




Sobre disidencias sexogenéricas en México
Identidad gay en construcción. El activismo del Grupo Unigay en la Ciudad de México es el resultado de un trabajo de investigación llevado a cabo por el autor en Ciudad de México, en la segunda mitad de los años noventa del pasado siglo. Se presentó como tesis de maestría en la enah en 2002 y ve ahora la luz como libro, con los correspondientes ajustes pero respetando el tono y presentando íntegramente los resultados obtenidos en el trabajo original.
Es bueno que sea así dado que, a mi juicio, se trata de un trabajo no únicamente pionero, sino sin duda de los mejores efectuados en su campo, condición que lo convierte en un ejemplo a seguir para cualquier investigador que quiera trabajar sobre los movimientos activistas y, particularmente, los que se dan en el campo de las identidades sexogenéricas disidentes. Destacaré tres logros para mí fundamentales de la investigación y del presente libro.
En primer lugar, constituye una etnografía minuciosa, precisa y excelentemente documentada de lo que fue el surgimiento del Grupo Unigay en Ciudad de México –por entonces conocida como Distrito Federal–, misma que se enmarca en el conjunto de los movimientos sociales y los debates que han dado lugar, por un lado, al sistema de identidades LGBT+, con su configuración en proceso de cambio constante y, por otro, a las luchas emprendidas por los diferentes sectores que lo componen y también las que se producen por los derechos de las mujeres y otros grupos estigmatizados, discriminados o perseguidos. Porfirio Miguel Hernández Cabrera documenta desde dentro la situación de movimientos y luchas en los años finales del pasado siglo, en cuyo seno surge y juega su papel el Grupo Unigay; asistimos a sus actividades reivindicativas y de difusión, en especial las realizadas en el Parque Hundido; accedemos al ideario del grupo y recorremos de punta a cabo su breve, pero, a la vez, sugestiva historia.
Dada la pronta desaparición del grupo, el trabajo adquiere igualmente la dimensión de documento histórico, convirtiéndose en un testimonio de gran valor, quizá único en su género, sobre la situación del activismo LGBT+, en general, en la década de los noventa en México. Se trata de historia hecha en el momento en que ocurre, al filo de los hechos, las situaciones y las ideas, no de algo que haya habido que reconstruir a posteriori consultando documentos en algún archivo o recurriendo al testimonio de quienes lo vivieron. La etnografía efectuada en su momento por Hernández Cabrera nos introduce en la realidad viva del movimiento, cuando los folletos aquirían su pleno sentido en el seno de las actividades del grupo y los testimonios eran proporcionados in situ, incluyendo el del propio autor por medio de su participación en dichas actividades.
Destacaría, por último, el valor del trabajo en cuanto a ejemplo de escritura etnográfica. Excelentemente escrito, el libro constituye una muestra de la mejor narrativa etnográfica, en su sentido más clásico. Puede decirse que su autor cumple a la perfección dicho papel, lo cual el lector agradece. Lejos del fárrago del lenguaje académico –mismo que, sin embargo, lastra ligeramente la primera parte del libro–, el relato de las vicisitudes del Grupo Unigay, en el marco de la historia del activismo LGBT+ en México, nos permite introducirnos de lleno en su necesidad histórica y también en su sentido. El lector, o al menos este lector –aunque diría que cualquiera que se acerque al libro sin prejuicios–, puede sentirse por un momento inmerso en la vorágine de los hechos y las ideas, y revivir, una vez más, lo que fueron las actividades del Grupo Unigay en el Parque Hundido de Ciudad de México. Ello por sí mismo ya constituye un indudable logro, mismo que, sumado al valor histórico y etnográfico del trabajo, nos permite comprender mucho mejor la trayectoria del activismo LGBT+ en México y adoptar una posición informada e ineludiblemente empática ante el mismo. En suma, un libro importante y necesario en la presente coyuntura social.