Henry Fuseli en el templo de la muerte

- Alejandro García Abreu - Sunday, 19 Sep 2021 07:59 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
En 2021 se conmemoran 280 años del nacimiento de Henry Fuseli (Zúrich, 1741-Putney, Londres, 1825), autor de extraordinarios lienzos teñidos por fenómenos extraordinarios. En este ensayo se evoca una de sus obras maestras: 'La pesadilla' (1781) y a la vez se recuerda que fue un asiduo lector de los clásicos.

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Mi alma no perderá nunca el calor de la eterna juventud.

Henry Fuseli

Fuerzas ignotas

Los curadores del Detroit Institute of Arts –recinto que alberga el cuadro La pesadilla (1781, óleo sobre lienzo, 121×147.3 cm) de Henry Fuseli (Zúrich, 1741-Putney, Londres, 1825) afirmaron: “Evoca una imagen aterradora llena de misterio y pánico, pero con una familiaridad vaga e inquietante. Sugiere cómo se siente la mujer en las garras de una pesadilla demoníaca, no lo que ve.” Se trata de un documento artístico atemporal.

Conocido como Henry Fuseli, su nombre fue Johann Heinrich Füssli. El análisis psicológico revela que vivió en un espacio de intimidad intelectual y ahondó en el desamparo. En muchos momentos parece que trata el mundo contemporáneo. Teñidos por fenómenos extraordinarios, sus personajes son regidos por fuerzas ignotas. El magnífico cuadro es una exploración de las conexiones entre arte y literatura y constituye un recordatorio de la fragilidad de la existencia. Mantuvo una ambigua relación con su quehacer artístico y literario: apeló a la nostalgia del esplendor perdido –empapado de civilización y añoranza de un mundo clásico– y abrió paso a la oscuridad.

Huracán y tempestad

En el catálogo Fantastic Art, Dada, Surrealism, publicado en 1936 por The Museum of Modern Art de Nueva York, se narra que Henry Fuseli fue pintor, filósofo, teólogo, escritor, artista gráfico y profesor de teoría y práctica del arte suizo. Estudió filosofía en Berlín en 1763. Se trasladó a Inglaterra en 1764 y se convirtió en amigo de Sir Joshua Reynolds y de William Blake. Tradujo a Johann Joachim Winckelmann –arqueólogo e historiador del arte alemán– y a Jean-Jacques Rousseau al inglés. Recorrió Italia entre 1769 y 1775. Realizó series de pinturas históricas e ilustraciones literarias, con temas de Shakespeare, Homero, Esquilo, Plutarco, Virgilio, Dante, Boccaccio, la Biblia y las sagas nórdicas. Fue elegido miembro de la Real Academia en 1790, donde se convirtió en profesor de pintura en 1799.

El especialista italiano en arte y literatura Mario Praz recordó en El pacto con la serpiente. Paralipómenos de “La carne, la muerte y el diablo en la literatura romántica”:

Lavater escribía a Herder: “En Roma Fuseli es una de las mayores fantasías. Es extremado en todo; siempre un artista original; pintor de Shakespeare […] un día os mandaré sus cartas, que son puro huracán y tempestad […] Lo desprecia todo y a todos […] Su espíritu no conoce límites […] Su mirada es un relámpago, su palabra un trueno; sus alfilerazos son muerte, su venganza infierno.

Praz aseveró: Fuseli dijo que “una de las regiones más inexploradas del arte es la de los sueños”. Fue aclamado como el pintor de los sueños y del inconsciente, y “las generaciones nutridas de Freud cayeron sobre él.” Hubo una reproducción del cuadro colgada en el apartamento de Sigmund Freud en Viena, en la década de 1920. Concluye Mario Praz: “En la confluencia de los dos ríos, entre clasicismo y romanticismo, nace un extraño juego de olas: se llaman Fuseli, Blake.”

El apogeo literario

En The Life and Writings of Henry Fuseli (Sagwan Press, Londres, 2015, volumen I) [La vida y los escritos de Henry Fuseli] John Knowles –biógrafo y estudioso de la obra– escribió:

El conocimiento de Fuseli de la literatura inglesa fue muy extenso; pocos hombres entendieron mejor las obras de Chaucer, Spenser, Shakespeare, Milton y Dryden. […] A pesar de la predilección que Fuseli tenía por los antiguos, en particular por Homero, consideraba que los tres primeros actos de Hamlet y el segundo libro de Paraíso perdido eran los vuelos más altos del genio humano. […] “Inglaterra”, dijo una vez, “sólo ha producido tres poetas genuinos: Shakespeare, Milton y Dryden.

La pérdida gradual de la vida

La desazón insondable que se apodera de Fuseli habla de la decadencia. Como François-René de Chateaubriand en Memorias de ultratumba, Fuseli habita “un templo de la muerte erigido a la luz de [sus] recuerdos.” En su búsqueda y consolidación de los temas recurrentes, Fuseli exploró el lado más oscuro del ser y contempló el paisaje de la soledad. “La muerte –dijo– no es nada; son el dolor y la debilidad del cuerpo bajo una enfermedad persistente, que a menudo precede a la muerte, lo que temo; porque, en este momento de la vida, puedo mirar hacia delante, pero sólo un día a su vez, y eso pasa rápido.” La pérdida paulatina de la vida generó un miedo sin tregua. Su obra resultó un tributo al claroscuro. Sufrió una condena artística que implicó una reflexión sobre la muerte, el dolor y la angustia.

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