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Música subversiva

‘La música. Una historia subversiva’, Ted Gioia, traducción de Mariano Peyrou, Turner Noema, México, 2021.
Guillermo Martínez

 

La historia de la música que ahora nos presenta Ted Gioia es, realmente, la historia de la música en Estados Unidos. ¿Qué quiere decir esto? Que, a mi parecer, es la historia de las distintas músicas que se subsumen tanto formal como realmente a la industria capitalista de la música. Todo esto por medio de un marco occidental que, poco a poco, va regionalizándose en el extenso territorio de Estados Unidos y, entrados en él, se va dirigiendo en regiones particulares para reflexionar sobre algunos aspectos del country, el blues, el jazz, el rap y el pop, entre otros. Por tal motivo, el autor de Canciones de amor (2016) insiste, a lo largo de 575 páginas, en que el origen de la música siempre se encuentra en los estratos marginales de las ciudades modernas actuales. No sólo eso, sino que la música es una fuerza mágica y violenta, pero que pronto se vuelve “aparentemente” sumisa al poder. A pesar de todo esto, la historia de la música de Ted Gioia es una historia crítica que pretende demostrar lo que las demás historias de la música “oficiales” o de gran formato no muestran: el origen mágico, violento y femenino de la práctica musical en Occidente.

El problema fundamental que se presenta en esta investigación es la necesidad, por parte de la historia oficial, de falsear –ya sea por vergüenza o por considerarlos irracionales– algunos elementos fundamentales que dan origen a la música. Gioia se refiere a la sexualidad, la magia y el trance, la curación de enfermedades (recuérdese el caso del músico Estesícoro quien, según Sócrates en el Fedro de Platón, fue castigado con la ceguera por “hablar mal” de Helena y se pudo rectificar por medio de otro canto, recobrando, así, la vista) y el asesinato. Este proceso descrito se inicia con la asimilación de la música por los estratos sociales más altos. Lo que hace Gioia, a fin de cuentas, es describir, en términos actuales, el proceso de subsunción que anteriormente denunció Karl Marx y que en español salió a la luz en el famoso capítulo VI inédito de El capital. El capital libro I capítulo VI (inédito) Resultados del proceso inmediato de producción (1971) y posteriormente en el texto La tecnología del capital. Subsunción formal y subsunción real del proceso de trabajo al proceso de valorización (Extractos del Manuscrito 1861-1863) (2005). Traducidos, el primero por Pedro Scaron en la famosa biblioteca del pensamiento socialista de Siglo XXI Editores, y el segundo, por el filósofo Bolívar Echeverría en la editorial Ítaca. Si la subsunción que realiza el capitalismo consiste en poner bajo su control el proceso o modo de producción que precede al capitalismo, tanto formal como realmente, entonces podemos corroborar que lo que Gioia nos expone en este libro no es más que ese continuo proceso: la música es un modo de producción real preexistente al modo capitalista; sin embargo, el capitalismo subsume (pone bajo su dominio) dicho modo de producción. De ahí que sus elementos fundamentales sean falseados. Me atrevo a realizar estos puentes teóricos con la obra marxiana porque es el mismo Ted Gioia quien pretende analizar la música como se nos presenta hoy en día: como una mercancía compleja. Una mercancía que inicialmente no lo era, pero que se convirtió en tal por medio de esta asimilación o, como diría Marx, subsunción.

¿Qué es lo que hace crítica a esta historia de la música? Son, por lo menos, dos elementos: la forma natural y el valor de uso. Por medio de estos dos elementos podemos entender la historia que teje el profesor de jazz de la Universidad de Standford. Digámoslo de nuevo: Gioia parte de la actual forma mercantil de la música para entender este movimiento constante de subsunción y es desde estos dos elementos constitutivos de la mercancía que podemos entender este volumen. Tanto el valor de uso como la forma natural tenderán a ser elementos de resistencia en este proceso de subsunción del capitalismo. Que Gioia insista en el origen de los instrumentos musicales como instrumentos de caza (el arco, por ejemplo) o que insista en la existencia de una historia natural del sonido previa a su historia social, no es casualidad. Es ahí donde se enclava la forma natural que se encuentra casi invisible por la función o forma social de intercambio que le ofrece la forma mercantil. La brujería, los cantos que sanan el cuerpo y el éxtasis místico inducido por la música dan a entender ese valor de uso, esos usos que se le dan o que ya no se le dan a la práctica musical.

Aunque la investigación que realiza Ted Gioia se nos presenta como un documento de divulgación, hay que tener presente que es una investigación profunda que nos ofrece las fuentes que ha podido rastrear en los más de quince años en los que la elaboró. En este sentido, creo que es importante tratar de tender vínculos teóricos con otras grandes corrientes contemporáneas del pensamiento, con las que roza incluso sin querer. Por ejemplo, y sin tratar de ir más allá, creo que después de su lectura sería enriquecedor releer los trabajos de Silvia Federici sobre el problema de la acumulación capitalista y el origen del patriarcado, pues los estudios de Gioia nos hacen sugerir que si bien el origen de dicho problema no se encuentra en la música, sí es cierto que en ella se pudo anunciar antes de que sucediera. Me parece, para finalizar, que La música. Una historia subversiva, es un texto que compromete al estudio actual de las diversas culturas musicales que han desarrollado una historia de resistencia por medio de los usos alternativos a la forma mercantil en gran parte del territorio latinoamericano.

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