




Lecturas de un filósofo comprometido
Una filosofía comprometida surge de una realidad que, además que la condiciona, busca su verdad desde una denuncia de las injusticias históricas a partir de una historización de las ideologías neo-coloniales/-liberales/-conservadores. Denuncia que sufre toda persona en situaciones de opresión histórica y represión cotidiana. La obra del filósofo y teólogo Ignacio Ellacuría (1930-1989), en nuestra lectura, puede situarse como una filosofía comprometida cuando, a propósito de su maestro Xavier Zubiri, afirmara en 1970 que “no es la filosofía obra del filósofo, sino el filósofo obra de la filosofía, en el sentido más general de que no somos nosotros los que poseemos la verdad, sino de que nosotros somos los poseídos por la verdad, cuando ha anidado en nosotros”.
Por ello, la memoria del sufrimiento de las víctimas se denota como el fundamento de toda crítica y denuncia que, en Ignacio Ellacuría, tomó una expresión fundamental en su vida militante que, parafraseando al poeta cubano José Martí en su célebre poema de 1894, echó su suerte con los pobres de esta tierra. Militancia popular que se denota y expone a lo largo de toda su obra (filosófica, teológica, política y educativa), puesta en balance en una conmemorativa y reciente obra colectiva, titulada Ignacio Ellacuría 30 años después.
El libro, coordinado por dos especialistas en la obra del filósofo español, Juan José Tamayo y Héctor Samour, recorre su obra a través de cuatro ejes: desde el horizonte filosófico ellacuriano y su actualidad (eje 1); los retos de la liberación desde la descolonización a partir de una crítica de las ideologías (eje 2); la poliética, los derechos humanos y la universidad como temas ellacurianos (eje 3) y un balance del pensamiento del teólogo español en el seno de la coyontura latinioamericana actual (eje 4).
Tales ejes invitan a los lectores a explorar la riqueza del pensamiento ellacuriano, así como a profundizar en aspectos tanto clásicos como asumidos por el propio filósofo jesuita. Aspectos que resaltan la importancia de la dimensión antropológica, ética y política que al pensamiento de Ellacuría le permitió plantear un proyecto circunstanciado de liberación. Proyecto que hoy se debate y dialoga académicamente como un pensamiento decolonial (aún en ciernes), retomando los añejos debates sobre los retos de una vida pública colectiva, común y digna, donde instituciones educativas como las universidades tienen particular importancia, en el caso latinoamericano, con vistas a una integración regional aún pendiente y necesaria.
De este modo, la obra nos permite no solamente un balance sobre el pensamiento prolífico de Ellacuría, sino también actualizar su lectura a tres décadas de su ausencia. Rememoración necesaria que hoy hacemos de su vida a partir de una obra tan prolífica, profunda, erudita y sobre todo comprometida con su realidad histórica.
Ignacio Ellacuría 30 años después es, no solamente una obra de homenaje conmemorativo, sino también un diálogo diverso y plural que busca una rememoración crítica de su obra. Diálogo que busca un balance crítico de su pensamiento para seguir filosofando con cabeza propia y desde las víctimas como lugar de utopía, verdad, compromiso y liberación de la humanidad toda. Pues sólo desde allí entendemos que “el filósofo es obra de la filosofía”, en tanto producto de su tiempo y productor militante de su utopía de liberación humana como posibilidad real.