Cinexcusas

- Luis Tovar | @luistovars - Sunday, 25 Apr 2021 07:52 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
Así ni gratis

 

Si acaso esta columna ha tenido un lector asiduo, de generosidad y paciencia suficientes para haber puesto su atención aquí durante el año que ha corrido desde que comenzó la pandemia, sabrá que ni una sola de las cincuenta y dos entregas dominicales ha sido dedicada para abordar alguna película exhibida en Netflix, plataforma que, para Mediomundo y de manera tácita, durante el confinamiento acabó convertida en la principal fuente cinematográfica –se le ha sumado Amazon Prime, pero los chicharrones que más fuerte suenan siguen siendo los de Netflix.

Hay una razón concreta para desairar aquí al neogigante de la exhibición y, cada vez más, de la producción: ser una isla, así sea microscópica, donde no se hable mediáticamente de lo que Mediomundo habla y, además, al mismo tiempo que todos los otros; es la misma razón que, durante más de dos décadas, ha movido a este juntapalabras a no hacerle gordo el caldo a “las candidatas al Oscar”, cuantimenos a los estrenotes de temporada, gringos noventa y nueve de cada cien veces.

Lo anterior no significa, desde luego, que se desconociera la oferta cinematográfica netflixeana –es dificilísimo considerarla “propuesta”–, la cual, como se ha mencionado aquí mismo, en términos generales no es ni mejor ni peor que la de cualquier otra plataforma digital sino, en definitiva, una más del montón, sólo que con un par de particularidades: la primera, que con razón o sin ella claramente se ha colocado en el imaginario colectivo como una fuente cinéfila importante, si no es que la más, y la segunda, que como ha sucedido con negocios/canales hoy periclitados, por cierto también todos gringos –Cine Plus, Hallmark, etcétera–, también generan sus propias producciones.

Sobran ejemplos de producciones netflixeanas; dos de ellas son las mexicanas Roma, de Alfonso Cuarón, y Ya no estoy aquí, de Fernando Frías. En tanto son dos de las más conocidas, las innegables virtudes de ambas podrían mover a que se piense en Netflix como una productora no sólo exitosa, sino también preocupada por generar cine de calidad, pero hete ahí que, nomás explorando un poco en la plataforma, las de Cuarón y Frías más bien parecen ser excepciones que confirman una regla de muy lamentable mediocridad.

 

El catálogo completo

Tómese por caso algo que lleva por título Fuego negro, producida en 2020 y promocionada en calidad de “producción original”. Perpetrada por Bernardo Arellano, tanto el guión como la realización, tiene como protagonista a Tenoch Huerta, a quien ojalá una buena paga lo haya resarcido del desprestigio inherente a colaborar en un bodrio de tales dimensiones, pues la “producción original” de Netflix no sólo abunda, sino incurre en absolutamente todos los clichés, lugares comunes, inercias, pobrezas y manierismos posibles para dos géneros altamente susceptibles de falencia: el terror y el thriller.

Con la trama mínima y trillada de un sicario malo-pero-bueno en pos de rescatar a su hermana de las garras de un criminal malo-malo, Fuego negro tiene la antivirtud de hacer que una hora veinte minutos luzcan como la misma eternidad: música de fondo quesque ad hoc, puesta a sonar a la menor provocación o sin ella; cámaras lentas a mansalva, generadoras no de tensión sino de tedio; encuadres lucidores con profusión de close ups a la mirada matona de Franco –que así se llama el cartón encargado a las dotes histriónicas de Huerta–; diálogos inanes de tan huecos, y encima embebidos de almidón; efectos especiales de auténtica pacotilla, por más trabajo digital que les metieron; escenas de acción más mal ejecutadas que las de Valentín Trujillo en sus peores tiempos… el catálogo es interminable, y aún faltaría despepitar una trama capaz de potenciar al infinito la incongruencia, el despropósito y el deshilachamiento, pues en cuanto a thriller aquello se cae a los cinco minutos, mientras el terror se volvió humor involuntario.

Netflix ofrece tres tarifas para acceder a sus contenidos, donde por supuesto hay de todo, pero una cosa como Fuego negro, francamente ni gratis.

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