Cinexcusas

- Luis Tovar | @luistovars - Sunday, 04 Apr 2021 08:07 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
La saliva y el pinole o no me toquen ese vals (I de II)

 

El pasado jueves 25 de marzo, doce empresas agrupadas como “Distribuidores Independientes de Películas”, a través de un mensaje abierto al Senado de la República, se manifestaron “preocupados” por la iniciativa de Ley cinematográfica actualmente en discusión dentro de la propia Cámara de Senadores. Desde su perspectiva, y en apretado resumen, dicha Ley: a) “privilegia solamente a la llamada producción independiente, por encima de los otros participantes de la industria”; b) ellos corren “el riesgo de no seguir contando con los espacios de exhibición” con los que actualmente cuentan “sus” películas, al ser desplazados “por la cuota de películas mexicanas que se propone”; c) “se generaría una afectación a la población en general, pues dejarían de exhibirse películas de varias nacionalidades y que son del gusto del público mexicano”.

 

Amenazas, medias verdades y mentiras varias

A renglón seguido, los “Distribuidores Independientes” explican la naturaleza y el cometido esencial de sus empresas y ponderan su importancia, sobre todo económica, pero también en cuanto al acceso “a la cultura y el esparcimiento”, para dar pauta a la primera y más o menos sutil amenaza: si la Iniciativa de Ley es aprobada, se pondrán en peligro inversiones que ascienden a mil millones de pesos, así como los miles de empleos directos e indirectos que producen. Afirman, contundentes, que “todos estos recursos se generan de las inversiones que hacen nuestras empresas arriesgando nuestro capital privado, sin apoyo del Estado”, con lo cual incurren en su primera mentira o, si se quiere, verdad a medias: es cierto que invierten su dinero, pero es falso que carezcan de apoyo estatal, pues al menos uno de los abajofirmantes ha recibido recursos de un programa específicamente creado para apoyar la distribución cinematográfica.

En apoyo a su postura, dan cuenta de las cantidades y porcentajes de distribución que les ha correspondido en la última década; hablan de casi doce decenas de filmes anuales, para un treinta por ciento de “la oferta total del mercado”, para decirlo con sus propias palabras, y de entrada citan algunos títulos que han compuesto dicha participación, entre los que se incluyen Melancolía, Un asunto de familia, Guerra fría, La mujer que cantaba, El secreto de sus ojos, La bicicleta verde y Una mujer fantástica, de siete diferentes países. Ese enlistado, abundante y convenientemente irreprochable, se presenta con un propósito equívoco, por decirlo con amabilidad: apoyar al falso silogismo de que si la Iniciativa de Ley pasa y se promueve la exhibición de filmes mexicanos en los términos que se proponen, será casi, o de plano imposible, que películas como aquéllas puedan ser vistas en México; algo así como “si no las distribuimos nosotros, nadie lo hará”.

No parece que los “Distribuidores Independientes” hayan percibido la naturaleza de tiro en el propio pie de su siguiente enlistado, incluido con el mismo propósito autoelogiador: entre muchas otras cintas, a ellos les debemos haber visto El lobo de Wall Street, La La Land, Zona de miedo, El código enigma y Los juegos del destino, es decir, “un número importante de ganadoras del Premio Oscar”. Inclusive soslayando el hecho de que estas últimas, por montones de causas, son antípodas de las que integran la primera lista, queda claro que si no las hubiesen tomado los “Independientes” lo habría hecho alguien más, precisamente debido a que en la mayoría de los casos se trata de películas de eminente corte comercial, o bien susceptibles de generar ganancias económicas en virtud de contar con el respaldo mediático del Oscar, de modo que el membrete “independiente” va quedando cada vez más diluido.

Empero, quizá con el propósito de que nadie los llame apátridas, también ejemplifican la manera en que han “apoyado” la distribución de cine mexicano, con una lista que de nuevo implica cuando menos medio tiro en el pie. (Continuará.)

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