(1932-2021) Francisco Brines: la nada como destino

- Alejandro García Abreu - Sunday, 20 Jun 2021 07:49 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
El extraordinario poeta español Francisco Brines (1932-2021) murió el jueves 20 de mayo, a los ochenta y nueve años, apenas ocho días después de recibir el Premio Miguel de Cervantes. Lo conmemoramos con este ensayo.

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La fusión con Elca, su espacio vital

La vida de Francisco Brines (Oliva, Valencia, 1932-Gandía, Valencia, 2021) concluyó en el Hospital Comarcal Francesc De Borja días después de que su ser se fundiera eternamente con Elca, un naranjal a las afueras de Oliva en Valencia, espacio fundamental en su visión del mundo.

En el ensayo “Realidad y misterio en Palabras a la oscuridad, de Francisco Brines”, José Olivio Jiménez –miembro del Hunter College de The City University of New York– asegura:

Al publicar su primer libro, Las brasas, Francisco Brines nos entregaba una poesía de talante meditativo centrada temáticamente, por una rara y precoz sabiduría propia de la juventud, en la anticipación de ese estadio último de vida anterior a la muerte, muerte ya misma que es la vejez del espíritu. Una y repetida era la experiencia poetizada en todos aquellos poemas: la pesadumbre de la soledad, el humano cansancio, el desaliento que procede de mirar y sentir la existencia como tejida sólo con los hilos engañosos del tiempo. Eran todas situaciones afines en una común sensación de acabamiento: rescoldo, brasas de un fuego ya desvanecido, la vida; y de ahí el título. En la coherencia y unidad de aquel libro parecía el poeta habernos querido dar, como en síntesis, la clave íntima de su visión del mundo, de naturaleza temporalista y elegíaca. Y en esa visión, sus dos más característicos elementos eran la actitud de contemplación y el estado anímico de serenidad que regían su manera de ver y expresar el hecho del vivir, entendido tal hecho estrictamente en términos de realidad fluyente, huidiza.

Francisco Brines murió el jueves 20 de mayo, a los ochenta y nueve años, ocho días después de recibir el Premio Miguel de Cervantes, entregado por los reyes Felipe VI y Letizia.

 

El conjunto de la obra: “Como si nada hubiera sucedido”

El concepto de la nada se introduce en la poesía, en los versos del propio Brines evocados por el periodista Ferrán Bono: “Como si nada hubiera sucedido./ Es ése mi resumen/ y está en él mi epitafio.” Pero al final resulta imposible desprenderse de una producción poética como la del escritor valenciano. Escribí previamente que para José Andújar Almansa, catedrático de la Universidad de Granada, “la recopilación Ensayo de una despedida. Poesía completa (1960-1997)de Brines –libro de seiscientas páginas publicado por Tusquets– resulta una ‘biografía poética’.” El volumen contiene Las brasas (1960), Palabras a la oscuridad (1966), Aún no (1971), Insistencias en Luzbel (1977), El otoño de las rosas (1986) y La última costa (1995). Con autonomía de estos títulos, dijo Andújar Almansa, Brines publicó en 1965 un cuaderno con dos poemas de asunto histórico, El santo inocente, que tras la inclusión de un tercer texto se denominó Materia narrativa inexacta, integrándose dentro de las recopilaciones de su poesía desde 1974. En 1985 apareció Poemas excluidos, un grupo de composiciones que, como su título indica, no habían sido recopiladas.

 

El no-ser en la poética de Brines

Judith Nantell escribió que Francisco Brines “se concentra en el problema del ser y plantea la cuestión fundamental del sentido del mismo”. En la revista Quimera se lee sobre Brines: “la conciencia de la muerte, el yo poético se siente parte de un destino que comparte con todo ser humano”. El sueño roto de la vida. Ensayo sobre la poesía de Francisco Brines, de Francisco José Martín, incluye vasos comunicantes entre la poesía del escritor valenciano y lo referido por Heidegger en Ser y tiempo. José Luis Gómez Toré colige: “La niebla, símbolo aquí más propio de la nada que del misterio, impone además una de las múltiples paradojas del no-ser.” Son ecos de filosofía en una poética que acompaña a la Muerte.

Ramón Pérez Parejo recuerda que Brines recurre a la imagen del fantasma para ilustrar metafóricamente la memoria. José David Pujante ahonda en la reflexión sobre el sentido del vivir en el trabajo de Brines: “Lo opuesto a cuanto existe, a cuanto puede ser pensado, es la nada. La nada es el objeto de esta poesía.” Julian Palley caracteriza así el libro La voz a ti debida, de Pedro Salinas, emparentándolo con la obra de Brines: “es la victoria del amor –del ser– sobre la nada, el no-ser”.

Un pasaje incluido en la antología de la obra de Francisco Brines que realizó Vicente Gallego condensa la perspectiva del poeta: “nuestra existencia temporal cobra un inusitado valor, es lo único que tenemos, más que eso, es sencillamente lo que somos, pues lo que nos espera es el no-ser”. Entonces una de las claves de la poesía de Brines es el no-ser como último destino, la nada incomprensible. La tristeza de Elca es inherente a la obra. El naranjal a las afueras de Oliva en Valencia cobra un nuevo significado a través de la ausencia.


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