Artes visuales

- Germaine Gómez Haro | [email protected] - Sunday, 28 Feb 2021 00:47 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
DILAO: espacio escultórico a cielo abierto

 

A las faldas del espectacular y mágico Chalchitépetl o Cerro del Tesoro en Tepoztlán (Morelos) se inauguró en noviembre de 2019 un espacio idílico creado por Eduardo Olbés, reconocido escultor de origen filipino radicado en este paraje desde hace más de cuarenta años. Se trata de un refugio contemplativo en el que el arte y la naturaleza dialogan en una extensión de unas tres hectáreas reforestada con más de ochocientos árboles y flora de muy diversas especies endémicas e importadas. Cerca de medio centenar de obras del propio Olbés y de cuatro artistas actualmente invitados –Valentina González Wohlers, Ivan Puig, Juan Sánchez-Juárez y Julio Martínez Barnetche– conviven con la exuberante naturaleza y la energía mística del lugar. Durante el recorrido recordé mi experiencia sensorial vivida en los preciados jardines persas en Irán donde arte y naturaleza se funden y se confunden con los aromas de las flores y los cítricos en un acto poético para los sentidos.

La creación escultórica de Olbés, hibridación de arte y diseño, se caracteriza por el uso de las más finas piedras y maderas exóticas, cuya fusión da cuenta de las dos tradiciones culturales que se entreveran en su trabajo: la filipina, en cuya cultura vernácula destaca la exquisita talla en madera para la construcción de casas y objetos ceremoniales, y la mexicana, donde la gran variedad de yacimientos de piedras preciosas ha dado lugar a las tallas escultóricas desde épocas prehispánicas.

En entrevista para esta columna, Olbés nos relata cómo surgió este proyecto: “En el año 2012 quedé inspirado cuando vi por primera vez el terreno (milpa) que ahora es DILAO. Supe inmediatamente que era el lugar ideal para mostrar escultura de gran formato. Le entré con la ayuda de mi pareja, María Vinós, y poco a poco, después de siete años de trabajo, el sueño empezó a tomar forma. DILAO tiene dos funciones: en primer lugar es un espacio ideal para apreciar escultura en gran formato. No es fácil hacer una exposición de escultura pues cada pieza interactúa con el espacio a su alrededor, y pocas galerías o museos ofrecen el espacio adecuado. Los escultores enfrentamos grandes esfuerzos nada más para mover las piezas, así es que DILAO pretende ser un espacio dedicado a la apreciación permanente de la escultura que facilite la salida al mercado para mi obra y la de los artistas invitados. Nos gustaría que DILAO fuera un punto de venta que colocara a Morelos en el mapa del mercado internacional del arte. La segunda función es como un atractivo cultural en Tepoztlán para la formación de los visitantes a través del contacto directo con el paisaje, la flora y las esculturas. El espacio escultórico a cielo abierto es ideal para encuentros y actividades al aire libre, por lo que tenemos vigente una convocatoria invitando a instituciones, colectivos e individuos a presentar contenido cuando la pandemia lo permita (https://www.dilao.mx/convocatoria). De momento no contamos con el personal para abrirlo al público más que los sábados a las 12:00, en una visita guiada de manera gratuita, previa reservación ([email protected]). El cupo por ahora es limitado, de acuerdo a las disposiciones sanitarias.”

DILAO significa “amarillo” en el idioma tagalo de Filipinas. El nombre de este paraíso se debe a la predominancia de este color en la flora existente. Sin embargo, una atmósfera diferente se respirará en cada cambio de estación y de acuerdo con las muy diversas actividades culturales de música, danza, conferencias y cursos que se plantea organizar cuando volvamos a la “normalidad.” Olbés pensó en todo y creó un proyecto sustentable: hay unas maderas dispuestas al desgaire que propician la presencia de las luciérnagas, y otras plantas que fomentarán el desarrollo de la mariposa monarca. Se construyó un jagüey, sistema de captación de agua para el riego y paneles fotovoltaicos para la electricidad. Eduardo Olbés es un “tepostizo” de hueso colorado y con la creación de este encomiable proyecto da cuenta generosamente de su agradecimiento a su pueblo mágico y a nuestro país por la hospitalidad de toda una vida.

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