Cinexcusas

- Luis Tovar | @luistovars - Sunday, 01 Aug 2021 01:23 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
Entre 'millenials' te veas

 

También se da en llamarle Generación Y, pero millenial es el término con el que más frecuentemente se quiere agrupar a los nacidos entre 1980 y 2000, aunque hay quienes reducen hasta ocho años, de 1984 a 1996. No paran ahí las imprecisiones, mucho más acusadas cuando se trata de aclarar qué define a dicha generación. Sumando lo que dicen William Strauss y Neil Howe –acuñadores de la palabreja–, Jean Twenge, Elwood Carlson y algunos otros, la generación millenial es “especial, protegida, segura, orientada al trabajo en equipo, convencional, presionada y exitosa”, poseen un alto grado de “confianza y tolerancia” pero, sobre todo, se caracterizan por un narcisismo exacerbado. Quizá la mejor descripción es la de Fred Bonner, catedrático estadunidense para quien el término sólo aplica si se habla de “adolescentes blancos y acaudalados”.

La etiqueta fue adoptada de inmediato por una sociedad tan colonizada culturalmente como la mexicana, soslayando que apenas un mísero puñado de la población nacional es blanca y acaudalada, por un acto reflejo imitativo que lleva décadas agringando todo lo que encuentra a su paso –gustos musicales y cinematográficos, vestimenta, aspiraciones profesionales, económicas y hasta vitales. En el fondo, lo único que la mayoría de jóvenes connacionales muestra en su afán de sentirse millenials son el convencionalismo y el narcisismo; peor aún, no son siquiera defectos nativos, sino importados.

Millenials Región 4

Lo anterior viene a cuento a propósito de Fondeados (México, 2021), ópera prima de Marcos Bucay a partir de un guión de su autoría. El filme narra, en clave ligera y se supone que de comedia, cómo un par de pretendidos millenials, treintones que estudiaron mercadotecnia, quieren “romperla” con algún proyecto que les dé celebridad y dinero. Bucay recurre a un paralelismo entre las personalidades de sus protagonistas, uno más superficial y encandilado por la búsqueda del “éxito” que el otro, pero en el fondo lo mismo, y lo conduce hasta un antagonismo que, de tan demorado en el desarrollo de la trama, desemboca en una falsedad que confirma el desenlace, tan edulcorado y descafeinado como el de cualquier comedia ligera estándar. A contrapelo de lo que el guionista y director ha sostenido, Fondeados no ofrece la menor novedad temática, de tratamiento ni de intención: dos adultos jóvenes deseosos de alcanzar el éxito a la gringa, angustiados por no lograrlo, emproblemados en el proceso de su obtención y finalmente felices por tenerlo, de ninguna manera califica como innovador; menos, si se atiende a elementos como el desempeño actoral, que va de la mediocridad a la franca ineficiencia, un diseño de producción que sería desopilante si la intención hubiera sido provocar risa y no empatía, pero sobre todo la construcción de personajes, aspecto que representa la primera y más notoria de las muchas oportunidades que Fondeados desperdicia, pues en su afán por contar otra-historia-light-del-montón, con rúbrica feliz al final de una trama que se cae de tanta superficialidad, echa por la borda la ocasión de mirar al menos con una mínima postura crítica el traslado a la realidad nacional de los gustos, las actitudes, las posturas, los deseos, el modo de hablar –invadido de anglicismos en cada frase que se suelta–, e inclusive los empleos que tienen, los sitios que frecuentan y el trato que entre ellos suelen darse.

Quitado el conflicto, mínimo y endeble, en Fondeados queda el retrato más o menos fiel de cómo se es millenial en una sociedad inhóspita para la práctica de ese neonarcisismo egoísta; el problema consiste en que la película no se plantea el cometido de echar una ojeada cuando menos imparcial al pequeño segmento de nuestra sociedad que responde a ese término de implantación forzada, sino que busca –ha de suponerse que inconscientemente– su ponderación, al entenderlo como algo consustancial a la época y, por lo tanto, no sólo inevitable sino bueno.

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