Artes visuales

- Germaine Gómez Haro | [email protected] - Saturday, 12 Feb 2022 22:56 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
Pedro Coronel: un creador volcánico

 

El Museo del Palacio de Bellas Artes celebra el centenario del natalicio del pintor zacatecano Pedro Coronel (1921-1985) con la exposición Pedro Coronel. 100 años, una ruta infinita integrada por cuarenta y dos pinturas y una escultura. Sin ser una muestra exhaustiva, la selección de obras de las diferentes etapas creativas del artista ofrece al público un amplio panorama de la importante trayectoria de un creador que dejó su impronta muy personal en el arte mexicano de la segunda mitad del siglo XX, dentro de lo que se conoce como la generación de la Ruptura. La curaduría de Martín Coronel –hijo del artista– e Iñaki Herranz se enfoca en mostrar la evolución del pintor desde sus inicios hasta alcanzar el lenguaje propio y plenamente reconocible que lo distinguió. El quehacer artístico de Pedro Coronel fue una búsqueda incesante en el campo de la forma y el color a través de una infinidad de experimentaciones técnicas y conceptuales.

Pedro Coronel llegó a Ciudad de México en 1939 a los dieciocho años de edad. Se integra a la Escuela Libre de Talla Directa donde comienza su formación con los maestros Santos Balmori y Manuel Rodríguez Lozano, y los escultores Francisco Zúñiga y Juan Cruz Reyes. Poco después esta institución se convertirá en la Escuela de Pintura, Escultura y Grabado conocida como La Esmeralda. Ahí conoce a Diego Rivera, quien gestiona el apoyo de la sep para que Coronel viaje a Europa en 1947 y se instale en París, experiencia que será determinante en la gestación de su universo pictórico. La exposición da comienzo con sus pinturas tempranas, en las que vemos claramente la influencia de sus maestros académicos y pintores relevantes de la época, como Carlos Orozco Romero, Roberto Montenegro, Agustín Lazo e inclusive el Tamayo de los años treinta. La figura humana es el elemento predominante de sus composiciones imbuidas en atmósferas un tanto sombrías y de esencia enigmática. No es sino hasta finales de la década de los cincuenta cuando Coronel da un salto al vacío y su pintura comienza a explorar nuevos territorios en los que se palpa la huella de Paul Klee, que fue una fuente de inspiración fundamental en sus inicios, y la presencia de la escuela de París y las vanguardias históricas. También empiezan a aparecer elementos provenientes de la estética precolombina, como los cráneos, la serpiente, la guacamaya, el águila, en escenas alusivas a las guerras floridas y a la Conquista en fusión con motivos arquetípicos de la cultura universal. Su paleta inaugura una libertad absoluta en el empleo de colores encendidos y contrastantes, y comienza la búsqueda incesante de las más finas y variadas texturas. En 1959 gana el primer lugar en el Primer Salón Nacional de Pintura (INBA) con la soberbia obra titulada La lucha, lienzo de gran formato y fuerza plástica en el que su lenguaje personal ya está definido. A lo largo de la muestra se hace patente la alternancia de su colorido vibrante con una paleta sombría, así como el continuo vaivén entre la figuración abstracta y la abstracción radical en sus distintas épocas creativas.

Se hubiese agradecido la presencia de su producción escultórica, que es tan relevante como su pintura. Se incluye una sola pieza de pequeño formato, una elegante cabeza estilizada que remite al sintetismo de formas de Modigliani y Brancusi, a su vez inspirados en las máscaras africanas. La muestra concluye con la presentación de un video sobre la extraordinaria colección de arte universal que reunió a lo largo de su vida y que generosamente donó a su ciudad natal, donde se conserva en el Museo El Universo de Pedro Coronel.

La pintura de Pedro Coronel está marcada por una fuerza telúrica que hace vibrar al espectador. Son explosiones de formas y colores tan vehementes como la propia personalidad del creador. Un artista que no conoció el miedo a expresar sus pasiones con la furia de un volcán en constante erupción. Un hombre-volcán, una pintura volcán.

 

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