Música y poesía: Arnold Schoenberg y Stefan George

- Stefan George - Sunday, 31 Jan 2021 07:38 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
Este año se conmemoran los setenta años del fallecimiento de Arnold Schoenberg, un compositor que llegó a ponerle música a varios poemas de Stefan George, como "Éxtasis"

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Este 2021 se conmemoran los setenta años del fallecimiento de Arnold Schoenberg (Viena, 13/IX/1874-Los Ángeles, 13/VII/1951), uno de los compositores más influyentes en la historia de la música. Tanto él mismo como dos de sus más notables continuadores, Alban Berg y Anton Webern, le pusieron música a varios de los poemas de Stefan George (1868-1933), a quien ya se consideraba desde entonces en Austria y Alemania como un poeta de culto, admirado por el joven Rilke y Lou-Andreas Salomé.

Schoenberg tiene al menos dos composiciones en las que pone música a los textos de este autor: un ciclo de quince canciones titulado El libro de los jardines colgantes y su Cuarteto de cuerdas No. 2 (1908), composición en la que incorpora, en un gesto inusitado que no tiene precedentes, la voz de una soprano que interpreta en el tercer y cuarto movimientos un par de poemas de George, “Letanía” y “Éxtasis”, tomados ambos de El séptimo anillo, libro que George acababa de publicar en 1907. El verso inicial de este último texto, por cierto, le permite a Schoenberg ofrecer un primer atisbo de lo que años más tarde habrá de convertirse en la técnica dodecafónica que caracteriza a la escuela fundada por él. Se trata, en efecto, de una música que llega “de lejanos planetas”. No parece haber muchas traducciones de los textos de George en México. Ofrecemos aquí una versión que se apega a la métrica endecasilábica del original.

 

Éxtasis

Stefan George

 

De lejanos planetas siento el aire.

Esos pálidos rostros que giraron

Amigos hacia mí, yacen en sombras.

 

Las sendas y los árboles que amé

Apenas son visibles, y tú, espectro

De luz –fuente de todas mis angustias–

 

Ardes ahora entero en lo profundo

Y después del estrépito y el éxtasis

Con un temblor piadoso te estremeces.

 

En tonos circulares me disuelvo

Agradecido en himnos inefables

Que me entregan inerme a un alto aliento.

 

Una onda impetuosa me sublima

Y oigo presto los gritos fervorosos

Que entre el polvo profieren las mujeres.

 

Veo entonces cómo lenta se disipa

La niebla que tenaz entre los riscos,

Lejos, de la montaña se abrazaba.

 

El suelo blanco y leve como leche

Tiembla bajo mis pies y me desliza

Sobre el siniestro abismo de las nubes.

 

Floto en un mar de espléndidos cristales

–Esquirla apenas de sagrado fuego,

Rugido apenas de sagrada voz.

 

 

Versión y nota de Evodio Escalante.

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