La otra escena

- Miguel Ángel Quemain - Sunday, 19 Sep 2021 07:44 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
"Los habladores": David Olguín en el Teatro Helénico

 

Los habladores, escrita y dirigida por David Olguín, iluminada por Gabriel Pascal y con vestuario de Laura Martínez Rosas, llega al Teatro Helénico a una pequeña temporada que inició en El Milagro, en un esfuerzo contundente y fecundo para revitalizar el teatro que se mueve en los márgenes contradictorios de incomprensión y apoyo de quienes regulan la política sanitaria en la CDMX y el teatro presencial, de acuerdo con el semáforo epidemiológico.

En este programa estarán presentes Laura Almela, José Carriedo, Manuel Domínguez, Sofía Gabriel Luna, Alejandrina Hergon, David Hevia, Diego Jáuregui, Daphne Keller, Valeria Navarro, Silverio Palacios, Mauricio Pimentel, Natalia Solián, Georgina Tábora, Bertha Vega, Mariana Villegas, Rosario Zúñiga y Sergio Zurita. Es una selección muy interesante por los grados de dificultad que implican los textos a interpretar, donde se ha privilegiado la diversidad actoral y textual. En los veintitrés monólogos hay actores que en la temporada anterior intrepretaron dos, como Laura Almela y Diego Jáuregui. Forman parte de poco más de una veintena de actores que integraron este proyecto literario y escénico, divididos en cuatro programas de manera híbrida, presencial y en streaming, para mantener el teatro vivo y a una serie de “animales teatrales” que no pueden desobedecer su naturaleza y dejar de actuar, que es también dejar de trabajar.

La selección que se presenta en el Teatro Helénico es muy rica, pero por ningún motivo hay que perderse la oportunidad de ver el conjunto completo de los veintitrés monólogos porque representa un gran fresco actoral y generacional, heterodoxo, muy diverso en cuanto a su formación, así como a su manera de modelar al personaje, a los flujos de conciencia monologal, a las incandescencias verbales que propone Olguín para que discurran en el flujo emocional que conduce el actor.

El conjunto que navega con Olguín es sobresaliente porque está integrado por actores que escriben, dirigen, enseñan, traducen y aceptan el desafío de matizar una prosa de alta densidad, de un poder abstracto y poético que fluye en el río de la expresión idiomática, sea popular o simplemente idiosincrásica.

Las rutas de la literatura que van de la narrativa al teatro, representadas por narradores poderosos que son dramaturgos frágiles o endebles, aquí se rompen de manera admirable por un escucha fino y un narrador con una imaginación verbal, que traza la dirección contraria al proponer su periplo ahora de la literatura al teatro, en el rigor que permite a director y actor asumir un texto que admite la materia prosística para trasladarla a la dramaturgia y a una interpretación escénica.

Para el actor es claro: un texto con las densidades que propone Olguín (editado hace tres lustros por Ficticia y ahora reeditado y aumentado en una amorosa y virtuosa artesanía por Juan David Olguín Almela, bajo el sello de Pandemia Teatro Libros) tiene que ser leído en una dimensión siempre alegórica e interpretado desde territorios de la corporalidad totalmente dirigidos por la experiencia escénica acumulada, y una dirección que coloca pausas, respiraciones, meditaciones y formas de concentración donde el actor está instalado en la experiencia que algunos llaman autohipnótica.

Quienes disfrutan la brevedad de Raymond Carver, Augusto Monterroso, Felipe Garrido o Rogelio Guedea, se sorprenderán con este mundo que Olguín ha creado y hace llegar con una hondura distinta en el conjunto de monólogos que presentó en esta misma ola creadora bajo el nombre de 1521: la caída, veintidós textos prácticamente con el mismo elenco, a propósito de los quinientos años de la caída de Tenochtitlán, que van de 1519 a 1521, también con el trabajo plástico de Gabriel Pascal y Laura Martínez.

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