Artes visuales

- Germaine Gómez Haro | [email protected] - Sunday, 18 Jul 2021 07:58 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
La fundación Mary Street Jenkins: pionera de la beneficencia social en México (II y última)

 

En la entrega pasada (4/VII/2021) se hizo un breve recorrido por la historia de la Fundación Mary Street Jenkins (FMSJ), que ha jugado un papel preponderante en la beneficencia social en nuestro país. En el impulso a la educación destaca la creación de numerosas escuelas rurales y universidades privadas y autónomas en diversos estados de la República. En 1966 se donó el terreno de 100ha y la edificación de la Ciudad Universitaria de Puebla (hoy CU BUAP), en 1970 se inauguró la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP) que ha recibido el apoyo incondicional de la Fundación y, por sexto año consecutivo, recibió el reconocimiento como la mejor universidad privada de México. Esta magna institución se encuentra hoy en el ojo del huracán a raíz de que en días pasados sus instalaciones fueron tomadas con el uso de la fuerza pública armada, hecho que ha sido ampliamente reprobado por propios y extraños. Se suman los apoyos de la FMSJ a la Universidad Popular Autónoma de Puebla (UPAEP), la Universidad Anáhuac, la Universidad La Salle; el Colegio Americano de la Ciudad de Puebla que ha sido desde su creación un proyecto personalísimo de la familia Jenkins y, asimismo, el apoyo al Colegio Americano de Guadalajara y al de Ciudad de México. Los Clubes Alpha atienden hoy en día a más de 18 mil deportistas fomentando la práctica del deporte como medio de restitución del tejido social. En el sector salud, su presencia ha sido determinante en instituciones como la Cruz Roja Mexicana, el Instituto Nacional de Cardiología, el Instituto Nacional de Nutrición, entre otros centros de salud regionales. Durante la pandemia de Covid-19 la Fundación ha apoyado a la Cruz Roja Mexicana y al Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) para fortalecer la capacidad de atención a miles de pacientes, el hospedaje y alimentación a personal médico y a grupos severamente afectados por la pandemia. Cabe señalar también el programa de abastecimiento de agua potable en zonas marginadas del estado de Puebla que se ha llevado a cabo por décadas.

En el sector cultural la participación de la FMSJ también ha sido sobresaliente. En 1944 Guillermo O. Jenkins fue el primero en apoyar al arqueólogo Alfonso Caso en las exploraciones en Monte Albán, Oaxaca; prevalece un extenso catálogo de las obras de restauración y reconstrucción del patrimonio histórico y artístico en Ciudad de México y Puebla, gracias a lo cual en 1987 la capital angelopolitana recibió la preciada distinción de Ciudad Patrimonio de la Humanidad. En el tema del arte contemporáneo, la Capilla del Arte de la UDLAP ubicada en el emblemático Edificio Jenkins en el Centro Histórico poblano, uno de los más bellos ejemplos de arquitectura industrial ecléctica en nuestro país, se ha convertido en un referente con su programa de exhibiciones de primer nivel. La beca Jenkins-Del Toro se creó en alianza con el afamado director de cine Guillermo del Toro para fomentar el desarrollo del arte cinematográfico. Y para concluir, el monumental apoyo al Museo del Palacio de Bellas Artes para la realización del proyecto editorial más ambicioso que ha tenido un museo mexicano. En charla sostenida con el director de la institución, Miguel Fernández Félix, expresó la generosidad sin límites de la Fundación y destacó su “trato impecable, profesional y respetuoso, sin pedir nada a cambio ni marcar ningún tipo de línea” para la edición de más de cuarenta publicaciones que se han convertido en material de consulta imprescindible para los investigadores y la memoria de las magníficas exposiciones.

En esta columna en dos partes apenas se esbozó a vista de pájaro el invaluable compromiso de la Fundación Jenkins a favor de nuestro país, encomiable labor que continúa contra viento y marea, al margen de las acusaciones infundadas y campañas de desprestigio que han proliferado. Viene al caso la famosa frase que, al parecer, nunca dijo Don Quijote pero que resulta aquí sagaz y oportuna: “Ladran, Sancho, señal que cabalgamos.” Que los perros sigan aullando… Confío en que el respeto a la legalidad y el estado de derecho concederán una larga vida a la Fundación Jenkins.

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