo pensamiento, cuando se alzan los primeros sistemas constructivos. Y todo ello a la luz de las reflexiones nietzscheanas, segundo gran centro de interés, que le llevan a una revisión de toda la historia de la cultura, interpretada ahora como decadencia en la época moderna y contemporánea. Si la subjetividad y la representación han sido los dos postulados de la filosofía moderna como filosofías de la conciencia de sí que determinan desde ella el sentido de lo que son las cosas, el pensamiento de Colli apunta hacia otro horizonte, más nietzscheano, hacia otro modelo de razón que entiende el conocimiento como una fiesta, como el valor supremo de la vida, más allá del llamado “principium individuationis.

El profesor de Filosofía Antigua en la Universidad de Pisa distinguió un horizonte nietzscheano. En los textos reunidos en Apolíneo y dionisíaco (edición de Enrico Colli, traducción de Miguel Morey, Sexto Piso, 2020), escritos entre 1938 y 1940, Colli sitúa las dos nociones en los orígenes del pensamiento occidental y exalta su “fecundidad inagotable”, las convierte en herramientas capaces de abrir pasajes en la historia del arte, el pensamiento y la ciencia. Colli eleva lo “apolíneo” y lo “dionisíaco” a “principios universales y supremos de la realidad”, en terminología schopenhaueriana.

Con la publicación de Apolíneo y dionisíaco concluyó la edición que Enrico Colli realizó de los escritos póstumos de su padre, y que su propio fallecimiento interrumpió en ese volumen. Enrico Colli aseveró que su padre llegó “a una interpretación diferente de la antítesis entre los términos cruciales de dionisíaco y de apolíneo, en clave no sólo estética sino marcadamente teorética, como la contraposición entre interioridad y expresión.”

 

Dionisíaco/apolíneo = interioridad/expresión

 

Sobre la comprensión en la obra de Colli de los conceptos de dionisíaco –“que posee las propiedades de arrebato, fuerza vital e ímpetu atribuidas a Dioniso”– y apolíneo –“que tiene las cualidades de serenidad y elegante equilibrio otorgadas a Apolo”–, Miguel Morey, traductor de Apolíneo y dionisíaco, plantea: “En lo que se refiere al mejor esclarecimiento de la propia obra de Colli, la aportación más inesperada tal vez sea el modo en que la emancipación de lo dionisíaco de los límites impuestos por el monopolio de la comprensión estética (y la consiguiente traducción del par dionisíaco/apolíneo por interioridad/expresión) deja expedita una vía regia que conduce directamente a los desarrollos de Filosofía de la expresión”, libro fundamental de Giorgio Colli publicado por Adelphi Edizioni en 1969.

Morey rinde homenaje a la memoria de Enrico Colli, quien se dedicó a editar, con la minuciosidad filológica adecuada, la obra póstuma de su padre:

 

Giorgio Colli falleció a principios de 1979, muy poco tiempo después Enrico publicaba La ragione errabonda. Quaderni postumi (1982), un grueso volumen (cerca de 700 páginas) que recogía una selección de los cuadernos personales de Colli, de 1955 a 1977. Luego vendría la reedición anotada de Phýsis krýptesthai phileî, ahora con el título en italiano, La natura ama nascondersi (1988); y después los cursos, a partir de los apuntes de clase tomados por Ernesto Berti: primero Zenón de Elea (1998) y a continuación Gorgias y Parménides (2003). Y finalmente llegó el acuerdo con Adelphi para editar la totalidad de los póstumos restantes en la colección Piccola biblioteca, y la aparición de los primeros títulos: Platone politico (2007), Filosofi sovrumani (2009) y Apollineo e dionisiaco (2010), el último. Se le veía feliz con las primeras publicaciones, y en general muy ilusionado con el proyecto; el que los textos se tradujeran también al español le emocionaba.

 

Giorgio Colli condensa a Friedrich Nietzsche

En “Los románticos”, fragmento de la parte de Apolíneo y dionisíaco titulada “En busca de otras almas”, Giorgio Colli le dedica una entrada, a modo de diccionario, al filósofo muerto en Weimar en 1900:

Nietzsche. Conclusión del Romanticismo. Hombre trágico. Su juventud entusiasta y su relación con Wagner. Siente la decadencia de éste y salva la naturaleza más profunda del Romanticismo pasando a través del racionalismo –como había surgido el Romanticismo inicial del 1700. Nietzsche representa el problema central de la modernidad, la lucha vana del gran individuo por expresarse políticamente. La soledad helada del segundo período se vuelve a la larga insostenible: drama del Zaratustra, soledad forzada y amor inmenso por los hombres. Ya no existe la polis griega, el hombre está solo contra el mundo. La amistad, buscada en vano por Nietzsche. El Zaratustra no es una solución, es el planteamiento de un problema insoluble: la cuarta parte es la más débil, postiza. La parte culminante es la tercera: la soledad. Hay que mirar al respecto los últimos años de Nietzsche. La serenidad es inestable y amenaza con terminar en la desesperación. Dionysos Dithyramben: lírica suprema de la desesperación. La filosofía de Nietzsche: su antisistematicidad y anticonstructividad que le impiden concluir en este campo. […] Eterno retorno: intuición presocrática, que él trata de demostrar por medios positivistas. Su positivismo sin convicción: las relaciones con Paul Rée y Lou Salomé. Su experiencia de amor pasional: ver las cartas a Lou. Amor estilnovístico por Cosima-Ariadna. Culto a la personalidad humana que supera cualquier otra exaltación anterior: teoría del superhombre. Regreso a Heráclito y a Empédocles. Poesía sobrehumana del Zaratustra. Su oscuridad deriva del aristocraticismo de los sentimientos expresados. Lírica de lo sobrehumano: Gräberinsel, “La isla de los sepulcros”, primera línea de “La canción de los sepulcros” [segunda parte]; Nachtlied, “La canción de la noche” [segunda parte]; “En las islas afortunadas” [segunda parte]; Vor Sonnen-Aufgang, “Antes de la salida del sol” [tercera parte]; Die Heimkehr, “El retorno a casa” [tercera parte]; Das trunkene Lied, “La canción ebria”, ahora con el título Das achtwandler-Lied, “La canción del noctámbulo” [cuarta parte]. Análisis estético de estos fragmentos en paralelo al de la música de Beethoven. Son sentimientos inexpresables, respecto de los cuales no se puede hacer otra cosa más que citarlos, resaltarlos en su individualidad y establecer paralelismos. Aquí se realiza cumplidamente la esencia de lo dionisíaco, y en los Ditirambos de Dioniso: la interioridad pura, que destruye cualquier resto de humanidad, y en su tormento, todavía se rebaja para imponerse a los hombres con expresiones en las que el arte ya no se distingue de la filosofía. Suicidio de Empédocles. La locura de Nietzsche como el heroísmo supremo de quien lentamente con el espíritu se destruye a sí mismo como hombre. Principio de enero de 1889 (un siglo después de la Revolución Francesa), gran fecha para la humanidad.

 

Giorgio Colli nunca abandonó sus reflexiones sobre Friedrich Nietzsche: “Dionisíaco es el adjetivo que sintetiza su vida: ‘Yo soy Dioniso’, decía en una carta pocos días antes de su locura. Como definición, brevemente, se puede llamar dionisíaco al impulso a superar todo lo que es humano.”

El pensador italiano viajó para aproximarse a la esencia del filósofo que estudió. En 1958 y en 1960 Giorgio Colli pasó sus vacaciones de verano en Sils-Maria, en un ambiente nietzscheano. “Aquí me siento mejor que en cualquier otro lugar del mundo”, es la frase de Nietzsche que suscribió Colli cuando visitó esa localidad suiza –enclave ideal y pacífico de chalets ubicado entre el lago Sils y el lago Silvaplana, a diez kilómetros al sureste de St. Moritz–, en la que el autor de Así habló Zaratustra pasó veranos de escritura libre. “Mi tiempo se extiende sólo desde los meses de verano en Sils-Maria y las estribaciones de Antibes, como lo pintó Monet, hasta este invierno de condenación y noches de fue o”, escribió el filósofo nacido en Röcken. Para Colli, los Ditirambos de Dioniso nietzscheanos, comenzados en Sils-Maria durante el verano de 1888, son la “lírica suprema de la desesperación”, devienen en “la interioridad pura”. En ellos Nietzsche se cuestiona: “¿Cuánto tiempo estás sentado ya sobre tu desgracia?” No hay respuesta.


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